Capítulo 34 - Equipo

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  • Dedicado a Andrea V. Deloera
                                    

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Equipo

-          Supongo que crees ser el miembro más débil del equipo y hasta cierto punto es cierto.

Cada día que paso en el credo… cada momento que paso con Huor me hace creer que puede leerme la mente, eso me preocupa un poco.

-          Y no, no puedo leerte la mente, eres demasiado obvio y te impresionas fácilmente.

¡Cómo puede hacer eso!

-          Es realmente fácil, solo con ver tu rostro es suficiente, empiezas a sudar, llevas tus manos al cuello, tu pierna tiembla un poco y tus ojos quieren cambiar a su nuevo color. Haces eso siempre y es muy evidente notarlo, puede ser malo para algunas situaciones, pero no te preocupes, cuando estés conmigo no puede pasar nada malo. Aunque no es la conversación que quiero tener en este momento.

Genial, ahora me siento más tranquilo al ser un libro abierto frente a él. Pero no parece ser el momento para indagar y recordando nuestras antiguas conversaciones sé que nunca me dará las respuestas que quiero.

-          ¿Por qué estoy con este quipo?

-          En pocas palabras, por tu habilidad, pero antes de llegar a eso quiero hacer una pequeña recopilación de lo que ha pasado.

Huor se puso cómodo en su silla, su mirada se perdió en toda la oficina, como si no me encontrará con él. No me permitió interrumpirlo ni decir nada, solamente se aseguró de hablar con total claridad.

-          Ya que terminaste con tu entrenamiento básico es hora de seguir avanzando y para ello es necesario que te encuentres rodeado de un ambiente que sea propicio para tu correcta evolución, eso no significa que tendrás las cosas fáciles, sino todo lo contrario. He buscado la forma de crear un lugar y espacio que te obligará a desarrollar tus habilidades de alguna forma que sean realmente útiles en la práctica, no basta con que tu curiosidad haya crecido y que ahora puedas manejar y crear un par de sellos. Necesito que sea capaz de usar esos conocimientos para el bien común y es por ello que te encuentras con tus compañeros. Todos ellos se han incorporado al credo por lo menos hace más de un año, todos terminaron su entrenamiento básico hace mucho y son capaces de controlar su habilidad en un 88% por lo menos.

-          ¿Entonces…?

-          Por favor Galdor, no me interrumpas. Las cinco personas con las que compartirás el grupo tienen las herramientas necesarias para despojarte de tu vida en menos de dos minutos… uno de ellos podría hacerlo en 15 segundos. También han mostrado ser excelentes en el combate y técnicas de supervivencia, mientras que tu… bueno, no tienes ni un mes aquí, aunque para ser preciosos, tu estancia ha sido de 7 días humanos en el credo, apenas superaste la prueba del sello en tu habitación y casi mueres cuando caíste en la madriguera de los dragones.

Casi había olvidado ese pequeño incidente. Pero logré salir por mi propia cuenta… ¿eso no tiene algún mérito?

-          De alguna forma u otra lograste salir ileso de ahí, también admito que aprendiste a controlar tus ojos en poco tiempo y el verte incursionar en un arte que no es de tu naturaleza es realmente impresionarte… pero no es suficiente, cuentas con muchas cadencias y creo que eres capaz de darte cuenta de ello por ti mismo.

Halagadora forma de decirme que soy un inútil.

-          También he pensado que no te has entregado mucho a tu entrenamiento por el corto tiempo que tienes, aun debes continuar con tu vida de humano… a diferencia de tus compañeros que abandonaron su humanidad hace ya tiempo. No te estoy pidiendo tu entrega total al credo, pero para compensarlo es necesario presionarte lo suficiente para que puedas alcanzar un nivel digno. Espero no quebrarte durante el proceso, afortunadamente contamos con un departamento médico de excelente calidad. Pero no solo se trata de que tú puedas evolucionar, tú tienes algo que tus compañeros necesitan y con el tiempo lo entenderás.

Me gustaría poder hacer memoria de la primera vez en que Huor me dijo eso para corroborar que estoy entendiendo lo que me ha dicho… o por lo menos para callarle la boca si es que se equivoca.

-          Sé que tienes una buena relación con Finrod y que conoces su habilidad, el no tener la capacidad de sentir dolor lo hace un elemento único cuando hablamos en combate cuerpo a cuerpo, pero también le da algo que los demás carecen… una determinación más allá de los límites del cuerpo. Fëanáro es uno de los últimos jinetes de dragón, siempre es útil tener un medio de transporte que cuente con sus propios mecanismos de defensa, experto con la espada y un prometedor hechicero. Merenwen es una sacerdotisa con extraordinarios poderes que pueden romper todas las leyes de la física, puede usar la magia blanca, negra, arcana, druida y si no me equivoco, se encuentra en camino de manejar dos ramas más de la magia. Nindë puede parecer inofensiva, pero el ser tan retraída y callada le da una particularidad que es muy necesaria, no pierde el tiempo en convivir con otros pero tiene la facilidad de entender y leer a las personas, sin contar que se trata de una pitonisa, puede ver el futuro en sus sueños y en ocasiones tiene premoniciones que pueden significar una gran ventaja, aunque no tiene grandes habilidades de combate puede jugar con tu mente al punto de obligarte a quitarte la vida. También se encuentra claro que Lólindir es quien más experiencia tiene, hablar de sus habilidades sería romper la pequeña sorpresa que tengo preparada para ti.

Excelente… más sorpresas.

-          Antes de que tus preocupaciones y tensiones aumente por la tarea que les encomendaré, me gustaría verte en acción en un ambiente relativamente seguro. Para ello te enfrentarás en combate con cada uno de los miembros del equipo.

-          De verdad esperas que haga algo así, tú conoces el resultado y sabes que no no duraría ni 15 segundos contra alguno de ellos.

-          Por favor Galdor, espera a que termine.

Mi voz podía sentirla tan alterada y agresiva, mientras que Huor jamás cambió de tono y demostró en su rostro algún cambio. La seguridad de ese hombre me impulsaba a querer golpearlo y a su vez, me tranquilizaba. Sus pausas eran exactas para que pudiera controlar mis impulsos y hasta ahora entiendo que posee una paciencia extraordinaria. Cada vez que averiguo un rasgo de él quiero activar mis ojos, quiero ver su humo, quiero saber, quiero…

-          Tranquilízate Galdor, si tanto quieres verme con tus nuevos ojos te daré una oportunidad. Supera mi prueba y te permitiré examinarme a fondo si así lo deseas.

Tragué saliva y temía por mis siguientes palabras…

-          También quiero algo más.

-          Estoy abierto a escuchar tu contrapropuesta.

Por más que lo intenté no logré ocultar las gotas de sudor que emergieron de mi frente, tenía una duda más, algo que me ha dado tanta curiosidad desde que llegué aquí y podría ser el momento para descubrirlo.

-          Adelante Galdor, dime.

-          Quiero… quiero… quiero poder ver a Lúthien con mis ojos también.

Bajé la cabeza, no sé si por vergüenza o por mero protocolo de conducta. Su respuesta ya retumbaba en mi cabeza, un simple y llano “No” seguido de una explicación de dos horas. Me sentí como un niño que pide un juguete a sus padres… no suelo ser así, pero necesito saberlo.

-          Me parece justo.

¡De verdad! ¿Acaba de acceder a mi propuesta?

-          Claro que debes derrotarla para ganar ese premio.

Si alguna vez me imaginé estar en el polo sur, totalmente desnudo y siendo apuñalado por hojas de hielo al cero absoluto, sería una sensación totalmente cálida y placentera a comparación de lo que experimentaba. No creí que diría eso, y ahora parece que no puedo retractarme.

Huor se levantó con cierto entusiasmo que trataba de ocultar, al pasar a mi lado noté una sonrisa que cabe entre la locura y el completo placer. Si acaso él ya tenía planeado eso…

-          No te equivocas Galdor, lo tenía contemplado. No perdamos más tiempo, acompáñame al campo de entrenamiento 2.

¡Mierda!

El Credo - IniciaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora