El Credo - Iniciación

Capítulo 54 - Recuerdo

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Recuerdo

Conduciendo a la casa de mis padres, mi reflejo observaba el acto hipócrita que estaba por cometer. Algo que solía negarme a hacer, ahora con un solo mensaje de voz de no más de tres segundos y ya estoy en camino. No lograba identificar por qué lo hacía, pero si el prepotente de Huor tiene razón, encontraré algún hueco legal para salirme con la mía. Aunque no estoy seguro del propósito que estoy buscando, solo conduzco por la carretera que empieza a ser iluminada por las farolas, la suave brizna impactaba el auto con suaves caricias que formaba una atmosfera cálida al interior y fría al exterior.

¿Qué le diría a madre?, ¿qué haría con padre?... ¿Por qué mierda estoy yendo con ellos? Por el retrovisor tuve una de las conversaciones más extrañas de toda mi vida.

Recapitulemos, padre es un ente estricto, duro, carente de paciencia y tolerancia que solo desea que su hijo sea la carta de presentación que podrá presumir en su trabajo lleno de un montón de ancianos en trajes hechos a la medida y una prepotencia apenas mayor a su ego. Y madre es una mujer incapaz de ver los errores en los demás y se conforma en decir que el mundo es un lugar lindo y que si todo lo abordamos con una sonrisa nada malo nos puede pasar. ¡Mierda! Yo odio esa clase de personas... pero aun así, después de tantos años he decidido pasar tiempo con ellos. ¿Qué cambió?

Por su puesto que un libro que debería consumir Ritalin para calmar sus ansias entró a mi vida con el único objetivo de llenar mi cabeza de una telaraña de confusión sin sentido alguno. Aunque pensándolo bien... ha sido lo más interesante que me ha ocurrido, es incluso más emocionante que revelar una nueva fotografía.

Además encontré personas en el Credo que de una forma u otra, me he terminado encariñando. Huor, a pesar de vestirse como un prepotente, con su saco siempre limpio, el nudo de su corbata hecho a la perfección, su cabello corto y su forma de caminar... se puede hablar con él, de una manera extraña y en muchas ocasiones errática, pero se encuentra dispuesto a escuchar, nunca me ha tratado como un niño inmaduro ni como un inepto.

Si tan solo mi padre fuera más como él, pero nunca le gusta escuchar, se encierra en sus ideales y si dice que algo es negro aunque sea de color azul, no dejará su terquedad a un lado con tal de tener la razón siempre. Es más fácil hablar con la pared y sería una conversación menos fría que con él.

Tan solo recuerdo aquel verano, durante las vacaciones fuimos a un viaje de campamento, yo apenas era un niño y dentro de mi curiosidad y mis juegos caí al rio y el agua fría me asustó en el momento. Corrí con mi padre para que me ayudará a secarme y quitarme del infernal frío. Pero era tonto y lo único que recibí fue una reprimenda ejemplar. Gritaba y movía sus brazos en al aire con tal de no azotar el primer golpe a mí. Su argumento... mojar la ropa nueva que había comprado para el viaje. No sé si mi pequeña mente era muy inmadura pero... no era más importante si me encontraba a salvo, si me había lastimado... ¿algo?, no estoy diciendo que puedo quedar exonerado por mis acciones, pero un niño no se supone que debe jugar, saltar y estar siempre bajo la protección y el cuidado de sus padres. Nunca fue mi caso, después del regaño me encontré en mi habitación aún con la ropa mojada hasta que pensará mis actos y pidiera una disculpa. Minutos después empecé a extornar y el frío era insoportable... no quiero recordar más detalles, pero ese mismo día terminé con la primera fase de pulmonía gracias a que mi madre me vio de un color azulado.

Claramente, el viaje al hospital fue adornado con los gritos de mi padre molesto por interrumpir las vacaciones por ser tan irresponsable. Aunque mi madre hablaba con dulzura y trataba de tranquilizarme, la historia era la misma. "no debiste hacer eso hijo, tu padre tiene razón con lo de la ropa, por lo demás no te preocupes" claro, mi preocupación era mi salud en ese momento. Ver a padre tan molesto por un acto así hizo que me culpara por mucho tiempo.