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—George cielo es hora de irnos.— gritó su madre desde la planta baja.

El rubio tomó aire antes de bajar. Odia la escuela y ¿ quién no lo haría si eres el hazme reír de los matones de la escuela.

George bajó con su mejor sonrisa fingida y entró al auto. Durante todo el trayecto no dijo una palabra.
La escuela queda un poco lejos de su casa así que fue incómodo.

Su madre está preocupada antes era un niño más animado y sociable ahora al llegar de la escuela se encierra en su habitación y no baja hasta la cena.

— Hoy no podré recogerte George. Tendrás que tomar el autobús.

La pesadilla de George : el autobús escolar. Siempre que regresaba en él tenía que bajarse antes de tiempo para recoger su mochila que los matones lanzaron por la ventanilla.

— Ok mamá mamá.— respondió con la voz temblorosa.

Tuvo suerte  de llegar al nuevo salón sin cruzarse con sus acosadores. Todavía el salón está vacío, sin decoraciones quiero decir y milagrosamente todos están presentes: Katie, Simon y los criminales de alto rango.

— Oye enano.— le llamó una voz que le puso los pelos de punta.

Estaban a punto de golpearlo de no ser porque Trenton intervino.— Oye enano no podemos empezar sin ti. Apúrate o el que te dará la paliza soy yo.

Los matones se fueron pues incluso ellos le tienen miedo a Trenton. George entró al salón y prestó atención a las clases al igual que el otro rubio y la pelinegra pero los criminales no; Mara se la paso durmiendo y Trent con su teléfono.

Llegó la hora de almuerzo y todos salieron incluido el Dr Allen.

— Oye enano.— dijo Trenton encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole a George, él negó con la cabeza.—¿ Qué querían esos?

— Nada.— respondió nervioso.

— No me mientas o te golpeo.— lo amenazó.

— Venían a golpearme... Soy a quien hacen bulling.

— Solo dí que eres mi amigo.— dijo Trent entre dientes para que no se le cayera el cigarrillo de la boca.— No lo somos que te quede claro. Solo lo hago para poder irme de ese salón más rápido.¿ A dónde vas ahora?

— La biblioteca.

— Voy contigo. Estoy aburrido.

Entraron  y parecía no haber nadie. George le pidió a Trent que buscará un lugar donde sentarse mientras él buscaba unos libros. Hizo lo pedido , buscó la mesa cerca de la ventana.

Por unos minutos se quedó mirando al ventanal  a la espera del pequeño rubio.

—¿ Podrías ayudarme?— le preguntó George que estaba junto a una de las estanterías con una pila de libros que apenas permitía ver su cabellera dorada.

Trenton cogió la mitad de los libros y los dejó en la mesa.— No tendrás tiempo suficiente para leer todo esto .

— Algunos son para llevar a casa y...No iré al club.

— ¿ Hablas de la terapia?— preguntó el castaño tomando asiento.— Ni siquiera sé por qué está ese tipo aquí. No tenemos ningún tipo  de enfermedad... Al menos yo.— comenzó a ojear uno de los libros.

George pudo ver la cabellera naranja sentarse en una de las mesas cerca del fondo.— Tu novia está aquí.

Donaldson lo miró confundido.

— La pelirroja.— aclaró el nerd.

El castaño soltó una pequeña risa.— No es mi novia. Sólo me gusta hacerle enojar es como invocar al diablo.

— Pero...— George se sentó frente a él.— ¿ Por qué la defendiste del doctor?

— Nadie tiene derecho a molestarla, solo yo.

— Le hiciste caso cuando estabas peleando con Simon .

Trenton se quedó en silencio. El chico tenía razón , le había obedecido como si estuviera hipnotizado. Era como algún tipo de poder que ella tenía.— No sé por qué la obedecí. Si pasaras más tiempo con ella te ocurriría lo mismo.

— Creo que eso es imposible...— dijo George sin despegar la vista del libro.— Su personalidad no lo permite.

— No creo que sea su personalidad... Creo que se trata de su actitud al mundo. Cuando estás jodido tu forma de tratar al resto cambia.— lo sabía por experiencia propia.

Se quedó allí junto al nerd sin decir una palabra.

......

— Recuerda lo que te dije.— gritó Trent desde el aparcamiento donde está su motocicleta.

George asintió como si  su compañero de salón pudiera verle. Se quedó en la parada de autobús a la espera de que pasará el que le servía para llegar a casa. Todo había ido demasiado bien en el día y eso lo hacía feliz.

De repente sintió un fuerte dolor en su espalda. El matón lo había levantado por su camisa, pataleó pero sus pies no llegaban al suelo.

—¿ Qué relación tienes con Donaldson?— preguntó uno del grupo.

— Es mi amigo.— respondió con dificultad.

— ¡ Mentiras !— lo pateó en el estómago otro.— Todos sabemos que Trenton no tiene amigos.

George intentó tomar una bocanada de aire pero el dolor es insoportable.— Pueden preguntarle.— dijo tratando de sonar convincente.

Los malos dudaron un poco pero al final  lo dejaron ir.

Tuvo que correr para coger el autobús.

......

—¿¡ Qué te ocurrió?!— preguntó horrorizada  su madre que había entrado a su habitación sin tocar la puerta al ver el los grandes morados en su abdomen.

— Nada mamá... Me caí.— dijo lo último en voz muy baja, casi inaudible.— Te he dicho que toques antes de entrar. En un momento bajo.

Su madre un poco desconfiada salió.

George se paró en las escaleras y miró hacia abajo por alguna extraña razón se veían más largas y profundas de lo normal, la vista se le nubló y perdió el equilibrio cayendo por las escaleras hacia abajo.

El estruendo alarmó a Vanessa que corrió a ver de qué se trataba y cuando vio a su hijo inconsciente en el suelo sangrando llamó a gritos a su marido que bajó las escaleras corriendo.

—¡ Kevin hay que llevarlo a un hospital ya!

Kevin cargó el escuálido cuerpo de su hijo y lo dejó en los asientos traseros con la cabeza apoyada en el regazo de la rubia preocupada. Condujo a toda velocidad  y entró a emergencias donde ingresaron a George.

Esperaban a que el doctor saliera para saber que ocurría.

— Su hijo está estable.— dijo el doctor cerrando la puerta.— Pero tenía un hematoma porque se le acumuló un poco de sangre en el estómago. Tiene heridas viejas y más frecuentes que no sanaron bien. Tendrá que quedarse unos días en el hospital.

El médico se fue a atender otro paciente y Vanessa abrazó a Kevin y comenzó a llorar desconsoladamente.— Algo malo le pasa a nuestro niño  .

El club de los incomprendidos Where stories live. Discover now