49. Amy

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La noche parecía demasiado larga como para no disfrutar de una buena lectura, aunque ya supiera en final. Y quizás, lo mejor de todo, era la lista de reproducción que Nylo le había dejado, por lo cual no pudo separarse del libro hasta una después que notó que... realmente estaba sola.

Completa y tristemente sola.

Y sí, triste, porque ya sabía cuál era el final del libro y aun así decidió terminarlo con las lágrimas en las mejillas y sus manos aferrándose al personaje literario que había dicho adiós sin siquiera vivir lo suficiente.

¿Cómo podía un libro romperte tanto el corazón? Bueno, tal vez era porque las palabras entre esas páginas tenían más sentido que su vida, aunque no recordara demasiado sobre sus últimos y aburridos días de la semana.

Entonces, se levantó, dándole un vistazo al ático.

Polvo, cajas, mantas y libros por todas partes.

Pero... no. No estaba el chico castaño con ojos soñadores y audífonos azules.

— ¿Nylo? —preguntó, dispuesta a bajar las escaleras.

Bien podía estar abajo con los cascos y no la estaba escuchando. Sus pasos resonaron en la madera en un crujido profundo, haciendo eco por la biblioteca. Dios, parecía una escena de terror. Miró de un lado a otro. Nada.

Amy se propuso a buscarlo, piso por piso, corredor por corredor.

Pero Nylo no estaba.

Algo en su corazón se agitó, haciéndola llevarse la mano al pecho. No supo qué sucedía, hasta que sintió que las lágrimas en sus ojos volvían, pero esta vez no era por un personaje literario, sino por el único chico que de verdad le había gustado en sus diecisiete años de vida.

Nylo no estaba. 

5 minutos en el cielo ✔Où les histoires vivent. Découvrez maintenant