Las Ventajas De Ser Observador [George Weasley]

Cap VII: Anaranjado

Atontada por el rápido cambio de dirección del fluido de su sangre Fios se reincorporó y tomando su bolso y maleta fue tras ellos.
  
-Vamos niños-. Apuraba una señora regordeta, de aspecto amigable.- ¡El expreso sale en unos minutos!

-Tranquila Molly, tenemos los autos, todo va a estar bien-. Un hombre parado junto a ella usaba un sombrero verde que resaltaba su pelo naranja. Aunque en verdad no necesitaban prendas verdes para poder diferenciarlos del resto, siete de ellos eran familia. No era de sus deducciones más brillantes pero qué podía esperar de su cerebro revuelto.

Cuando se acercaba, acomodó su suéter verde musgo, y el cuello de la camisa que traía debajo. Se subió los pantalones, pero se olvidó de atar sus cordones. Ya a unos metros de ellos se arrepintió, pero no podía perderse Hogwarts por esa estupidez, y se armó de valor. Además, ya la habían visto, irse hubiera sido irrespetuoso.

-Acércate querida-. La mujer le pidió amable.-¿Primer año en Hogwarts?-

Sin pronunciar una palabra se hizo a entender que lo era. Dos de los pares de zapatos pertenecían a un par de gemelos, que se miraron con caras de cómplice al oír que era nueva. Pero ella aún estaba mareada, no lo notó.

-Mira, nosotros podemos mostrarte cómo cruzar-. Dijo uno intentando ganar su confianza- ¿Listo Fred?

-Listo George-. Apretando las manijas de sus carros tomaron carrera, y sin hacer que ningún muggle levantara la vista atravesaron la pared de ladrillo.

-Impresionante, ¿no?- Solo quedaban los esposos, una niña pelirroja, y uno de sus hermanos con insignia de prefecto que fue quien hizo la pregunta. El resto había cruzado mientras ella se acercaba.

-Bastante-. Con esa respuesta corta se preparó para cruzar.

<<A la una, a las dos y a las... ¡Tres!>>

Corrió, y para su sorpresa, no cerró los ojos. Ahí estaba, las descripciones de sus primos no eran nada comparado con la realidad, el expreso color escarlata sacaba humo, estaba por partir. Detrás de ella cruzaron el resto de los pelirrojos.

-Soy Percy, Percy Weasley, un gusto-. Extendió su mano, era cómo hablar con la reina Isabelle. Pero no quería quedar mal, así que respondió:

-Alice Fios, muchas gracias por la ayuda-. Odiaba su primer nombre, por eso lo evitaba a la hora de presentarse. Giró en torno a la mujer, que también quería saludarla.

-Molly y Arthur Weasley cariño, un placer-. Hizo referencia a su esposo, quien hizo una seña.- Y esta es Ginny-.

Ginny era la que parecía ser la menor, sus ropas remendadas y emparchadas lo decían. No debía tener otras hermanas porque se notaba que la ropa era de hombre originalmente, aunque a ella le quedaba bien. Molly debía tener talento para coser porque para hacer el suéter que traía puesto más femenino se habían agregado unas flores bordadas muy bonitas. Su mente estaba de vuelta.

-Hola-. Estrecharon las manos.

Los gemelos ya se habían subido al tren. Comenzó a sonar el primer silbato, al tercero saldría de la estación. Un poco incómodas, Ginny y Alice dejaron sus maletas con el resto, con excepción de los bolsos que traían el uniforme.

Cuando entraban al tren, la nueva pudo escuchar una discusión.

-Usted no entiende-. Decía un chico de su misma edad sosteniendo una escoba.- Si se rompe, ¡perderé todo un año de quiddich!- Parecía muy serio sobre el tema, y bien chismosa, Alice se quedó en la puerta a escuchar.

-Lo siento niño, reglas son reglas, las escobas no se permiten dentro del compartimento-. El hombre que subía las maletas al tren hablaba entre resoplidos. El segundo silbato sonó. - Tenemos esta conversación todos los años, niño-. El tema parecía irritarlo.

-Y no entiendo porqué debe ser así. El quiddich es mi vida señor, cuando crezca-- Fue interrumpido por el hombre.

-...seré jugador profesional y entraré al mundial de quiddich-. El muchacho castaño se quedó mirándolo cómo si fuera psíquico.- Cómo dije, todos los años-. El hombre puso la última maleta, y extendió la mano para que le diera la escoba. El último silbato sonó. El tren comenzó a moverse y el chico estaba quedándose atrás, Alice no sabía qué hacer, pero hizo algo, y qué bueno que lo hizo...

-¡Saltá! ¡Arriba!- Gritó, ofreciéndole su mano desde la puerta.

El chico miró al hombre, y a la mano de Alice. Sabía lo que iba a hacer.

-No te atrevas Wood-.

Pero no le hizo caso. Esquivando ágilmente su intento por atraparlo saltó al tren que ya casi entraba en el túnel, la escoba entrando con él. Fue una situación confusa, pero ambos terminaron dentro, cerrando la puerta segundos antes de que el túnel la sacara volando.

Nota del autor:

Amo esta parte 💖

Ahora está comenzando a tomar forma la historia, si leen hasta acá van a ver que se pone interesante.

El capítulo II es aburrido pero tiene información que van a necesitar después por lo que es necesario que lo lean.

Saludoss!! ☀☀