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—¡Woa!¿ Qué les ocurrió? — pregunta George asustado.

Tanto Katie como Simon están despeinados , con grandes ojeras , desarreglados y con los ojos rojos.

— El bebé no paró de dormir en toda la noche. — dijo Katie sentándose.

— Se durmió a las 5am y casi llegamos tarde. — continuó Simon.

Trenton y Mara fruncieron ligeramente el ceño pues malas ideas y el inocente George no tiene ni idea.

— ¿ De quién es el bebé? — pregunta el principito. — ¿Tienen una foto?

— De ellos ¿ De quién más?

Al Joker , Pulgarcita y el Principito se les subieron los colores a la cara.

— Es mi hermano menor. Nos estamos quedando por ahora en casa de Katie. — responde Simon tapando su rostro con el antebrazo de la vergüenza. — Somos tres . Miren.

Buscó en el celular una foto, una que se habían tirado el día anterior en el parque de diversiones.

— Son idénticos a ti. — dijo Trent.

— Que asco .Al bebé se le perdona. — siguió la única persona que diría un comentario así, Mara.

Los profesores # psiquiatras entraron al salón para comenzar las clases

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— ¿Mara puedes venir un momento? — preguntó Steven guardando los papeles en el maletín.

— Señorita Weinman para ti. Sólo mis amigos me llaman por mi nombre. — Lo miró con desprecio.

— ¿Entonces consideras al resto del grupo tus amigos?

— Son mejores que usted sin duda así que sí, se puede decir eso.

— Sea sincera señorita ¿Por qué me odia?

— No lo odio a usted en lo personal. Odio a quienes tienen autoridad y se creen que pueden controlar la vida de otros. Te diré algo Steven Allen Walker que la tengas no te convierte en Dios. Si me disculpa tengo un compromiso.

Mara salió con la cabeza en alto hacia el parqueadero. Le prometió a Katie que la ayudaría con el ballet y para su suerte una amiga de su madre tiene un estudio que cierra a medio día y está dispuesta a prestarselo.

La pelirroja apuraba a la pelinegra con el fin de no tener que cruzarse con el resto a la hora de irse pero fue en vano.

— ¿A dónde van? — preguntó Simon que viene con una de esas sillas para bebés que se pueden transformar en cesta.

— No te importa.

— A practicar ballet en un estudio no muy lejos de aquí. — Se le escapó a Pulgarcita que fue se ganó la aterradora mirada de Weinman que solo dice una cosa “ Cállate bocazas”

— ¿Podemos ir con ustedes?

— ¡Claro!

— ¡No! — Mara dió un golpe en su frente con la palma de la mano y la arrastró  lenta y tortuosamente. — Mi auto no es una camioneta.

— Eso no es problema. — dijo el rubio más alto como si no tuviera importancia —Yo iré en el asiento del copiloto y mis hermanos y el resto pueden ir atrás; George y Katie son muy delgados. 

— ¡Hey! — se quejaron el rubio y la pelinegra.

— Yo también iré. — apareció Donaldson peinando su cabello hacia atrás con el casco en la mano — Mi ventaja es la motocicleta.

— Iremos por mi hermanita más tarde. Está decidido.

Las venas del cuello de la chica parecen que van a explotar, sus manos tensas agarran el volante con fuerza y golpea el claxon. Está enojada, muy enojada. Va a la misma velocidad que Trenton aunque se muere por atropellarlo pero no quiere ir presa por atropellamiento y fuga.

Durante todo el trayecto hubo silencio. Los chicos quedaron sorprendidos; el estudio hace esquina y es muy grande, dos plantas , ventanales y tiene un gran cartel en el techo que dice “ Morgan's Studios”. Entraron con la ayuda de una clave.

— El vestido es esa puerta — Señala la pelirroja a la que está am lado de dirección . — Encuentra un leotardo de tu talla y las zapatillas. Y ustedes — Se giró hacia los chicos — quedense aquí y no toquen absolutamente nada.

Ella entró a dirección y en unos minutos salió, como una bailarina profesional, con el leotardo y el cabello recogido de tal manera que ninguna hebra de este estuviera fuera de lugar con un péndulo en la mano.

Esperó a que Katie saliera para subir las escaleras. Hay varias secciones para practicar todas tienen espejos y son muy amplias. 

Puso el péndulo en el piso.

— Cuando lo suelte quiero que al ritmo de eso te pongas de puntillas y vuelvas a la posición inicial.

Katie la miró confundida y obedeció.

El resto se sentó en el suelo como los indios, Trenton revisa su cámara, George juega con el bebé y Simon mira con atención a Pulgarcita.

Mara comienza a irritarse.

— ¡No es así!¡Mírame! — cruzó los pies y comenzó el conteo — escucha el péndulo uno, dos, uno, dos.

Mara puede seguir el péndulo sin problemas pero Katie no y eso hace enojar aún más a la pelirroja.

— ¡Vaya! No puedo creer que apliques esa técnica con ella. La pobre no va a poder seguirla.¿Estás enojada? — apareció en la puerta una rubia de ojos azules esbelta.

— ¿No se suponía qué estuvieras de viaje?

— Como has crecido. — la abrazó por la espalda — Y sigues igual de insoportable.

— Mira quien viene hablar. ¿Cuántos chicos están durmiendo en tu apartamento ahora mismo?

— No seas desgraciada. — fijó la vista en Trent — No me dijiste que tenías un amigo tan lindo.

Se contoneó hacia él y le dió su tarjeta. — Estoy libre toda la semana. Llámame.

Donaldson le puso la tarjeta entre los pechos. — No estoy interesado gracias.

— Calma piraña. Es menor de edad. Aléjate de él si no quieres que te denuncie por acoso sexual. — La de orbes azules se interpuso entre los dos. — Además él sale con chicas más zorras que tú.

Trenton se puso de pie. — Claro y tú solo sales con chicos finos y estirados.

— ¿ Qué sabes tú de con quién estoy Donaldson? — se giró amenazante.

— Muchas cosas por como vives Weinman.

— Ni siquiera me conoces. No conoces quien soy ni mis problemas así que no digas que mi vida es la de una niña perfecta. — sus ojos fijos en los ojos verdes del chico intentando no mostrar que le había afectado pero su voz, su voz se quebró un poco y suena amarga. — Termina de entrenarla tú Morgan yo me iré a casa.

El club de los incomprendidos Where stories live. Discover now