Capítulo 48 ~

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Era una mañana triste. La verdad es que toda esta semana se había sentido melancólica. Era un semana en que todo le recordaba a Taehyung. La verdad es que siempre pensaba en su hermano, pero estos días lo hacía con más tristeza de lo habitual y había sido esta misma semana cuando más había sentido la ausencia de Jungkook y sabía que él probablemente también estuviera pasando unos días difíciles.

No habían hablado por lo que parecía una eternidad. Los días pasaban más lentos, sus manos picaban por llamarlo, pero no lo hacía. Se detenía a pensar y sólo no lo hacía.
Estaba seguro que lo amaba, pero aun no estaba seguro de que fuera correcto que estuvieran juntos. No quería que se transformarán en esas parejas que dependían día y noche del otro, que hicieran todos juntos, que se llamaran a cada instante y que solo cerrarán su mundo a ellos dos.
Y eso era exactamente lo que habían estado haciendo.

- ¿Estas listo cariño? - le preguntó su abuela mientras entraba a la habitación. Seokjin se arreglo un poco la camisa negra que estaba vistiendo y solo asintio.

El auto de su abuelo siempre le había parecido espacioso y cómodo, pero ahora sentía que se asfixiaba entre los asientos traseros. Cuando se estacionaron en la pequeña iglesia su madre ya los estaba esperando vestida pulcramente y caminó hacia Seokjin dándole un apretado abrazo, nadie se sentía particularmente hablador por lo que solo se adentraron en silencio al lugar y ocuparon una de las bancas que estaba en los primeros puestos.

Seokjin se había criado sin tener ningún inclinación religiosa a lo largo de su vida. Por lo que le sorprendió mucho cuando su madre hace dos semanas atrás le contó la idea de tenía.
Quería que todos asistieran una misa en honor al primer año de la muerte de Taehyung. No tuvo corazón para negarse y por eso estaba ahí ahora. Si la solución de su madre para sentirse más cerca de su hijo era acudir a la iglesia y prepararle una misa en su honor, Seokjin no la iba a juzgar el mismo sabía que cada uno superaba el dolor como podía y así le estaba funcionando a ella.

Con el transcurso de los minutos más y más gente iba llegando a la iglesia. Seguramente eran los devotos que veían a escuchar la misa como de costumbre. Vio que su madre le hacía señas a alguien y no pudo evitar mirar hacia la persona que llamaba.

Espero encontrarse con la figura de su padre que sabía que había sido invitado, pero en cambio se encontró con la figura de Jungkook y Yoongi que casi lo arrastraba hacia donde estaban ellos.

Estaba hermoso fue lo primero que pensó y quiso pegarse una cachetada por ser en lo primero que se fijaba, estaba con su pelo un poco más corto que la última vez que lo había visto, estaba usando la ropa más formal que tenía y colgada en su espalda estaba su típica mochila que llevaba a la universidad, probablemente venía de ahí o después de iría para allá.

Ambos chicos hicieron una media reverencia y se acercaron a sentarse donde estaban cuando su madre se lo indicó.
Yoongi quedó a su lado y Jungkook quedó del otro lado de su amigo. El chico casi no lo había mirado y ahora sólo tenía su vista fija en sus zapatos.

Así pasaron varios minutos en silencio, hasta que Yoongi se paró de su asiente cuando le comenzó a sonar el celular. Viendo pararse al más bajito aprovecho de mirar de nuevo a Jungkook y se encontró con que este tambien lo había estado mirando.
Ambos corrieron la mirada algo avergonzados y siguieron mirando el piso que parecía muy interesante.

Yoongi no volvió hasta la que misa que llevaba los primeros minutos de comenzada y cuando lo hizo empujó a Jungkook hacia el lugar que había estado ocupando y el se quedó a la orilla sentado ahora.

Jungkook estaba a solo a unos pocos centímetro de distancia suyo. Ambos estaban separados por menos de un brazo de distancia y podía ver en todo su lenguaje corporal lo difícil que estaba siendo para él estar ahí.
No sabía si lo difícil se debía a Taehyung, a la presencia de él mismo ahí a su lado o si todo estaba estaba confabulando para que él chico lo estuviera pasando realmente mal.

Jungkook solo era unos centímetros más bajo que él, pero ahora ahí parado parecía más joven, más pequeño y el corazón de Seokjin no dejaba y no permitía que se quedara sin hacer nada.

Por eso mismo no se permitió pensar mucho y solo acercó su mano a la de Jungkook. Estaba cálida como la recordaba y solo entrelazo sus dedos entre los del menor y este luego de unos segundos susurro un pequeño gracias y le devolvió el agarre.

Así estuvieron gran parte parte del discurso que recitaba casi de memoria el sacerdote con su fuerte y grave voz que parecía retumbar en las paredes del lugar.
La verdad Seokjin no había prestado mucha atención a las palabras del hombre y no encontró en ellas la tranquilidad que este decía que encontrarían, pero no tenía sentido decirle a su madre y abuelos que parecían ser tocados por cada simple oración que salía de la boca del hombre.

Agarrar la mano de Jungkook no fue sólo una sensación de tranquilidad para el menor, también ayudó a Seokjin a sobrellevar bien esos 50 minutos que estuvo en ese lugar.

- ¿Cómo estás? - le susurraba bajito Jungkook aún aferrado a su mano sin intención alguna de soltarlo.

- He tenido días mejores - le respondía acercándose un poco para no hablar tan fuerte - ¿como esta Yeontan? - si bien le preocupaba su perrito sabía que Jungkook nunca le haría daño al animal, pero hablar de Tannie parecia algo más seguro y un tema más fácil de tocar.

- Lo lleve con Hoseok hace unos días, comió alguna basura de la calle... Pero esta bien, mas regalón que nunca comiendo pollito y arroz - le contaba y podía ver el amago de una sonrisa en su cara cuando hablaba del perrito.

- Cuida de nuestro niño... - y quería seguir hablando, pero se dio cuenta que la misa estaba llegando a su final y la gente ya comenzaba a levantarse de sus asientos.

Se soltaron para salir del lugar y una vez que estuvo afuera Jungkook le dedico una gran reverencia a todos, agradeció la invitación para ir almorzar, pero se excuso de no ir ya que tenía clases y se marchó del lugar tan rápido como llegó.
Yoongi a su lado también se despidió y siguió los pasos que su amigo había recorrido hace unos segundos.

Quería correr tras de él, abrazarlo y no soltarlo más. Quería darle tantos besos hasta cansarse, quería que hablaran de Taehyung mientras bebían una cerveza, quería que vieran fotos antiguas y que lloraran juntos hasta cansarse por lo injusta que era la vida a veces, quería muchas cosas más, pero nada de eso se cumplió.

Todo el día había estado acompañado de su madre y de sus abuelos, parecía que temieran dejarlo solo. Ahora que estaba a punto de dormirse se permitió llorar como lo habia estado evitando todo el día.
Se permitió llorar por Taehyung.
Se permitió llorar por la ausencia de su padre durante todo el dia.
Se permitió llorar por Jungkook.
Y cuando lloró por todos los motivos que encontró, se seco las lágrimas que mojaba su rostro y decidió que merecía seguir adelante con su vida.





Life goes on  (Kookjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora