56. Fuego

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-Shhh, solo dejate llevar ...

El furte abdomen del joven se contrajo ante aquellas palabras y su erección creció aún más.

Escucho el inconfundible sonido de unos tacones golpear el suelo y colocarse justo a un lado de él.

-Recuerdas el juego de la otra vez???? Vamos a volver a divertirnos con el. Ya sabes las reglas, no??

-Si

Un fuerte golpe se escucho y una marca roja larga y delgada quedo grabada en la espalda del pobre chico, haciendolo gritar del dolor.

-"Si" qué?!?!

-...Si ... ama ...

-Crees que a mi me gusta hacerte esto??? No. Pero si no sigues las reglas debes ser castigado. No es cierto??

-Si ama

-Bien. Recuerdas las reglas, no???

-S..silencio, ama.

-Silencio, exácto. Por responder acertadamente te ganaste un premio...

Una mano tomo rudamente el duro miembro del castaño y comenzó a masturbarlo de manera lenta pero firme. Él jadeo, dejandose llevar por el placer y la necesidad. Por un momento la rubia considero volverlo a castigar por hacer ruido, pero recordo que el juego aún no empezaba, así que simplente se contento con soltar el pene de su novio y verlo sufrir por más.

-N...no, ah, más...por favor... sigue

-No tan rapido mi amor, primero vamos a jugar. Silencio, o no tendrás tu premio.

El ruido de los tacones volvió a escucharse y tras un segundo de profundo silencio sintió como un objeto helado y mojado se colocaba en su pezón izquierdo. La sensación cási lo hace gritar, pero pudo controlarse y apretó la mandíbula fuertemente.

-Te gusta???-Su cuerpo temblo ante aquel sensual susurro.

Se mordio la lengua para evitar emitir cualquier sonido. Astrid sonrió con suficiencia y una traviesa risita salió de su boca.

-Bravo ... a ver cuanto resistes ...

En cuanto termino de decir esto, el objeto, que ahora identificaba como un hielo, comenzó a bajar por sus costillas y él, para evitar hacer ruido, se giró y retorció su cuerpo. Ella dudo un momento, pero al fin y al cabo no había hecho ruido.

-Muy listo...

Una sonrisa de superiodidad apareció en el rostro del castaño, pero esta se borro rápidamente al sentir el hielo bajando por su abdomen hasta el comienzo de su vello y todo su cuerpo temblo. El hielo se quedo ahí, mojando a propósito el vello haciedo círculos y acercándose a su ya doloroso miembro.

-Dame el gusto Hipo ...

La delgada mano desvió el hielo hacia sus muslos, torturando por más tiempo al chico que ya sudaba. Aún con  la venda en los ojos pudo ver perfectamente la sonrisa de superiodidad que su Lady seguramente tenía.

-Vas a perder ...

Y una ves dicho esto llevó el cubito de hielo a la base de su pene, y esta ves ya no pudo evitar que un grito de dolor y placer saliera de su boca.

Ella sonrió victoriosa, pero debía aprovechar lo que quedaba del hielo antes del castigo, así que recorrió con este toda su longitud y lo dejo en la punta, haciendolo gritar y jadear, su cuerpo comenzó a retorcerse de placer y la necesidad creció aún más hasta volverse insoportables.

Cuándo el hielo se desciso por completo tomo nuevente la fusta y lo golpeó el pechp fuertemente, una y otra ves, haciendolo gritar y retorcerse.

-Perdiste...

Apreto un botón en la pared y las cadenas que mantenían a Hipo inmovil se aflojaron dejándolo caer de rodillas en el suelo.

-...y vas a darme MI premio

Dicho esto se colocó enfrente de él y tomándolo del pelo lo guió hasta su empapado sexo.

-Mira como me tienes Hipo ... -frotó su sexo en su boca, sitiendo como inmediatamente él sacaba su lengua y recolectaba todos sus jugos con ella.

Dejó su cara y se sostuvo de las cadenas que apricionaban a su amante y se dejó llevar por el mar de sensaciones que estaba sintiendo gracias a la maestra lengua de su novio trabajando en su inchada intimadad.

-Ah ... si, así ... Hipo...

El castaño deboraba su sexo gustosamente, pero a cada segundo el dolor entre sus piernas aumentaba. Justo antes de suplicar por un poco de alivio, Astrid se alejo de el y con el mismo botón solto por copleto al maltratado joven.

-Acuestate ...

Sin decir nada obedeció y de recosto boca arriba en el frió suelo.

Ella se paro encima de él, con las piernas a cada lado de su cuerpo y le quito las vendas de los ojos, pero dejó las cadenas en su lugar, dejándolo aún inmovil de las manos.

-Mírame ...-Su voz sonaba tan áspera y exigente que lo hiso sin más.

Astrid llevó su mano derecha a su exitado sexo y sin más metió dos de sus dedos y comenzó un movimiento de mete y saca, mientra que con la mano izquierda apretaba sus pechos.

Hipo se quedo imnotisado viedola darse placer, con su su desnudo y sudado cuerpo como espectáculo exclusivo para él. Bajo su vista de su rostro lleno de placer hasta sus pechos masajeados por ella misma, bajo aún más la vista por su abdomen contraido por la exitación hasta su empapado sexo, que masturbaba con tanta urgencia, y se quedo ahí, completamente idiotizado ante la sexual imagen. Los gemidos de la rubia lo estaban volviendo loco, la necesitaba ya.

-A...Astrid...por...por favor, por favor ...

Astrid abrió los ojos sin dejar de mover sus manos y la imagen que vió casi la hace tener su primer orgasmo. Justo debajo de ella, Hipo estaba acostado, encadenado de las manos, desnudo y rojo. Se fijó sobre todo en su miembro, completamente duro, rojo e inchado.

Dejo sus pechos y saco sus dedos de ella misma. Se arrodillo, haciendo que la enorme erección del chico hiciera contacto con su caliente y mojada vajina. Ante aquella sensación ambos gimieron de placer y necesidad.

-Primero yo ...

Dicho esto se froto un poco con el pene y comenzó a gatear hasta el rostro de su novio, que en cuanto la tuvo encima suyo devoró su vajina. Succiono todos sus jugos y la penetro con su lengua, haciendola gritar perdiendose en tanto placer.

En un momento de lucidez Se estiró y agarrando la dura erección comenzó a masturbarlo, haciendolo soltar un grito que quedo ahogado en su sexo.

Desesperado por tomarla lo más rápido posible, tomó entre sus labios el hinchado clítoris y comenzó a succionar haciendola estallar en un potente orgasmo que la hizo temblar y sostenerse del suelo para no caer.

Despues de recuperarse se digió hasta el duro pene y sin esperar más lo llevó hasta su entrada y de un golpe lo metió todo. Un grito ronco salió de ambos jovenes y ella comenzó a cabalgarlo bestialmente.

-Ah .. ah, si si si, ah ... Astrid ... ah, eso...

-Hipo... ah, si si, Hipo...

Tan solo fueron unos segundos cuando Hipo ya no pudo más y un fuerte orgásmo lo tomó desprevenido, llenando por completo a su novia con un pontente chorro de semen. Esta al sentirse llena dio tres brincos más y un nuevo orgasmo igual de fuerte la dejo completamente indefensa, callendo sobre su cansado amante; ambos con la respieración entrecortada y los latidos de su corazón acelerados se mirarón y rierón felices.

Y ahí, en el frio suelo se quedarón descanzando hasta tomar fuerzas y volver a poseerse por horas.

Historias de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora