Capítulo 42 - Detalles

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Detalles

-          Veo que tu memoria está regresando.

-          No del todo, aún tengo muchas lagunas.

Faelivrin se mantenía sentada a lado mío mientras me encontraba en la cama.

-          Esa pelea fue muy emocionante.

-          No dirías lo mismo si hubieras estado ahí.

-          Es por eso que prefiero quedarme en la enfermería y escuchar las historias que me cuentan los pacientes.

Con ese suave humor me sentí realmente cómodo, es un pequeño calor que cubre mi cuerpo, no sabría explicarlo pero jamás creí que me gustaría estar en una enfermería.

-          ¿Recuerdas algo más Galdor?

No recuerdo haber estado en la enfermería, pero algo que si recuerdo es haber hablado con Huor después de mi enfrentamiento contra Fëanáro. Lo busqué en su oficina y se encontraba con la cabeza agachada escribiendo en unos papeles.

-          Huor, ¿puedo hablar contigo?

-          Si mal no recuerdo, tú tienes la capacidad del habla.

-          Quiero decir, ¿te encuentras ocupado?

-          Siempre estoy ocupado, el ocio no es un amigo que frecuente.

-          ¿¡Puedo o no hablar contigo en este preciso momento!?

-          En lugar de perder el tiempo preguntándomelo, mejor comienza a hablar.

Maldito bastardo, no entiendo si lo hace porque le parece cómico y simplemente le gusta fastidiar a los demás. Pero en fin, tomé asiento frente a su enorme escritorio para intentar sacar un poco de información.

-          Cuando estaba peleando con Fëanáro, le permitiste pelear a lado de su dragón, ¿acaso es parte de tu prueba?

-          No, en lo absoluto, las reglas fueron las mismas para los dos.

-          Pero no era justo.

-          Y hasta ahora lo piensas reclamar, pudiste haber dicho algo antes de iniciar el combate.

-          Supuse que era obra tuya.

-          Pues supones mal, Fëanáro solo utilizó dos objetos en su combate, al igual que tú.

-          Pero el uso la gema y el brazalete.

-          El brazalete no era el objeto.

-          Pero…

-          Los objetos que introdujo fueron una mejora a su arnés de jinete, lo que tu llamas gema, era un sello aplicado a una piedra para retener más energía, su segundo objeto fue su dragón, Idril.

-          Espera… Idril no es un objeto.

-          Quizás no en el sentido humanista de la palabra, pero lo consideramos un objeto por sus aplicaciones militares. Sé que investigaste un poco sobre los jinetes de dragón, y como puedes ver, sus atributos únicos son casi iguales que cualquier encantamiento de objeto, es por ese pequeño hueco legal que Fëanáro puedo ingresar a Idril.

Tiene algo de sentido, no tenía idea de que Huor fuera una persona tan obsesionada con las reglas que incluso respeta cuando alguien encuentra fallos en ellas. Debí encontrar algo así para obtener mi ventaja, pero igualmente el resultado ya se obtuvo.

El Credo - IniciaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora