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Mina tuvo que pedirle a Nayeon que se fuera antes de lo previsto por culpa de Momo. Su mejor amiga llegó a su casa sin avisarle y de sorpresa. La profesora de danza no tenía buena cara y Mina no entendía que era lo que había ocurrido. Así que bajó con Nayeon y esperó con ella hasta que llegara su taxi, se subiera y se fuera a casa. Se quedó algunos segundos observando el auto en que la pelinegra se había subido y volvió a subir a su departamento.

-¿Por qué no avisaste que vendrías? Creí que habíamos quedado en eso.

-Lo siento – Momo había servido dos vasos de vodka.

-Odio el vodka, lo sabes.

-Tomarás lo mismo que yo y punto – Mina no comprendía el comportamiento de su amiga.

-Es mejor que me expliques que está pasando.

-Jeongyeon apareció en mi departamento.

-¿Qué? No, es mentira.

-Me encantaría decirte que lo es, pero no. Se apareció y me dijo... me dijo que no se iría hasta que cumpliéramos nuestra promesa.

-Lo haremos, solo que está vez nos quedaremos un poco más.

-¿Sabes cual es mi misión? – ambas chicas sabían que no podían compartir misiones.

-No me la puedes decir, está prohibido.

-Tengo que asesinar a Sana, no debo permitir que se suicide. Si lo hace, se quedará vagando por estos lugares toda su maldita vida, así que, la única solución es que alguien más la asesine.

-Ella debe desearlo ¿verdad?

-Sí, ese no es el problema, es obvio que desea estar muerta.

-¿Entonces?, ¿Cuál es el problema?

-No se si pueda asesinarla – Momo no era de las personas que exponían sus sentimientos tan fácilmente, así que esta nueva faceta de su mejor amiga la tenía confundida – no sé que me pasa con ella, no lo entiendo. Creí... creí que ella sería solo mi misión, pero claramente es más que eso – Mina miró a Momo – y Jeongyeon... ella... me dijo que Dahyun era el amor de mi vida. Pensé... pensé que sería mentira, que lo decía sólo para arruinar mi mente, pero entonces recordé lo que sentí la primera vez que la vi en la universidad. Sabía que esa electricidad que recorrió todo mi cuerpo no era normal, pero luego vi a Sana y... y sentí lo mismo.

-Momo.

-¿Por qué?, ¿Por qué me pasa esto?

-Creo que te deberías quedar este fin de semana en mi casa.

-Ni que lo digas, no pienso volver a ese lugar. La maldita se quedará en el mismo edificio.

-Es una psicópata.

-Gracias por dejar que me quede.

-De nada Momo, de nada.

Dahyun había pasado toda su noche de viernes con Chaeyoung en su departamento. La estudiante de literatura se había dedicado a preparar la cena y a beber algunos cocteles que a Dahyun le encantaban. Realmente le encantaba todo lo que Chaeyoung hacía para ella y por ellas. Desde que se diese el tiempo y acomodara sus horarios para verse más, hasta la forma tan sensual que tenía de besarla y hacerle el amor. Chaeyoung la hacía sentir joven y mantenía su libido sexual al máximo. Ella sabía donde besarla, tocarla, como colocarla en la cama y como hacer que tenga los orgasmos más deliciosos de su vida, pero no todo era color de rosa. Especialmente, cuando se dio cuenta que Momo daba clases en su misma universidad. Pensó que jamás volvería a verla, lo cual era tragicómico.

Entre dos MundosWhere stories live. Discover now