39. Nylo

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Oh, él no podía mentir.

Mil pensamientos sucios sacudieron su cuerpo y cabeza al instante, y quizás fue más la alegría de saber que podía sentir eso con Amy lo que provocó que su respiración terminase en el caos, que la mentira que seguía cargando en la espalda.

Sin que nada más se interpusiera entre la noche, tomó su mano, con más fuerza que nunca, y la invitó a salir corriendo hasta el parque. La anciana de siempre yacía bajo un paraguas de playa, leyendo revistas de jardinería, cuando Nylo tenía gotas de lluvia escurriéndose de su frente al mentón. Mechones mojados rebotando ante cada salto y sonrisa.

"Tenemos seis tipos de flores aquí"

Amy sacudió la cabeza. Parecía no estarse creyendo lo que estaba haciendo, pero es que posiblemente en su vida se imaginó estar con un chico a mitad de la noche, corriendo por un parque mientras llovía como nunca.

Y tal vez ese fue otro aliento de alivio para Nylo, porque el saber que estaba cumpliendo una parte de su misión, retocaba su corazón, caricias suaves que lo alentaban y le decían: «Vas poco a poco, lo estás haciendo bien. »

Pero ¿estaba bien lo que hacía? ¿Existían de verdad las mentiras piadosas? Sin embargo, aunque así fuese, Nylo sabía que por más piadosos que se sintieran sus silencios, entre el susurro de la lluvia y la calma en medio de risas, la rubia estaría destruida para el final.

Tan destruida como las cuerdas vocales de Nylo que no dejaron que un solo sonido—sin contar unos pocos que había podido articular con el pasar de los años y mucha terapia—, saliese de su boca tras el trauma vivido.

"Hay nueve tipos de flores, Nylo—corrigió ella, logrando que el pelinegro diese un giro alrededor del farol que bordeaba sus sombras. Danzaban, las gotas de lluvia retocándolos—. La señora de allá, es una de ellas. —Finalmente con su atención en ella, la anciana rio de sí misma, sin darse cuenta que hablaban de su colorido ser—. Tú y yo, somos dos flores más."

Nylo soltó el farol y se acercó a paso lento, las nubes de su aliento cálido elevándose, enroscándose en sus labios como si fuesen los labios de Amy. Cada gota de lluvia recayendo en sus pestañas, tal cual lágrimas que se permitían salir.

"¿Somos flores?"

La rubia dejó que una sonrisa se dibujase en su boca, encogiéndose; por el frío o por la pregunta. Cada hilo de sus sentimientos y pensamientos tensándose.

Puede que nadie no lo notara antes, menos en la escuela cuando Amy buscaba pasar desapercibida en cuanto a cómo se sentía. Pero Nylo... Nylo en poco tiempo trazó su propio hilo con tal de llegar al corazón de Amy, así... creando una conexión que nadie, en mucho tiempo, había obtenido.

"El mundo es un jardín—empezó a explicar ella, frunciendo el ceño, mirando sus manos. Evidentemente aún le faltaba práctica, porque solía confundir ciertos movimientos, pero el solo intento le resultaba demasiado tierno a Nylo, que cuando la corregía, no podía evitar robarle un beso rápido—, y cada persona es una flor.

Al instante, Amy fijó sus ojos en Nylo.

¿Era temor? ¿Expectativa? ¿Sorpresa?

Definir en una sola palabra las expresiones que repasaban sus facciones era todo un enigma, porque había tanto en ese rostro, que bien podía interpretarse de mil modos.

Eso hizo que le gustara más.

Lo complicada que era sin darse cuenta.

Lo bella que se veía con las gotas de lluvia besándole el rostro tal y como él quería hacerlo.

Lo inteligente que era, con todas sus ocurrencias; incluso cada inseguridad que removía su cuerpo y las dudas que crecían en su corazón.

Nylo parpadeó.

Mierda. El flechazo fue directo, rápido e inesperado.

"Vamos...—pidió él, sacudiéndose cada pensamiento—, continúa. Quiero saber más sobre este jardín"

Ella asintió, mordiéndose el labio, la brisa colándose por su cuello en tanto buscaban un asiento cerca de las casitas donde casi siempre realizaban actividades recreativas en la ciudad. Las cúpulas azuladas resaltando pese al grisáceo panorama que los rodeaba, cada flor, diversa y colorida, bañándose en pleno anochecer.

Cada florecilla pareció escucharles también. 


***

HOLIS, de verdad lamento la desaparición, pero otras responsabilidades no me han dejado escribir nadaaaaaaaaaa. Apenas logré escribir algo hace un ratico y bueno, aquí lo tienen. Espero poder organizarme mejor para que puedan leer a estas dos preciosuras. 

Tengan una bella semana. 

Les quiere, Nat. 

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5 minutos en el cielo ✔Where stories live. Discover now