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— ¿ Qué ocurre Mara? — preguntó Katie preocupada — Se que no te interesa lo que hablo pero estas demasiado callada y atenta y eso es aún más raro.

— Me invitaron a una fiesta de cumpleaños, pero no una cualquiera si no la del dueño de mi escuela, el padre de Aaron. Es el próximo fin de semana. — suspiró tomando asiento en el sofá. — No sigas contándome tu romance Hollywoodense no me importa y me tiene harta.

— Pero eres mi única amiga. — hizo pucheros.

— No me llamaría a mi misma así y la cara de perro mojado no funciona conmigo. Te permito venir a mi casa pero si vuelvas a hablar de cómo Simon te llevó al parque de diversiones e hicieron cosas de parejas voy a vomitar y luego te boto de mi casa. Por cierto, no le has dicho al resto dónde vivo cierto? — entrecerró los ojos girando la cabeza hacia Kat como la niña del exorcista.

Pulgarcita rió nerviosa, sí lo había hecho.

— ¡ Katie Moore te voy a matar! — Mara comenzó a tirarle todo lo que está al alcance de su mano.

— No te enojes Mara. No fue mi intención. Se me escapó. — grita la pelinegra escondiéndose detrás del sofá para que ningún proyectil le alcance.

— ¡ Vete con tu novio ahora mismo! Fuera de mi casa!— señaló  la puerta.

Katie salió apresurada. Esto no se le olvidaría tan rápido a su amiga.

Durante la semana Mara no fue capaz de concentrarse en nada, seguía pensando en la fiesta y en el por qué de la invitación. Ya es viernes y la fiesta es mañana en la noche tenía pensado ir a un estilista, no puede ir como quiera. Irán personas muy importantes seguramente.

— ¿ Pensando en la fiesta gatita? — le susurró al oído Donaldson— no te preocupes por eso. Mi padrino es alguien muy agradable, le caerás bien.

Ella se le quedó mirando. Ya sus ojos no se ven tan apagados y esa sonrisa socarrona ha ido desapareciendo y siendo remplazada por una sincera que rara vez le ha visto mostrar. Él ha cambiado, ella también y ni siquiera se había puesto a pensar en que todos los cambios los hizo junto a Donaldson y que desde que le conoce siempre ha estado ahí para ella, algunas veces fastidiando y otras en silencio. A su mente vino lo que le dijo James y sus mejillas se tornaron rojas.

— ¿ Ocurre algo Weinman? — ladeó la cabeza el castaño.

— ¡ Cállate Donaldson!¡¿ Qué no te cansas de acosarme!? Pervertido.

Siguió ella su camino dejando a Trent confundido. Lo está acusando de actuar extraño pero al entender de Trenton Weinman parece que sufrió una abducción por parte de alienígenas. Tal vez Aaron sepa que le pasa. Mejor voy a verle — pensó.

Se abrió paso entre los estudiantes hasta llegar al salón de Aaron por suerte todavía no llegaba el profesor. Al instante en que el moreno lo vio se acercó a la puerta.

— ¿ Sabes qué ocurre con Weinman? Está muy rara. Se repente se queda en blanco y me grita.

— No lo sé Trent. Estos últimos días le ha ido mal en clases y la noto muy distraída pero no me ha dicho nada.

Trenton se encogió de hombros. Tiene el presentimiento de que algo anda mal

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— Ya está lista señorita Weinman. — dijo la estilista girándola frente al espejo.

Se ve hermosa.Compró un vestido azul y rosado pastel largo con cola que cubre los tacones con una pequeña cartera donde guarda el celular y las llaves del coche.

El club de los incomprendidos Where stories live. Discover now