4. ¿Casado?

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—Solamente dime

—Nos vamos a presentar en su universidad. Porque, hay un evento perfecto que se realizará.

—¿Cuál?

—Bueno, yo soy un multimillonario como puedes ver y director de Seattle—dijo orgulloso de sí mismo— Mi compañía es de carros. Voy a buscar nuevos integrantes para mi compañía y que mejor lugar, que la universidad. Además, que la compañía de la familia de Lorraine van asistir al evento. Creo que irá ella junto con su esposo.

—Espera..quieres decir ¿que Lorraine si está casada?—pregunto Jake sorprendido—¿No es solo un rumor?

—Es fácil de saberlo— le dije. Abrí la computadora y en diez minutos tenía el perfil de Lorraine. Efectivamente, su estado civil era casada. Lorraine Crowley. Mi mente viajó a la persona que conocía con ese apellido y se tornó blanco—Sí, está casada—fue lo único que dije. Mi curiosidad me mato y le di clic al archivo de su estado civil.

Mi mente quedó en blanco. Ese nombre no debería estar registrado aquí. ¿Porqué?

—No puede ser...—hablo bajo Jake en shock, igual que yo. Los voltee a ver con una mirada muy fría y no comentaron nada.

—Así que su esposo es Mark Crowley— al escuchar el nombre. Mi cerebro tenía ganas de golpear a Zack, pero él no lo sabía. Me levanté de mi lugar solamente para procesar la información. Sentí, un dolor en el pecho que no se había presentado desde hace tiempo.

—Sí—dije secamente— entonces ¿que hacemos?—mire sin ninguna emoción a Zack interrogativa.

—Eso, es lo que no te va parecer. Tienes que ir al evento como mi comprometida—¿Como su prometida? Suspire, no sabía como lo lograría pero ha de ver una manera. Lo digo si podré retener lo que he estado cargando en cuatro años.

—¿Ser tu comprometida?—dije sin convencerme la idea, asíntio Zack— Está bien, niñato— le mandé una mirada de advertencia al trio entendiendo de inmediato.

—Así, que querida doncella— Zack se arrodilló y tomo mi mano— ¿Te casarías conmigo?—sacó de su saco una caja y me mostró el anillo. Tome el anillo de la caja y me lo puse.

—Es aceptable— fue lo único que dije y me fui dejandolo en la posición.

—¡No eres nada romántica!— gritó.

—Siento no ser nada romántica.

—Una cosa más mañana tienes una misión, ya sabes las cotidianas que son pequeñas—me avisó el niñato.

—¿Tengo que hacer un rescate?

—Sí

—Esta bien—fue lo último que dije.

Se fueron de mi apartamento. Al fin. Volví activar las cámaras, cuando ya se habían ido. Al voltear nuevamente a mi computadora sentí el dolor más fuerte en mi pecho. Salió una lágrima y empezaron a salir las demás. Había mucha rabia en mi. ¿Porque me seguía doliendo? Quería golpear ha alguien o romper. Me tranquilice, tome aire y le hablé a Amy.

—Mel, ¿como estas?—me pregunto, me conoce perfectamente.

—Esta aquí—fue lo único que dije, tardo en contestar.

—¿Mark?— dijo en tono bajo.

—Sí, casado

—¡¿Qué?! ¡¿Casado?! No puede ser. Maldición, Melody no quiero que de verdad te afecte.

—¿Y como quieres que no me afecte?

—Cierto. Después de cuatro años, ese idiota. Ya verá, cuando lo vea

—Ese no es el problema

—¿Entonces?

—Me voy a encontrar con él

—¡¿Qué?! ¿No se habían encontrado?

—No, en la información de una chica de la universidad es con quien está casada. Me lo pidieron como parte de la misión.

—Melody que no te afecte. Yo se que te duele, pero como es ¿Melody Crust ante los demás?

—Si, lo sé indiferente, cortante, fría y sería— dije suspirando.

—¿Quieres golpear a alguien?¿Verdad?

—Sí

—Pareces chico cuando te enojas—dijo riéndose. Me reí un poco.

—Siempre me lo dices.

Seguimos hablando de otras cosas insignificantes. Era con la única persona con la que podría hablar de esto.

*

Narrador omnisciente

En un bar....

Se encontraba una de las pandillas más famosas, donde regularmente se reúnen. Entró una chica guapa con vestimenta casi negra, pero a la vez provocadora con una mirada que daba miedo. Sus ojos azules eran radiantes y su cabello negro ondulado con azul; iba ligeramente maquillada.

—¿Qué desea bombón?— le preguntó el barman. 

—Un trago— miro a su alrededor hasta encontrar a su presa—También, para el muchacho que se encuentra en el otro extremo—señalo a un joven de cabello negro. El líder de la pandilla.

—Le manda el trago la señorita—dijo el barman, guiñándole un ojo al líder por su suerte. El joven vio al otro extremo de la barra y se encontró con unos ojos azules que lo miraban coquetamente. El líder se acercó a la ojiazul.

—Hola, nena. Nunca te había visto por estos rumbos— dijo con claras intenciones en su tono de voz.

—Sí, soy nueva. Es que acabo de mudarme apenas y vine a ver este lugar. Además, se ve que tu eres algo más salvaje—dijo la pelinegra acercándose al líder de la pandilla. Eso provocó que se excitara y él recorrería con la mirada el cuerpo de la ojiazul.

Él la tomó de la cintura y se besaron salvajemente. Las personas los veían, pero a ellos les importaba lo más mínimo. Se dirigieron al baño para seguir con lo que habían empezado.

En eso entra al bar, un muchacho con una apariencia reservada, castaño con ojos verdes y con cabello ondulado; los demás se le quedaron viendo. Pidió un trago. Pasaron los minutos tranquilamente hasta que llegó uno de los integrantes de la pandilla a interrogar.

—¿Chico sabes en donde estás metido?—le advirtió.

—No, es que me importe—contesto con brevedad.

—Maldito, hijo de papi—el pandillero agarró del cuello al castaño.

El castaño le dio un codazo rápido en las costillas, tomó el antebrazo jalando hacia enfrente derribando al pandillero. Dos hombres sacaron sus armas, pero él fue más rápido y les disparó. Los demás sacaron sus armas apuntandolo.

—Baja, tu arma— le ordenaron.

—Como si lo hiciera—dijo. Aventó la pistola y tomándola como distracción, les disparó a cuatro con otra más pequeña y cacho la otra para esconderse atrás de la cantina. Le disparó al barman y fue matando a todos con agilidad. Al final, todos estaban muertos.

El castaño se dirigió al baño. Escucho gemidos y abrió la puerta con una patada.

—¡Agh! ¡Por favor!— él le lanzó una pistola a la pelinegra, ella la cacho y mato al líder de la pandilla. Se levantó y se acomodó la ropa.

—Estaba guapo—se excusó ella—Por favor, como si no me hubieras visto hacerlo antes —le guiño un ojo. El castaño rodeó los ojos.

—Por favor, Lorraine.

Nunca Seré Como EllasWhere stories live. Discover now