9. Un hermano llorón e inmaduro

1.2K 158 11
                                    

Toque la última tecla y volví a la realidad. Tarde en recuperar la cordura, ya que hace tiempo no tocaba el piano y me había relajado considerablemente. Además, de que había expresado mis sentimientos y remordimientos al tocar la melodía.

El público aplaudio fuertemente, hice una reverencia hacia la audiencia y baje del escenario. Me acerqué a la mesa donde se encontraba el señor Quater y Esteban. Y Esteban parecía conmovido, se notaba que estaba por soltar unas lágrimas.

Greg fue el primero en levantarse de la mesa.

—Usted estuvo maravillosa, como lo esperaba—me halago.

—La sorprendida soy yo. No creí que supiera sobre mi habilidad en el piano—dije sinceramente.

—Como no podría saberlo con esas delicadas manos de pianista. Tenia mis dudas, pero estaba en lo correcto—se giro a ver a Esteban—Tiene una maravillosa mujer, Muller.

Esteban se posicionó de lado de mi, agarrando mi cintura.

Lo bueno que esto es parte del trabajo, sino estaría diez metros bajo tierra.

—Lo sé—respondió Esteban con un tono más grave y protector.

Creo que quiere mostrar su masculinidad. Pero, eso se esfumaria en un segundo si viera una rata, ya que gritaria como una damisela en apuros.

Greg se tenso por un momento,aunque rápidamente volvió a mostrar un rostro deslumbrante—Con esto les doy la bienvenida y disfruten lo que resta de la noche—se despidió dejandonos solos.

—¿Qué hacemos ahora?—preguntó/murmuró Esteban.

—En primer lugar quita tu mano, si no quieres que te lancé una rata encima— inmediatamente la quito— Vamos hacer lo que dijo Greg. "Haremos nuevas amistades"— dije remarcando lo último—Tenemos que obtener la mayor información posible—asintió.

—¡Melody! ¡Encontramos a Robert! Dylan y yo nos dirigimos al coche nos vemos allá— me avisó Zack por el auricular.

—¿Y Jake?—preguntó el pelirrojo, quien también escuchaba por su auricular.

—Esta con nostros, solo está inconsciente, Dylan lo está cargando. No es nada grave. No se preocupen—contestó el niñato.

—Esta bien—dije un poco confusa—Tienen que esperar otras horas. Necesitamos conseguir más información sobre el jefe de trata de blancas.—unas personas se venían acercando a nosotros.

—Sí, nosotros los esperamos— fue lo último dijo Zack.

Nos dirijimos hacia las personas para saludarlos formalmente.

*

—¿Entonces, como les fue?—preguntó Muller.

Negamos Estaban y yo con cansancio.

—Conocen su fama y que hace. Pero, nadie parece haberlo visto en persona—dije.

—Hicieron todo lo que pudieron—dijo Zack.

—¿Cómo les fue a ustedes?—preguntó Esteban.

—Fue sencillo inflitrarnos. Y sobre la información que copie puede llegar a ser algo de utilidad. No en este momento, puede que después. Porque, no se si este relacionado con lo que estamos buscando.

—Eso lo vermos después...—mire hacia el coche y los demás me imitaron.

Robert seguía inconsciente en la parte trasera del coche. Jake ya se había recuperado del golpe que le habia dado mi hermano. Quien pensó que era un guardia y quiso golpear a Dylan. Pero, él primero lo noqueo con un golpe.

El golpe que le dio a Jake fue con un palo de madera. ¿En serio creía que podría escapar con un palo de madera?

Luego me preguntó, si de verdad es mi hermano.

—Primero a que ver a nuestro supuesto rescatado— dije sin ganas.

Todos nos dirigimos al coche y abrimos la puerta para poder despertar a Robert.

—Robert—lo empezó a mover Dylan— Robert.. despierta—lo sacudió mas fuerte— ¡Que despiertes!—lo aventó contra el asiento de enfrente, provocando que se despertará de golpe.

Primero, nos empezó a mirar como si fuéramos unos extraños para luego ponerse pálido.

—¡Siento haber golpeado al guardia!— dijo. Salió del auto frenético y miro a sus alrededores. Nosotros retrocedimos ante su comportamiento.— ¡Por favor, no me maten!—junto ambas manos—¡No lo volvere hacer!—se puso de rodillas.

—¿De que hablas?—le pregunté.

—¿No me van a matar?—me miró en la misma posición.

—No.

—¡¿Entonces porque estamos en medio de la carretara y en plena madrugada?!—dijo alterado— ¡Es obvio que no quieren dejar pruebas! Van a descuartizarme y seguramemte...

—Robert somos nosotros—Esteban lo tomó de los hombros para calmarlo.

Mi hermano se quedó callado unos segundos para luego soltarse de su agarre.

—¡Son ustedes chicos!—lloró— ¡No los reconocía con esos disfraces!—me hecho un vistazo— ¡También, esta la enana!—se agachó en el piso.

Dijo "enana". Fruncí el ceño claramente molesta. Trataré de omitir que lo dijo.

De repente, empezo a llorar mas fuerte. ¿Ahora que le pasa?

—¡Estaba tan asustado!—gritó para volver a chillar—Creí que nadie vendría por mi—decía mientras le seguían saliendo las lagrimas de los ojos.

Se acercó el trío hacia Robert.

—Robert, tranquilizate...—comenzó a decir Jake.

—¡Dejenme en paz! ¡Trío de idiotas e inutiles!—gritó y siguió llorando.

Se quedaron en silencio y fueron hacia nosotros deprimidos.

—Déjenme a mi— les dijo Zack muy confiado.

Se dirigió a mi hermano y lo tomó del hombro—No tienes de que preocu...

—¡¿Tú que quieres, chico richachon y mimado?!— lo interrumpió Robert.

Regresó Muller con la cabeza gacha.

—Oigan— le susurre al trio, me voltearon a ver— ¿Cómo sabe que es rico?— rodearon los ojos.

—Maestra, todo el mundo conoce a Zack Muller—dijo Jake como si fuera lo más obvio.

Suspire agotada—No creí que fuera tan famoso—aclaré. Dirigí mi vista hacia el inmaduro de mi hermano— Yo iré— dije y fui hacia él —Robert, tenemos que regresar mis padres están...

—¡Cállate, hermana enana y marimacha!—me gritó para seguir llorando.

¿Eh?

Voltee hacia los demás y ellos asentían con la cabeza, dándole la razón.

¿Quién tiene una pistola? Para que mate a cinco idiotas.

Comenzó a sonar mi celular, deje a un lado el insulto de mi hermano para contestar.

—Diga...

—¡Cariño! ¡Aun no hemos encontrado...

—Ya lo rescatamos—interrumpí a mi mamá.

—¡¿En serio?! ¡Gracias a dios! ¡¿Tú estas bien y tu equipo?! No sabes como me preocu...

—Lo se, mamá—Robert seguía en su lugar soltando lagrimas—Mejor te paso a mi hermano— quite el celular de mi oreja—¡Robert!— lo llamé— Es mi mamá—le dije.

—¡Mami!—corrió hacia el celular mientras gritaba de felicidad. Me quito mi teléfono de la mano para contestar.

Solo algo me quedó claro. No ha progresado su maduración en 21 años.

—¡Puff...! ¡Enana y marimacha!—resopló Zack y se atacó de la risa. Los otros no tardaron nada en unirse.

Estoy pensando seriamente en cometer unos cuantos asesinatos.

Nunca Seré Como EllasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora