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Sana comenzó a sentir como los rayos de luz se colaban por las ventanas del living del departamento de Momo. Uno de esos rayos apuntaba directamente sobre sus ojos, simplemente fue cuestión de segundos para que comenzara a abrir sur orbes uno por uno. Aun se sentía somnolienta, pero no tanto, para recordar que anoche se había acostado una cama y junto a Momo. En cuestión de segundo se sentó en el sofá, se iba a parar, pero entonces millones de recuerdos comenzaron a bombardearla, uno por uno se metía en lo más profundo de su cerebro y la pelirroja comenzó a sentir una presión tanto en su pecho como en su cabeza.

-¿Qué es esto? – susurró mientras el recuerdo de Momo besándola hace millones de años atrás la embargaba – esto... es... - entonces lo recordó, recordó las palabras que le había dicho Momo cuando le explicó lo que iba a pasar cuando ella desapareciera. Sana no lo pensó dos veces y corrió hacia el segundo piso rezando para que la bestia estuviese acostada en ella esperándola, pero no. Cuando Sana abrió la puerta se encontró con todo desordenado. La noche anterior habían tenido sexo y se habían dicho cosas hermosas. Se sentía un recuerdo tan vivo, tan único, pero que sólo podía disfrutar ella - ¿Momo? – gritó la estudiante de derecho con la esperanza de que alguien respondiera - ¿Estás en el baño? – Sana abrió la puerta del baño para encontrarlo vació - ¿Momo? – volvió a gritar desesperada, está vez, las lágrimas comenzaron a recorrer sus ambas mejillas – No... por favor... ¡MOMO! – gritó nuevamente mientras comenzaba a quebrar cada adorno u objeto que encontraba por el departamento. Subió y bajó las escaleras corriendo unas veces, hizo añico la cocina y la loza al igual que el resto de los cuartos desocupados que había en el departamento. Sana estaba sufriendo, podía sentir como su pecho se apretaba y quemaba cada vez más al mismo tiempo que su cabeza se seguía llenando de recuerdos.

Volvió a bajar al primer piso, caminó en dirección al bar que tenía Momo, lo abrió y se encontró con la sorpresa de que no había ninguna botella de alcohol en el lugar.

-¡¿Por qué me haces esto?! Ni siquiera sé si puedo lidiar con todas las emociones que estoy sintiendo ¿Y me quitas el alcohol? Lo único que quiero es olvidarte, nunca haberte conocido Momo – Sana cayó arrodillada al suelo – te odio, te odio – las lágrimas ya no recorrían sus mejillas, ahora caían directamente al suelo - ¿Dónde está?, ¿Dónde estás? - Sana se negaba a creer que el amor de su vida haya desaparecido, así como así.

Estaba a punto de acostarse en el suelo para mirar el techo mientras los recuerdos la embargaban por todos lados cuando la puerta sonó. Alguien estaba tocando. Sana se levantó rápidamente y abrió la puerta – Sabía, sabía que no podías dejarme así cómo... - Su amigo Jihyo estaba frente a su puerta con el maquillaje corrido por las lágrimas, los ojos hinchados, la boca seca, su cuerpo temblaba y con una bolsa repleta de botellas de vino que había encontrado en el departamento de Jeongyeon – Jihyo...

-Jeongyeon me dijo que Momo le había pasado esto – Jihyo elevó la bolsa – dijo que tenía miedo de que te intoxicaras con alcohol cuando se tuviese que ir. Yo creo que... que podría tomármelas sola, una por una, pero también sé que lo necesitas más que yo – Sana estaba destrozada emocionalmente - ¿Puedo pasar? No creo que pueda estar en el departamento de Jeongyeon sola, aparte rompí todo – Sana sonrió irónicamente - ¿Por qué sonríes?

-Adelante – Sana abrió la puerta de par en par y Jihyo sonrió al ver el desastre – nos vamos a beber cada maldita botella y llama a Chaeyoung, necesitamos reunión de amigas.

-Sí, ¿Sana?

-Dime.

-¿Has hablado con Nayeon?

-No.

-Ok, llamaré a Chae.

En otro lado de la ciudad, Chaeyoung compartía su cama con Dahyun y Tzuyu. Disfrutaba del calor que emanaba de los cuerpos de sus amantes, era cálido y reconfortante. Estaba a punto de volverse a quedar dormida cuando su celular comenzó a sonar, era Jihyo.

Entre dos MundosWhere stories live. Discover now