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—¿ Dónde está esa chica?—  se quejó Steven.

— Calmese doc ella vendrá... Le conviene.— dijo Trent.

La escuela recibió la llamada de los Cole avisando de la hospitalización de su hijo así que Steven decidió hacerle una visita a su paciente junto con sus compañeros. Donaldson y Weinman se negaron a ir pero astutamente Mara hizo un trato: Si iba a ver a George no tendría que hacer el próximo examen sorpresa. Y por supuesto Trent le sacó provecho.

Ya se encontraban dentro habitación del pequeño rubio cuando Mara llegó.

— Siento llegar tarde. Es que de camino quise comprar unas flores.

Todos se quedaron helados; Mara tenía una trenza suelta como peinado, maquillaje, tacones y un vestido con los hombros al descubierto por las  rodillas y una bolsa todo en rosa pálido.

— Como se que te gusta leer te traje algunos libros... No sabía bien tus gustos así que te traje de distintos géneros.— le sonrió dulcemente a George . Esto le causó un escalofrío al chico; “nada bueno trama”  pensó.

Lo abrazó .— Espero que te recuperes pronto.— habló en voz más baja.— Como algo le pase a los libros te abro a la mitad.— se giró a Vanessa.— Señora Cole por favor acepte las rosas y mis disculpas. Mis padres me esperan en el aparcamiento para ir a una cena familiar. Prometo venir a ver a George en otro momento.

— Claro cariño no hay problema.— respondió dulcemente la mujer. Se inclinó un poco hacia su esposo.— Que niña más encantadora.

Mara había pedido un día libre  en la escuela porque su primo lleva 8 años en Noruega y hoy volvía a casa. La fiesta de bienvenida se realizaría en su casa ; no por gusto su madre es doctora y su padre abogado.

Su padre accedió a llevarla al hospital pues iba a ver a un “amigo” y eso emocionó a su madre.

—¿ Cómo está el chico?— preguntó su padre sin dejar de mirar al frente.

— Estará bien.— respondió con indiferencia.

Se había vuelto indiferente a su familia, al menos la más cercana.

Su madre estaba más que agitada preparando una gran cena para su hermana y su familia : su esposo y dos hijos además de Demián, el que viene de Noruega.

Su madre prácticamente obligó a su padre a acomodar todo de manera que quedara perfecto para presumir ante su hermana que vivía en una casa similar pero con una familia feliz y no rota como la de ella algo que le fastidiaba un montón.

Tocaron el timbre y la mujer de la casa  fue corriendo a abrir la puerta y abrazar a su invitada con hipocresía y cariño. Hacía 8 años que no se veían  su tía había envejecido y sus primos habían crecido y Damián había cambiado.

— ¡Mara!— la apretujó Damián .— Como has crecido, eres toda una mujer.— él la miró a los ojos.— Algo se apagó en ti Mara, puedo verlo.¿ Dónde está Andru?  Seguro creció mucho.

— No está.

— Llámalo.

Una sonrisa triste se formó en los labios de la pelirroja y sus ojos se cristalizaron.— Cuando haya  teléfonos en el cielo avísame.— dijo con un tono un poco sarcástico.

Su primo se quedó sin palabras.

— Fue culpa de mis padres.... suicidio.  Lo encontraron en la mañana desangrado en la bañera.— dijo  Mara con la voz quebrada a su primo cómo si le hubiera leído la mente .

Intentaba no llorar pues sabe que su hermano hubiera querido que lo recordarán con una sonrisa.

Mara se había obsesionado con la muerte, con una en específico, la de su hermano. 

— Te trage un regalo.— sacó de su bolso un tablero de ajedrez transportable.

— Es el tablero con el que Andru me enseñó a jugar.— dijo emocionada

— Dale la vuelta.— ordena su primo y ella obedece. Tiene grabado las iniciales A.W.— Cuando llegué a Noruega recordé que Andru me lo había dejado por si encontraba alguien con quien jugar. Dijo que comprarían uno de esos caros tableros de coleccionistas.

Mara suspiró.— Se suponía pero madre se empeñó en que estudiara para ser doctor y dejó de lado el ajedrez...— apretó los puños con fuerza— dejo de lado todo lo que amaba.

— Mara la cena ya está lista.— gritó su madre desde el comedor.

Mara se dirigió al comedor y se sentó junto a su familia. Durante unos minutos hubo silencio.

— Entonces... Mara.¿ Qué tal tu escuela?— preguntó su tía.

— No me gusta pero hay un chico...

— Uhhhh chico. Cuéntame querida.

— ¡ Mara! No me has contado nada de ningún chico.— protestó su madre.

— Si me dejaran terminar.— dijo en un tono poco agradable.— Es lo más parecido a mí... Se podría decir que nos llevamos bien.

Momentos como este le hacían recordar aún más la ausencia de Andru. Las cenas familiares y días festivos solían ser muy animados  pero ahora todo era tan sombrío como ella.
 
—¿ Cuándo vendrá el primo Andru?— preguntó uno de sus primos menores. Niño al fin : inocente.

A la pelirroja se le escaparon unas lágrimas, su madre intentó consolarla y ella respondió con un “ no me toques” cargado de odio y rencor.

— Esto no puede seguir así. Mara necesita ayuda profesional.—  alzó la voz su madre.

La chica se levantó contando hasta mil para no explotar.— No necesito ningún tipo de psiquiatra, no tengo ninguna enfermera mental.— miró a su madre con asco y desprecio.— No me culpes por odiarte por causar la muerte de la única persona en esta casa que me amaba de verdad.

Su madre se indignó.— Sabes que eso no es cierto. Yo no tengo la culpa de lo que pasó

Mara rió como una maniática y eso era mala señal; desde niña eso indicaba que perdía los estribos.—¡¿ No es tu culpa?!¡ Por favor sabes que lo que dijo es verdad!¡ Nunca nos amaste solo querías que fuéramos tus marionetas!¡ Si no le hubieras obligado a dejar lo que amaba, sus deportes, el ajedrez no hubiera caído en depresión!— esto lo dijo con los ojos llenos de lágrimas de coraje y dolor. Rara vez lloraba pero todo volcán activo hará erupción en cualquier momento. Tiró toda la vajilla suya y la de su madre al suelo.—¡ Eres una perra desgraciada!¡ Te odio!

Su madre le dió una bofetada. Mara se quedó atónita ella nunca la había golpeado.

La mujer había cometido errores pero quiere remediar algunos de ellos... lástima que es demasiado tarde.

La respiración de la pelirroja se volvió como la de un toro de corridas, su pálido rostro se enrojeció, su ceño se frunció,las venas de sus brazos y cuello sobresalen y toda su rabia se concentró en su mano derecha y la descargó en la mejilla de su madre; la había golpeado con más fuerza que el golpe que había recibido, tan fuerte que hizo que el rostro de su madre girará y con una de sus uñas le hizo una herida que comenzó a sangrar.

— ¡Pudrete aquí mismo, no quiero tener que ver tu repugnante rostro en el infierno!.— gritó ella dando un portazo que dejó todo en silencio.

—¿ Postre?— preguntó su tía levantando la tarta de la mesa.

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Mara es fuerte. Ya saben el porqué Mara es la chica obsesionada con la muerte.

Sólo queda Trent pero ya tienen una noción de ellos.

Gracias por leer voten si les gustó.

Díganme que piensan de la actitud de Mara con su madre en este capítulo en los comentarios. 

Estoy pensando un apodo para los fans de la novela se que es muy pronto pero quien sabe. Díganme cuál les gustaría.

El club de los incomprendidos Where stories live. Discover now