Historias de un amor

55. Despedida

Relato inspirado en la canción "La Confeción" de Enrique Bumburi.
Todo lo que aparece en esta historia es ficción, así que realmente no tiene mucha coheréncia.
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19 de Agosto

Un dolor agúdo atraviesa su pecho, haciendo que caíga sobre sus rodillas
y lléve sus manos a este. Las cosas comienzán a nublarse un poco, pero es algo momentáneo. Escucha un ruido en el patio y supone que ella ya ha llegado; respira profundo y se talla la cara para despejar la neblina, se levánta y se toca nuevamente el pecho, justo en la zona donde segundos antes le dolió.

-Estas bien???

Ni siquiera la ha escuchado entrar cuando ella ya sostiene su rostro y revísa su temperatura. Él solo le sonríe y asiente.

-Si, no te preocupes.

Ella lo mira por unos segundos hasta que no muy convensida lo suelta y procede a mostrárle el nuevo cuadro que ha adquirído en la subasta de esa mañana.

Él la escucha atentamente.

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6 de Septiembre

Los dolores fuéron aumentando cada vez más, y él ya se está asustando. Le coménta a ella lo que ha sentido, aunque le miente diciéndole que es reciente y no duele tanto como realmente es. Ella le dice que mañana mismo visitan al doctor, y hacen una cita para la tarde.

Van juntos al super, pues necesitan jabón de baño y algunas otras cosas para la semana. Es en el pasillo de los enlatados cuando otro dolor en el pecho lo golpeá y la neblina vuelve, solo que ahora invade su visión por completo y su entorno desaparece, sumiendolo en la completa oscuridad.

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7 de Septiembre

Estuvo toda la noche inconciente, ella no se ha despegado de su lado desde que se desmayó; ni siquiera cuando toda la gente los rodeó, bien por morbo o por genuina preocupación, ni cuando lo subieron a la ambulancia, ni en el camino al hospital, ni cuando le hicierón pruebas, ni cuando lo transladaron a su habitación.

Una vez en esta tomo su mano y la apretó, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. Debía ser fuerte, por él.

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8 de Septiembre

Las lágrimas salen librente por los azules y tormentózos ojos de la hermosa rubia. Le hán dado el diagnóstico; cáncer.

Lo debén tratar de inmediato. Ella firma rápidamente los papeles para el permiso.

Su celular suena un par de veces y ella contesta sin siquiera fijarse en quien es; al otro lado de la linea Estoico le hábla para preguntar en que hospital están, ella les ha hablado para avisarles sobre el estado de su hijo (antes de que le diéran la noticia), con trabajo logra darles el nombre y ambos padres agradecen y cuelgan para buscar el hospital. Astrid no sabe como se los dirá.

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12 de Septiembre

Finalmente lo dejan salir del hospital, aúnque debe volver para seguir con el tratamiento.

En el auto todos van en silencio. No saben que decir o que hacer. Se detienen en un restaurante y tan solo piden un cafe.

-Hipo ... debes comer, ... por favor.