56. Nylo

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"Haz tu maldito trabajo, y así estarás en paz"

Las palabras se repetían en su mente más veces de las que querría. Y aunque por un instante quiso borrar por completo todo, deshacerse de ese peso, fue imposible.

Nylo abrió silenciosamente la puerta trasera de la biblioteca, sabiendo que las luces superiores solo estaban encendidas por ella. Nadie más estaría ahí, pegada a un libro con una sonrisa y chispa especial en los ojos. Porque nadie podía comparar el amor que Amy profesaba por cada libro. Y nadie podría comprender cómo su corazón se había aferrado a ella en unas cuantas semanas.

Soltó un largo suspiro, pegando su frente al marco de la puerta que guiaba hacia el salón principal. Todo estaba sumido en una curiosa oscuridad, donde se lograban ver las cosas, más no detalladamente. No había sonido alguno. Solo el de una página siendo tocada en un corto espacio de tiempo.

Era ella.

Su cuerpo le exigía subir, correr a abrazarla y aspirar su exquisito aroma mientras leía un libro. Volver a besar sus labios y saborear cada trozo de su piel hasta que mil canciones más surgiesen de sus cuerpos. Porque claro, en toda esa tediosa semana solo, le fue imposible no pedir la compañía de la música.

Cada nota que sonó, retocó desde la lejanía un suspiro de Amy. Y cada letra que fue escrita, la admiró a ella en todo ángulo posible; tanto en el exterior como el interior.

No había nada que no le gustase de esa lectora.

No había nada que impidiese que, rápidamente, una sonrisa saliera de sus labios al verla o pensarla.

Entonces, como si se tratara de un llamado o un corto recuerdo de lo que fue el primer día, Nylo sacudió la cabeza al escuchar su voz...

Nunca la medianoche sonó tan bella. 

5 minutos en el cielo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora