La última vez

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Narra Nacho

Mica y mi hermano volvieron a entrar. Estaban agarrados de la mano y parecía que se lo estaban pasando muy bien. Comenzaron a bailar muy pegados un tema de Maluma. Si bien no eran los mejores bailarines, la pasión que había era lo que más destacaba.

Me retiré del grupo y me fui a la barra a por un trago para poder quitar la imagen de la parejita feliz de mi cabeza. Pedí un chupito de tequila con limón, que acabaron siendo tres. Sentí como el alcohol comenzaba a subir, y un notable calor invadía mi cuerpo.

Me acerqué a Ramiro y Micaela sin ser muy consciente de lo que estaba haciendo. Me quedé unos segundos mirándolos mal hasta que se dignaron a mirarme ellos a la cara.

-¿Nacho estás bien?.-Preguntó mi mellizo.

-¿Por qué no iba a estarlo? sois los dos unos patéticos.-Contesté.

-Está borracho.-Miró la rubia a mi hermano.

-¿También lo estabas tu cuando me besabas? ahora parece que te doy  mucho asco.-La miré con desprecio.

-Nacho vamos a casa.-Me agarró del brazo Ramiro.

-No, no voy a estar siempre a la sombra del perfecto licenciado en medicina.-Me solté.

-¡Nacho es tu hermano!.-Dijo sin poder creerlo la chica de ojos verdes como esmeraldas.

-¿Y qué? cuando yo te quería a mi lado él no respetaba eso ¿y ahora yo tengo que hacerlo? por favor.-Reí.

-Basta, vamos afuera.-Comenzó a sacarme a tirones mi hermano. Micaela nos siguió.

Una vez afuera nos alejamos de la discoteca un par de metros. Mi hermano estaba realmente molesto, y si pudiera matarme creo que lo haría. Quizá sí estaba un poco bajo los efectos del alcohol pero no lo suficiente como para no saber lo que digo. Es lo que siento y lo que es.

-¿Se puede saber que has tomado?.-Enarcó una ceja la rubia.

-¿Ahora te importa?.-Imité su gesto. Ella resopló molesta y desvió la mirada.

-¿Acaso no puedes comportarte Nacho?.-Me miró molesto mi hermano.

-¿Acaso no puedes dejar de querer todo lo que yo tengo? Yo vi antes a Micaela, yo la quise antes, yo me enamoré antes.-Recalqué.

-Y tú, tú fuiste el que la llamó zorra y la trato de prostituta en el programa. TÚ.-Gritó mi hermano, a lo que ella asintió con rabia.

-Estaba molesto.-Me justifiqué.

-Eso no te da derecho a nada, no te lo perdonaré jamás.-

-Ah bueno la doble moral eh Miquita. Porque cuanto tu tratas a mi hermano como yo te traté a ti él si que tiene que perdonarte. No critiques algo que tu haces. Además de eso vas por todos lados negándolo y luego le ruegas perdón con cara de no haber roto un plato. Tú no eres mejor que yo.-Le recriminé.

-Yo tengo sentimientos por él.-Rebatió.

-¿Ah por qué yo no puedo tener sentimientos?.-Los miré con una mueca de desagrado.

-Estás borracho, no sabes lo que dices. Vamos a casa.-Suspiró mi mellizo.

-Yo me tengo que esperar a que Sosó quiera irse, me vine con ella y no tengo para pagar un...-

-No importa, te suelto en casa y ya está.-Intervino Ramiro.

-¿Encima voy a tener que aguantarlos todo el camino?.-Pregunté.

-¡Nacho basta!.-Me reprendió mi hermano.

-Gracias, y lo siento mucho. Es todo por mi culpa.-Se disculpó la rubia.

-No, es la de Nacho por incentivarte a venir y luego armar semejante circo. Mejor vamos.-Pusimos rumbo al auto.


Narra Mica

Me senté atrás con Nacho ya que montó un numerito para que así lo hiciera. Resignada y cansada, acabé cediendo a su desesperada e insistente petición. Me senté a su lado y él comenzó a hablarme, más bien a balbucear palabras sin sentido. Poco a poco sus ojos se iban cerrando aunque él luchaba por no caer en el sueño.

-No te vaya Mica...-Susurró antes de dormirse completamente.

Durante el camino estuve reflexionando. Hay dos tipos de personas que nunca mienten: los borrachos y los niños. Y Nacho ahora mismo era una mezcla de ambos. ¿Realmente no había superado lo que pasó entre nosotros? ¿Habían aflorado sus celos? ¿O simplemente quería joderme la reconciliación con su hermano? él me dijo que haría todo lo posible por que él y yo no volviéramos, ¿pero era por ese odio mutuo que nos tenemos o por que realmente le dolía?

Estaba confusa y cansada. No entendía nada y tampoco me apetecía hacerlo. Estos últimos días habían sido muy intensos. Mañana era sábado y tendría que volver a Combate, de nuevo a ese lugar que parece uno que te cumple los sueños y te abre puertas, lo que nadie sabe es el costo tan alto de ello, pues el maltrato psicológico desde que echaron a toda la producción antigua, es algo que roza unos límites severos.

-Ya hemos llegado.-Me sacó Rama de mis pensamientos.-¿Estás bien?.-Me miró por el espejo retrovisor.

-Sólo estoy cansada y no me siento las piernas.-Alcé los tacones en mis manos.

-Te ayudo a bajar si quieres.-Propuso. Me iba a negar, había tenido demasiado de los Nayar por hoy, pero ya era tarde. Había bajado del auto y corriendo había venido a la parte trasera de este. Abrió la puerta y me tendió la mano.

-Gracias.-Acepté la ayuda. Me bajé descalza del vehículo y nos quedamos mirándonos a los ojos fijamente en silencio.

-Lo siento, por todo.-Susurró en algo que yo noté como una despedida.

-Volveremos a vernos aunque no estés más en el programa ¿verdad?.-Pregunté en un tono suave, casi con miedo a una respuesta negativa.

-Sí.-Me abrazó fuertemente.

Yo lo noté como una despedida. Algo no iba bien ¿se iría de gira con la banda que tenía con su hermano? por lo visto estaban grabando un CD o eso me contó. Comencé a sentir un enorme vacío en el pecho, como si una fuerte ansiedad se apoderada de mi ser. No quería perderlo, estaba demasiado enamorada para dejarlo ir tenía la sensación de que no iba a volver...

Pero pasó. Nos separamos. Él entró en el auto y yo cerré la puerta de mi casa. Me deslicé detrás de esta hasta quedar sentada en el suelo, y ahí comencé a llorar. Esa podía ser la última vez que lo viera. La última vez que sintiera su contacto, su suave piel y sus musculosos brazos. La última vez que su perfume invadiera mis bocanadas de aire, que sus ojos me miraran fijamente.

Silencio ; RamaelaWhere stories live. Discover now