Capítulo 16 - Te veo

6.8K 411 21
  • Dedicado a Andrea V. Deloera
                                    

16

Te veo

-          Hola Galdor, noté que comenzaste a hacer amigos.

Mi mente se mantenía ocupada pensando en Lúthien, aunque no exactamente en lo que me había dicho, veía como movía su boca, como sus labios se tocaban entre ellos, como sus manos reposaban delicadamente sobre sus rodillas, un mechón de su cabello le cubría parte del rostro, con su mano gentilmente lo colocó detrás de su oído…quedé totalmente fascinado con la vista… y con mis pensamientos.

-          ¿Te encuentras bien?

Aun no logré reaccionar. Quería sentir su cabello, su cuello, su piel, que su voz me abrazará y recorrer todo su…

-          ¡GALDOR!

-          Si

-          ¿De verdad te encuentras bien?

-          Sí, sí, estoy bien.

-          De acuerdo, ven aquí, siéntate a mi lado, tenemos que hacer una última cosa el día de hoy.

Honestamente después de mi pequeño combate con Elrohir, la idea de estar cerca al final del día suena como un excelente remedio. Caminé lentamente y tomé lugar a su lado. Noté que detrás de ella había un portafolio, el mismo que portaba cuando llegué aquí.

-          Ya tengo el análisis de las habilidades que tienes, pero descubrí que por alguna razón las tiene bloqueadas, o por lo menos en parte.

-          ¿Qué quieres decir con bloqueadas?

-          No estoy muy segura, pero en algún punto de tu vida alguien puso un sello en ti, algo muy similar a lo que yo he hecho, pero esto es para que no puedas usar tus habilidades por completo.

-          ¿Existe alguna manera para remediarlo?

-          Sí, es por eso que estoy aquí, el proceso de es muy complicado pero si puede ser muy cansado para ti.

No dije una palabra, su voz me hipnotizaba, solo asentí con la cabeza. Me contesto con esa linda sonrisa. Abrió el portafolio y pude ver su contenido; un montón de collares, piedras, gemas y otros objetos pequeños que no pude identificar. Tomó una pequeña roca de color rojizo y la puso en su mano.

-          ¿Qué vas a hacer con eso?

-          No te preocupes Galdor. No planeo hacerte daño, pero necesito de esto para liberarte de tu sello.

Abrió su mano frente a mí y la pequeña roca comenzó a brillar con una energía única, es como si estuviera viva.

-          ¿Cómo es que…?

-          Es mi habilidad, puedo manipular la energía, en este portafolio cargo mis herramientas de trabajo.

-          ¿Usas estos objetos para manipular la energía?

-          No exactamente, los uso para concentrarme en un tipo de energía en específico, o para realizar una acción en concreto. A estos objetos se les conocen como Daimus, se tratan de pequeños amuletos que poseen parte de mi energía e interactúan con su entorno de diferente manera dependiendo del material del que estén hechos. Por ejemplo, lo que tengo en mi mano es un trozo de granate, y me ayuda mucho a manipular cantidades mínimas de energía con una gran precisión.

Cerro suavemente su puño, envolviendo la pequeña piedra, pero su resplandor se colaba entre sus dedos. Me puse un poco nervioso. Lúthien me pidió que cerrara los ojos, obedecí y puso su mano en mi pecho. En un principio solo sentí su cálida mano sobre mí, pero poco después la sensación cambio, era como si una pequeña Lúthien caminará dentro de mi ser, buscando algo, inspeccionando toda mi alma. Un par de minutos pasaron hasta que un leve golpe me hizo abrir los ojos.

-          Listo, he retirado el sello, puedo decirte exactamente cuál es tu habilidad, pero quiero ver si tú mismo lo puedes descubrir.

No fue difícil descubrirlo por mi cuenta, al abrir los ojos nada sería normal otra vez, era impresionante, único e imposible. Me tomó otro par de minutos el poder procesar lo que estaba pasando. Mire mis manos y las examiné cuidadosamente, después regresé la mirada a Lúthien. No podía creerlo, podía verla… verla de verdad.

Si para mí fue difícil de entender, es aún más difícil de explicar. Ya no podía ver al mundo como cualquier otro, existían muchos elementos nuevos, de las personas emanaba una especie de humo de cierto color, con una forma determinada e incluso una textura, de los objetos inanimados era capaz de ver hasta sus partes más diminutas sin necesidad de aproximarme a ellos, en el aire logré ver rastros de otras personas… como si dejarán una forma en los lugares en donde estuvieron, puedo decir hace cuanto fue, quien era y hacia donde se dirigía.

El humo de Lúthien era de un color rosado, muy cercano al rojo, de un brillo muy tenue pero claramente visible con una textura muy suave, casi como terciopelo. Su movimiento era muy armónico y constante, aunque lo único que no entendí fue una presencia amarilla que parecía que la abrazara todo el tiempo.

-          Entonces, Galdor ¿Cuál es tu habilidad?

-          … Puedo ver lo que otras personas no pueden.

-          Puedes ver la energía natural de todo lo que te rodea. Cuentas con otras habilidades más, pero esas las descubrirás con el paso del tiempo.

Me encontraba maravillado por esto, nunca me imaginé que sería posible algo así. Pero el gozo se transformó rápidamente. El cansancio se apoderó de mi cuerpo casi dejándome inconsciente. Estuve a punto de caer al suelo, pero Lúthien me abrazo para evitarlo, puso su mano en mi pecho una vez más y sentí un pequeño golpe. Cerré y abrí los ojos… ya no podía ver, no me encontraba ciego pero… las energías ya no las podía percibir.

-          Tranquilo Galdor, no le exijas mucho a tu cuerpo, aun no estás acostumbrado.

-          Creo que ya lo noté.

Lúthien Retiró su mano y me abrazo muy suavemente, una mano me tomó por el abdomen y la otra por la cabeza, haciéndome que me acercará a ella, lo hacía con mucha delicadeza, deje caer lentamente mi cuerpo hasta que me recosté en sus piernas. Los ojos me dolían y el cuerpo apenas me respondía.

-          Cierra los ojos Galdor, necesitas descansar un poco.

No objeté, dejé que su hermosa voz me cubriera. No entendía lo que me decía, pero con ese tono tan dulce de decir las cosas, el significado es lo menos importante. Puso dos de sus dedos en mi frente y comenzó a moverlos de manera circular, muy suavemente. El movimiento me relajaba y me estaba quedando dormido poco a poco. Entre abrí los ojos por un momento y ahí estaba. Mirándome dulcemente… cuidándome.

Siempre con esa pequeña sonrisa que podría alegarle el día a cualquiera, no sé qué tiene esta mujer, pero me gusta estar con ella.

-          Cierra los ojos.

Sucumbí a su enorme hechizo. Cerré mis ojos una vez más, y en ese momento caí en un sueño realmente profundo. En él, solo podía ver a Lúthien, tan hermosa como siempre, a mi lado, abrazándome, acariciándome, susurrándome al oído. Sentía su piel tan suave, su cabello con ese aroma casi seductor. Pero lo que yo quería saber era el sabor… el sabor de sus labios.

Quería aproximarme a ella, atraparla entre mis brazos, que nuestros corazones se sincronicen y que el único idioma que hablemos, sea el de un beso. Realmente quería probar el sabor de aquella dulce y tierna voz.

Perdido en mi sueño, la noche siguió su curso. Ojala esa noche durara para siempre, ya que la mañana siguiente… fue un verdadero tormento.

El Credo - IniciaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora