Cap LXXXIV: Un Encuentro Desgarrador

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-No sabía que habrían tantas personas...- Hablaban entre ellas Granger y Lupin.

-No sabía que las de Beauxbatons fueran a venir...- Dijo con cierto tono de preocupación Alice al ver a algunas chicas de su ex-colegio se sentaban en el suelo repleto de almohadas. Ambas chicas, paradas y con muchas de la botanas que el resto había traído, observaban como el resto se acomodaba. Pero la mandíbula de Alice calló al ver a Angelina y Katerina entrando a la par. Estaba frita. Más que las papitas en el pote que sostenía.

<< Ya valí verga >> Las dos reían a lo lejos como si nada estuviera sucediendo, pero no la castaña. Aunque ella le hubiera dicho a George que podía defenderse sola... No podía negar que con ese dúo, bajar la guardia dejaba de ser una opción. 

-Oh... Mierda...- Murmuró Hermione al ver en la dirección en la que Alice se había quedado frisada.- Quieres que les pida que se vayan o--

-No, no está bien. Actitud madura ante todo... Porque somos mujeres muy,-Tastabilló al ver a la francesa largando una carcajada luego de señalar los zapatos de Alice que se encontraban cerca de la entrada. Ella estaba segura que había visto lo desgastados que estaban, ya que eran de los objetos perdidos, y que esa era la razón de su burla. Pero ya no se dejaba intimidar (mas o menos), y su reacción fue terminar la oración con algo de molestia.-Maduras...-

-OIGAN TODAS, ¡ES HORA DE COMENZAR LOS JUEGOS!- Parvati se paró en su cama para llamar la atención de alrededor de quince chicas en la habitación.- ¡Hagan una ronda y pónganse cómodas!- Ginny se sentó junto a una niña llamada Gabrielle, hermana pequeña de la campeona y única mujer del torneo. Según el criterio de Alice ella estaba ahí por orden de su hermana, quien debía estar estudiando para la siguiente prueba. Estaban a un día de la próxima estancia y se rumoreaba que Harry era el único sin un plan. Lupin no había sido capaz de ayudar al elegido con su pista del huevo por todo lo que sucedía en su vida durante ese tiempo, y con la reciente e impactante noticia que su padre le había contado en su conversación, tampoco tendría mucho tiempo en el futuro. 

Flashback:

La castaña llegaba a su clase de Historia de la Magia cuando Minerva chocó con ella.- ¡Oh! Lo lamento tanto querida-. La ayudaba a recoger sus libros, pero Alice no estaba muy convencida por esta acción de la mujer. Usualmente McGonagall los hubiese levantado con su varita colocándolos de nuevo en sus manos, pero esa vez era diferente, cómo si tuviera la necesidad de hacer contacto con las guías de estudio. Con una mirada extrañada y nada más Lupin fue a sentarse.- Buenos días alumnos,- Saludó al resto.- El día de hoy suplantaré al señor Binns, está siendo tratado en la enfermería por un grave caso de meningitis fantasmal, estará de vuelta en breve. Les pido que abran sus libros en la página 16...- Alice obedeció notando que al dar la orden la profesora se había centrado en ella. Se apresuró a buscar la hoja correcta, sabiendo que se encontraría con algo en esta. 

Pero al señalar con su dedo índice en la punta derecha, dónde el número se encontraba, bajó la vista al centro del libro y no vio siquiera un pedacito de pergamino. 

-También necesitarán Las Cicatrices de Salem: Ensayos de los juicios de brujas de 1692 por  Carlos Eduardo para la próxima clase, recuerden que comenzamos con eso este semestre-. En un momento de desesperación porque algo hubiese salido mal con el mensaje, Alice comenzó a estresarse.- NECESITAN traer ese libro, pueden OJEARLO antes si quieren...- Hacía énfasis la mujer intentando llamar la atención de la castaña disimuladamente mientras ordenaba a una tiza* a escribir algunos hechizos en el pizarrón. 

Cuando la barrita de yeso hizo un repentino punto terminando la oración "Abran sus libros." Alice se sobresaltó y entonces salió de su transe ansioso cayendo en cuenta de lo que debía hacer. Miró a la profesora mientras el resto estaba en lo suyo, y esta señaló con su varita a su propio costado, en el lugar de Lupin, ahí estaba su bolso. Algo desesperada la castaña sacó un gran libro bordó (que no estaba ahí antes) y lo apoyó sobre el otro que aún se encontraba abierto. No tardó mucho en darse cuenta de que este estaba marcado por una tira del mismo color que la portada dura. Tirando del señalador llegó a la página 30. Pero... ¡NO HABÍA NADA!

Las Ventajas De Ser Observador [George Weasley]Where stories live. Discover now