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Simon había dejado a sus hermanos en casa de la señora Jackie . Esa anciana y su hija habían sido de mucha ayuda.

Flashback:

Un adolescente rubio está sentado en el en el uno de los bancos frente a un kinder.

Todos pasaban de largo sin siquiera mirarlo. Una señora  mayor, con el cabello blanco muy corto pasó junto a él . Iba a seguir pero oyó un bebé llorar así que miró al jovencito : está delgado, con ojeras, su cabello dorado cae sobre sus ojos y se puede escuchar como le dice al bebé “ Chhhhh

—¿ Necesitas ayuda?— extendió los brazos para cargar al bebé.

El chico dudo antes de dárselo.

La anciana comenzó a mecerlo a la vez que le habla dulcemente. El pequeño muy parecido al adolescente se durmió.

—¿ Cuál es tu nombre muchacho?

— Simon... Logró calmarlo.— dijo atónito.

— Yo fui madre una vez y se lo frustrante que es no saber que hacer.

Simon no había entendido lo que dijo la señora.

— Mi nombre es Jackelin pero me llaman Jackie. ¿ Dónde está tu novia? Es muy malo dejar a un padre solo con su bebé. Los hombres no entienden como atender a un bebé.

—¡ No es mi hijo!— se apresuró a decir.— Es mi hermano. Estoy esperando a que mi hermana salga de la escuela.

—¿ Que no deberías estar tú también en la escuela?— le reprendió.—¿ Dónde están tus padres?

Simon apartó la vista y una línea recta se formó en sus labios.

Jackie no preguntó más. Se dió cuenta de que era un tema delicado.

Los niños comenzaron a salir y de entre los pequeños una rubita de ojos café salió corriendo moviendo su cabello de un lado a otro y abrazó a Simon.

—¿ Donde está Terrence?— preguntó la niña con sus grandes ojos llenos de brillo en su hermano mayor.

— Está con esa señora.— señaló a Jackie  que tiene en brazos al más pequeño.

Sintió lástima de esos pobres niños.

Con una sonrisa saluda a la niña.—¿ Cuál es tu nombre?

— Sabrina.— respondió la niña caminando hacia ella.

—Sabrina ¿ Quieres ir a mi casa a comer unas galletas de chispas de chocolate?

—¡ Galletas!— dijo emocionada girándose a su hermano.—¿ Puedo hermano?

Simon le regaló una sonrisa y le sacudió el cabello.— Vamos todos juntos brujita.

Es una señora mayor.¿ Qué puede hacernos?— pensó Simon.

Caminaron dos cuadras  hasta llegar  a una hermosa casa de dos plantas con ventanas victorianas pintada de color crema con un jardín delantero perfectamente cuidado.

La señora entró a la casa y subió las escaleras seguido por Simon, abrió una de las  habitaciones : es la de un bebé. Tiene un armario llena de pequeñas ropas hasta el año azules, pañales talco y toallas húmedas en una cesta, lociones para el baño, una mecedora y dos cunas.

— Mi hija una a tener un bebé pero sufrió un aborto y todo se quedó tal y como estaba, a excepción del carrito que lo dejamos en el garaje. Puedes quedarte con todo. Cariño deberías ir a la escuela.— dijo poniendo al bebé en la cuna estilo Moisés.

Simon se sentó en el suelo.— No puedo. No puedo dejar a mis hermanos en casa solos, también tengo que ir a trabajar.

— Estoy dispuesta a ayudarte niño. Claro me pagarás cuidando mi jardín.

Simon tenía que ir al súper mercado más cercano. Le prometió a Jackie que haría sus compras además de las suyas.

Entró al súper e hizo las compras, compró unos dulces de más con la propina  que le dieron en el trabajo.

A las afueras había una muchacha de cabello oscuro con rizos, que se le pareció a Katie. Tenía pensado seguir caminando cuando la muchacha levantó la cabeza; sus sospechas son ciertas.

— Katie¿ Qué te ocurrió?

— Simon.— dijo casi en susurro con rastros de lágrimas en sus ojos. Su mejilla derecha y parte de su ojo están muy hinchados , toda la zona morada y el labio partido.

— No me pasó nada.— respondió intentando ocultar su rostro con su cabello.

Demasiado tarde.

— Ven conmigo.— le extendió la mano dulcemente.

Ella dudosa aceptó la ayuda y lo siguió lentamente debido al dolor en su tobillo. Simon se dio cuenta y la cargó en su espalda con las bolsas colgando de sus hombros.

Le dolían las piernas y la espalda pero no se quejó, Katie necesita su ayuda. Por alguna extraña razón no puede ser indiferente a ella.

Llegó a la puerta de la casa y llamó a gritos a Melany, la hija de Jackelin. Ella vino corriendo a abrir la puerta.

— Sube a Sabri a la habitación de arriba y no dejes que vea a la chica.

La castaña obedeció y llevó a la niña, que estaba en la cocina con el bebé sin permitir que mirara a la puerta. El rubio dejó a su compañera en el sofá y fue por hielo.

Melany bajo las escaleras y fue directamente a buscar el botiquín de primeros auxilios.— Aquí está Simon.

Él sacó un poco de algodón y alcohol y lo aplicó en el labio de Katie que soltó un  gemido debido al ardor de la herida.
—¿ Cómo ocurrió esto?— preguntó el de ojos castaños sin obtener respuestas. —¿ Fue tu novio?¿ Te robaron?¿ Fue tu padre?— Katie dió un respingo llena de temor, Simon suspiró.— Fue él.

— Gracias...por ayudarme.— dijo Katie con lágrimas en los ojos en voz baja.

— No llores. Coge.— le dió la bolsa con hielo.— Esto ayudará pero igual deberías ir a un hospital.

—¡ No, un hospital no! Si voy al hospital llamarán a servicios sociales y me llevarán a una casa de acogida.— empezó a temblar— no quiero ir allí.

Él entiende muy esa sensación. Cuando era pequeño estuvo saltando de casa de acogida a casa de acogida y esos lugares son peores que la jungla. Alguien tan delicada como la chica que tiene en frente no sobreviviría.

Siente la necesidad de protegerla, es como una pequeña flor silvestre entre sus manos pero a la vez sabe que puede destruirla. Ella no debería estar cerca de él, no con el problema que tiene.

El club de los incomprendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora