Capítulo 53 - Tiempo

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Tiempo

La penumbra total era el escenario de donde parecía ser el único actor, la aparente tranquilidad fue interrumpida por una figura conocida.

-          Yo te recuerdo… tu nombre es…

La figura clavó su mirada en la nada, extendió la mano y dijo:

-          Acompáñame, no podemos perder más tiempo.

Caminé hacia él, pero no fue mi mano la que sostuvo, no parecía querer guiarme a mí. Detalle que no le di mayor importancia, solo me digné a seguirlo.

La obscuridad empezó a convertirse en un bosque de atributos muy familiares.

-          ¿No fue aquí donde…?

-          Aquí fue donde todo inició.

No parecía hablarme, no respondía como antes. Pero mejor escuchar lo que tiene que decir.

-          Aquí fue donde todo fue de mal en peor. Sabes, a lo largo de mi extensa existencia creía que el propósito de lo sucedido aquí sería el punto de salida para un futuro virtuoso.

La mordida del lobo… Gelmir Mithrandír, era el nombre de aquel que consiguió las habilidades.

-          Pero después de intentar regresar lo que le pertenecía al hombre por derecho, me di cuenta que no era tiempo… y aún tengo dudas si ese tiempo llegará alguna vez. Cuando los lobos dejaron de hablar, lo árboles olvidaron su canto y la tierra misma dejó de latir, fue demasiado tarde para hacer algo al respecto. Hasta cierto punto es cierto que el Táranis es ilimitado, pero también tiene una cantidad exacta. Las contradicciones de mis descubrimientos no dan más que la respuesta que engendra más preguntas sin fin en un ciclo llamado vida.

¿Qué? Me puede repetir lo último, mi mente no es capaz de entender tal grado filosófico.

-          Pero no te he llamado aquí para descifrar el significado de la existencia misma, cometerías el mismo error que yo, solo debes entender que lo infinito proviene de un atributo finito que debe convertirse en lo impensable antes de volverse tangible. Este ciclo es el creador de la vida, algo tan basto como la conciencia debe ser aterrizado en un plano limitado con sus respectivas consecuencias. Por eso me di a la tarea de hacer del hombre el ser sin limitaciones que debería ser, ese acto es lo que destruirá todo si no detienes este proceso sin fin.

Genial, ahora estamos hablando del fin del mundo, y si esto fuera una novela yo sería el héroe que tiene que salvar a cada ser vivo.

-          Es por eso que te he llamado a ti.

… lo sabía.

-          Tú tienes un potencial que nadie más posee y debes utilizarlo con sabiduría. Todo debe volver a donde pertenece antes de que sea demasiado tarde.

De un momento a otro Gelmir me mira:

-          Tú debes cumplir tu función también, crece, aprende, observa y calla. De lo contrario todo será en vano.

Gira la cabeza para buscar a otra persona, ¿todo lo que dijo no era para mí?

-          Galdor, debes concentrarte, no puedes llamar la atención ni acumular nada. Tendrás golpes que te marcarán el camino, te he dado mis ojos para ello.

¿Sus ojos?, quiero suponer que habla de mi habilidad.

-          Posees mi sangre y puedes leer mi legado, pero él no.

Gelmir señaló al vacío, cada que entro a este lugar terminó con un fuerte dolor de cabeza.

-          Es por eso que necesitas saber… es todo, espero que mi último aliento sea lo que cambie el futuro… o tal vez no sea mi influencia, al final de todo, soy un mero mensajero.

-          ¡Espera!

Grité ante su repentina despedida, pero del cielo apareció una espada que atravesó sin más a Gelmir, despojándolo de su vida, mi cuerpo se encontraba paralizado, en el inexistente suelo un río de sangre formó la figura.

-          El lobo.

De un momento a otro fue expulsado violentamente hasta mi habitación con la frente empapada en sudor, mi respiración agitada y mis manos temblorosas sosteniendo el libro entre ellas.

Por acto – reflejo intenté activar mis ojos, pero el sello de mi espalda solo provocó un dolor punzante que impidió mi acción. Cerré el libro para ver la portada un momento… si tengo la sangre de Gelmir, eso explica cómo es que apareció el lobo al derramar una gota sobre la cubierta del libro.

Las dudas, como son usuales, tomaron lugar en la habitación para ahogarme entre las miles de incógnitas que generaba cada posible respuesta. Necesitaba despejar mi mente, fui a la ducha y con el agua caliente al máximo, decidí encontrar algo de coherencia.

Al parecer mi habilidad no es de nacimiento, sino heredada, eso explica el control que he conseguido en tan poco tiempo, también da sentido a que pueda aprender otras habilidades con tal rapidez, es cuestión de saber si es de nacimiento, sangre o aprendido… entonces… ¿Lúthien se equivocó? Ya no recuerdo si solo menciono mi habilidad… ¿ella habrá visto todas mis habilidades?

Otro punto que me inquietaba era la forma en que habló Gelmir, no parecía que fuera a mí, pero entonces ¿a quién? Si mi papel es observar y callar, para que estoy en el Credo… si es necesario regresar ahí. No entiendo y dudo hacerlo.

Pero una interrogante que tengo desde hace tiempo es… qué es el libro, no he podido mencionarlo en ningún lado, obviamente no parece escrito para ser leído, y cuando me llama estoy hablando con su aparente autor. Salí de la ducha solo con una toalla. El teléfono sonó, el número era de mi madre. Dejé que dejará un mensaje en la contestadora:

-          Hola hijo, espero que no olvides que iremos al teatro esta noche. Te amo.

Su mensaje corto crea un ambiente de nostalgia, confusión y rabia. Supongo que mi padre no le ha dicho lo que ocurrió. Se supone que debo seguir con un perfil bajo… qué debo hacer. Miré el libro sobre la mesa de noche de mi cama y lo abrí para ver de manera rápido el contenido que se encontraba totalmente visible. Además del capítulo uno que hace referencia directa a lo que aconteció, el resto parece ser… ¿enseñanzas?

Algunos pasajes filosóficos sobre Gelmir, otros más indican un registro de actividades, pero existían títulos que mostraban ejercicios para realizar hechizos, sellos y conjuros. No era la misma información que encontré en la biblioteca, eran más generales.

Creo que debía iniciar desde ahí, tenía que conocer el libro rojo de memoria, algo encontraré que sea de utilidad.

Por un lado, deseaba quedarme en casa… pero por otro. Mi vida ha cambiado… qué debo hacer.

Dejé el libro en la mesa de noche y caminé al armario para vestirme, la duda se encontraba activa y con gran desagrado tomé una camisa de manga larga que no uso desde que inicié la universidad.

No puede ser tan malo, intente convencerme mientras descolgaba un pantalón de vestir y quitaba el polvo de un par de zapatos. No puede ser tan malo… y si lo es inventaré algo para salir de ahí… tres horas sentados sin decir nada mientras un montón de personas en mallas ajustadas hacen movimientos caóticos con una música que hace alusión a la misma demencia del coreógrafo… no puede ser tan malo… ¿verdad?

El Credo - IniciaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora