4.- Ella

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Travis

Sabes que estas jodido cuando te pones celoso por un gato.

Y eso es lo que pasa: estoy jodidamente celoso porque Jane esta besando exhaustivamente a Mariano, quien está aburrido en sus brazos, pero tampoco se aleja y solo soporta sus besos con un semblante cansado y aburrido, mirando al vacío como si estuviera harto de tan solo tener que existir, mientras tanto Jane le llena de besos por toda su cabeza y su cara.

Maldito suertudo.

—Te amo, mi dulce, dulce Mariano —dice el amor de mi vida al amor de su vida mientras lo llena de más besos.

En serio odio a ese gato.

Mariano al parecer tuvo suficientes mimos porque empieza a moverse en los brazos de Jane y a hacer sonidos en protesta. Jane lo coloca en el suelo y Mariano se estira antes de caminar perezosamente a quién sabe donde.

Aparte de suertudo, es un mal agradecido.

—Mariano es tan lindo, ¿no te parece? —pregunta.

No le respondo y solo la miro. Jane se sienta a mí lado en la isleta de la cocina, frente a su desayuno de cereal con leche, luciendo dolorosamente hermosa y feliz por mimar a su gato. No puedo apartar mis ojos de ella y tampoco puedo evitar recorrerla con la mirada. Su cabello sigue húmedo por la ducha que tomó esta mañana, cayendo de manera ondulada como una cascada por su espalda y su hombro izquierdo. Lleva un poco de maquillaje como siempre lo hace, de manera muy sutil para ir a clases. Y cuando mis ojos bajan por su cuerpo, recorriendo con mis ojos lo bien que le queda ese uniforme…

La camisa blanca, las medias hasta las rodillas, la falda... ¿por qué le queda tan bien esa falda?

Jane siente mi mirada y levanta su rostro para ver en mi dirección, nuestros ojos se chocan y puedo ver como el sonrojo se esparce por sus adorables mejillas.

Tal vez ella lo quiere ignorar, sé que lo quiere ignorar, pero no puedo olvidar todo lo que pasó a noche, la tensión sexual que se sintió, como sus ojos recorrieron mi cuerpo... como los míos hicieron lo mismo con el suyo.

La tensión sexual se podía sentir a kilómetros y estoy seguro que ella lo sabe. Estoy seguro que igualmente la sintió.

¿Por qué querría escapar al baño si no?

Sé que le afecté, de alguna manera lo hice y me siento orgulloso de mi mismo por hacerlo. Porque esto, lo que pasó a noche, me hizo tomar una decisión grande. Tal vez la decisión más importante que he tomado en mi vida:

Si no lucho por ella ahora, tal vez jamás tenga la oportunidad.

Pero no se como hacerlo, como luchar por ella sin alejarla de mi. Solo se que lo quiero, que la quiero, que quiero que ella esté conmigo.

Nunca había intentado nada con ella, pero anoche al verla  en ropa interior y después usar mi camiseta, junto con esos shorts cortos y ajustados que no dejaban nada a la imaginación, me hizo sentir que debía hacer algo. Su lenguaje corporal, la manera que me miraba con deseo, como se sonrojaba y sus ojos se posaban en ciertas zonas de mi cuerpo, me hicieron sentir que era la luz verde que había estado esperando casi toda mi vida. Así que decidí juntarme a ella, hacerle sentir lo que me hace. Creo que no se dio cuenta, pero no me puedo quitar el pequeño gemido que soltó cuando sintió lo duro que estaba en su trasero. Fue el mejor sonido de todo el puto mundo.

Y esa misma tensión se va construyendo ahora mientras nos miramos fijamente, con mucha intensidad. No puedo evitar sentir felicidad al empezar a entender que tal vez Jane no es tan indiferente a mí como creía. Ahora tal vez puedo empezar a creer que la atraigo de alguna manera.

Mi Mejor Amigo (AD #1) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora