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James  la llevó a una  heladería y le compró un helado de menta con chispas de chocolate.

— Lo siento. — dijo James — Después de lo que pasó no volví a hablar contigo.

— No te preocupes. No estoy enojada contigo. Has crecido mucho y estás más guapo.

— Tú también. Tienes un cuerpo de muerte. — recibió un codazo por parte de Mara. — Los chicos ya se han casado y algunos tienen hijos . ¿Sigues viviendo en el mismo lugar?

La pelirroja asiente. — ¿Qué estás estudiando?

— Diseño gráfico y arquitectura.¿Estudiaras arte verdad? En mi universidad hay una facultad de arte y fotografía. Deberías pasarte a lo mejor te guste. Deberías darme tu número para no perder el contacto otra vez.

Intercambiaron teléfonos para registrar al otro.

— ¿Podrías dejar de llamarme Reina? Ya estoy mayor para eso.

— Sigues siendo una Reina para mí. — sacudió el cabello de la chica — Me gustaría ver otra vez esa encantadora sonrisa.¿Te llevo?

— Gracias. Vine en autobús para tomar aire.

— ¿No importa qué sea una motocicleta?

Ella negó.

Fueron hasta el aparcamiento. Mara siguió a James buscando la moto de este. Se detuvieron frente a una Honda blanca.

— ¿¡ Esta belleza es tuya?! — Mira a él castaño y la moto.

— Con ayuda de mis padres y unos ahorros la compré. Vamos. — se subieron a la moto y se pusieron los cascos. — Agárrate de mi cintura si quieres.

Mara obedeció.

La casa se oye animada desde el exterior. ¿Algún  familiar habrá venido?— se preguntó ella. Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta.

— Tus amigos vinieron a verte Mara. — anunció su madre con una sonrisa. — Están en la sala.

Por educación la chica fue a dar las gracias pero la mirada y el tono de voz demostraron el sentimiento que más odia : lástima. Con la sangre hirviendole fue a la cocina.  

— ¿ Qué les dijiste? — musitó.

— Que hoy es el aniversario de la muerte de tu hermano.

Mara aprieta los puños a su costado. No puede creer que su madre lo diga como si no fuera nada.

Los chicos notaron lo tenso que está el ambiente y se fueron no sin antes despedirse del señor Weinman.

— ¿ Cómo puedes hablar de eso como si no fuera nada? — bramió Mara.

— Cariño han pasado seis años. Superalo.

— ¿ Superalo?¡ No es un maldito ex!¡ Es mi hermano, la persona que más amé mamá! No, ni siquiera te mereces que te digan así Sara. — las lágrimas salieron y el despecho evidente.

— Estas castigada. — gritó Sara extendiendo su mano — Dame el celular.

— ¿Castigada? — Ríe — No lo creo. Por lo que veo has olvidado que día es hoy... Llevo esperando por esto desde hace mucho tiempo. Oficialmente soy mayor de edad . Todos mis ahorros incluidos los de la universidad pasarán a mi control incluidos los de mi hermano y también el apartamento. Me voy de aquí .

— ¡ No puedes hacer eso! — empieza a perder el control su madre.

Se forman uno hoyuelos debido a la sonrisa maliciosa que aparece en el rostro de la de orbes azules. — Según la ley sí puedo. Recuerda que tú controlabas mis cuentas bancarias hasta mi mayoría de edad cuando estás pasarían a mi total control. Y sé que no estabas enteradas pero los ahorros de la universidad de mi hermano y el apartamento están a mi nombre como heredera. Papá se encargará de todos los trámites y si te niegas te llevaré ante un juez. Ahora dame las llaves del apartamento.

Sara quedó horrorizada con la frialdad con la que su hija calculó todo. Ha perdido a su hija y su cariño y ni siquiera se había enterado.

Se giró furiosa a su esposo. — ¿ Tú estabas al tanto de todo esto?

Él solo se limitó a mirarla. — Andru me pidió que lo hiciera por si le pasaba algo todas sus posesiones pasarían a nombre de su hermana. Pero no sabía que cortaría sus venas en nuestra propia bañera. — remordimiento y dolor es lo que se puede percibir en la voz del hombre.

Caminó hacia la cómoda y sacó las llaves.

— No puedes hacer eso cariño. — se agarró de él su mujer como alguien que implora perdón. Él la miró con desdén pero ella no se desprendió.

— Aquí tiene. Entre hoy y mañana te ayudaré a empacar. — Volvió la mirada a la mujer — En cuanto a ti. Ya nada me hace quedarme aquí. Sólo tienes que firmarlos. — dejó los papeles del divorcio en la mesa.

La pelirroja se desmoronó en el suelo y rompió a llorar.

— ¿ En qué monstruo te has convertido? — le preguntó a su hija que no muestra ni una pizca de arrepentimiento.

— El que tú has creado. La familia se rompió hace años pero lo que quedaba de ella hoy se desintegra.

Mara fue por las cajas al garage y las maletas y para comenzar a empacar. Si  lo hace sin parar en dos días terminará. Entró al cuarto de su hermano; hacía mucho tiempo que no entraba allí. La mayoría de las cosas están llenas de polvo.

Guardó algunas de sus polera que conserva, sus pósters, la pelota de béisbol firmada por un miembro de su equipo favorito, sus gorras y gafas, su pelota de fútbol ,todas las fotos con los antiguos amigos , algunas cartas que él hacía por diversión sin destinatario y su frazada favorita. Eso no le tomó más que seis cajas pues muchas cosas las donó. Ahora venía lo más difícil : su habitación. Debía quitar todas las fotos de Sub Urban y Brad Pitt que tiene pegado en la pared, su ropa que es un montón, maquillaje, material de dibujo, tabla de skate y muchas otras cosas además de tener que limpiar el apartamento y decorarlo a su gusto. Tal vez necesitará ayuda. Se le ocurrió la brillante idea de contactar con James.

Mara

Hola James. ¿ Estas ocupado mañana?

James

¿ Una cita? Vaya sí que eres rápida pero acepto. ¿ Paso a buscarte?

Mara

No se trata de eso. Me estoy mudando y necesito ayuda. Hace mucho tiempo que nadie entra al departamento así que imagínate cómo estará. Quería pedir tu ayuda.

James

Claro Reina mía. Envíame la dirección y la hora.

Envío la dirección y acordaron verse allí a las 8 am. A pesar de tener la dirección nunca tuvo la oportunidad de ir.

Mejor sigo empacando para poder salir de aquí lo más rápido posible. — pensó acomodando una de sus blusas en la maleta.

El club de los incomprendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora