Misterio en Castle Combe 1 ✓

Capítulo 28

19 de Marzo, 2019.

Cuando Max se fue a casa yo me acosté en la cama. Miré el techo, realmente estaba cansada, se me empezaban a cerrar los ojos. Pero mi mente no dejaba de ver la escena en la que Blake le pegaba a aquel chico. Recordaba a la perfección como sus músculos se contraían y estiraban cada vez que le iba a dar un golpe al chico. Sus rizos se le pegaban a la cabeza perdiendo su forma.

Mis pensamientos iban de unos a otros por segundos: Dominik, Max, los Sinclair, papá, la granja, mi futuro, mi sueño, los cuervos, pero sobre todo en mi cabeza estaba Blake. Desde la primera vez que lo vi, sentí una conexión que nunca había tenido con nadie. Sus ojos verdes traspasaron los míos quedándose en mi mente. Me quedé durmiendo al poco tiempo, no podía dejar de pensar en todas esas cosas y cerré los ojos.

***

20 de Marzo, 2019.

Golpearon la puerta varias veces, no sabía si era lo que estaba soñando o si estaba pasando de verdad. Abrí los ojos y miré la hora, volvieron a tocar la puerta <<Joder, son las dos de la mañana, ¿quién será?>> Cogí una navaja que tenía en la mesita de noche y la puse en el bolsillo de atrás del pantalón. Me puse las zapatillas de estar en casa y una bata de seda, que me regaló papá en mi último cumpleaños. Encendí las luces y fui rápidamente a la puerta. <<Que no sea nadie que no quiera ver, por favor.>>

—¿Blake? —Abrí la puerta y lo vi, estaba empapado, al parecer había llovido mucho y yo no me había enterado— ¿Qué haces...? —Su cara desprendía tristeza, nunca lo había visto así de mal—. Blake... ¿Qué te pasa?

—No puedo contarte nada... necesito que estés conmigo. Necesito sentir tú compañía.

—Pero...

—Solo te estoy pidiendo que estés conmigo, no te estoy pidiendo hablar. —Vi una lágrima caer.

Cerré la puerta y ambos nos sentamos en el sofá. Se limpiaba con la manga, las lágrimas que caían sobre sus mejillas.

—¿Qué te ha pasado? —repito.

—No puedo contarte nada o te metería en el asunto. Y bastantes cosas pasan ya en tu vida, para que tenga que meterte en otro lío. —Le di un pequeño abrazo.

—¿De verdad no puedes contármelo?

—No...

—¿Es sobre el chico del almacén?

—No quiero contarte nada.

—Pues vas a hacerlo, quieras o no. Quiero saber que te pasa.

—Joder, Lara —Se llevó las manos a su cabeza y revolvió su pelo, quedando muy revuelto—. Mi padre se enteró de que teníamos a ese chico encerrado en el viejo almacén y me dio un ultimátum, si volvía a hacer algo así sin su permiso, me echaría de los cuervos.

—¿Enserio? —Él asintió y volví a abrazarlo.

—Sé que no lo hiciste a mala fe, pero es cierto que se te fue un poco de las manos, deberías pensar algo mejor las cosas antes de hacer algo así.

—No me eches la bronca tú también, Lara. Por favor, olvidémonos del tema, ¿vale?

—Vale, no más broncas. ¿Quieres dormir aquí?

—Vale, dormiré en el sofá, y por cierto siento haberte despertado, no quise hacerlo, pero no supe a dónde ir.

—No te preocupes, podrás llamar a esta puerta cada vez que te haga falta. Y no vas a dormir en el sofá, dormirás conmigo.

—¿Seguro que no te importa?

—En absoluto.

Ambos caminamos hacia la habitación, me quité la bata y la dejé en un perchero.

—¿Qué lado te gusta de la cama? —preguntó él volviéndose a llevar las manos a su pelo y sonriendo.

—En el izquierdo. —Él caminó hacia el otro lado, mientras yo me tapaba con las sábanas. Él hizo lo mismo y nos quedamos mirando hacia el techo.

—Buenas noches, Lara. —Me dio un beso en el pelo y se acomodó. Su gesto fue muy agradable, hacía muchísimo tiempo que nadie me hacía eso.

—Buenas noches. —Me giré hacia mi lado y él hacia el suyo.

Por una vez en la vida, sentí alivio de no dormir sola y sentirme segura. Y sobre todo desde que estaba aquí en la cabaña, dormía con un ojo abierto. Necesitaba estar alerta. Pero por esta noche pienso dormir tranquila.

***

Cuando me desperté sentí el cuerpo de Blake sobre el mío, su brazo rodeaba mi cintura. Me giré un poco para mirarlo y se veía como un angelito. Hoy debía levantarme muy temprano para ir a un pequeño bar, necesitaba ganar dinero tanto para mí como para Odín y Black Rose, debía sacarme las castañas del fuego si no quería ir corriendo a suplicarle a papá que me perdonara. Que no lo haría si no fuera por una razón de vida o muerte.

Por lo que me levanté, me duché y antes de salir de casa le di un último vistazo al moreno de ojos verdes que dormía en mí cama. Tras eso, cerré la puerta y caminé hasta mi destino.