Carita de muñeca

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Narra Rama

Eran las nueve de la noche. La fiebre le había bajado, y el color había vuelto a su cara, la cual antes estaba pálida y sin vida. Sus ojos habían recuperado su brillo, y su voz ya era la misma de siempre.

-Me gustaría volver a casa, llevo mucho tiempo sin Aloha.-Le dije a Rama quien estaba sentado conmigo en la barra de la cocina. Los programas ya estaban grabados, así que hasta el sábado no teníamos que ir al estudio, tiempo suficiente para recuperarme de la varicela.

-Claro, yo te llevo.-Me sonrió, yo asentí. Tomé el ramo de rosas y me dirigí hacia la puerta con él siguiéndome.

-Podrías quedarte en mi casa.-Le sugerí mientras me montaba en el auto.

-Sí tu quieres...no me gustaría molestarte o causarte problemas. Entiendo que necesitas tiempo y espacio.-Suspiró mientras se abrochaba el cinturón.

-No lo harás.-Lo miré fijamente.

-Entonces ya está.-Me dedicó una sonrisa. Acto seguido, fijó sus manos en el volante y concentró toda su atención en la carretera.

En pocos minutos llegamos a mi casa. Lo último que me apetecía era dormir, había estado durante horas durmiendo en la casa de los Nayar, así que estaba bien descansada. Quité el cinturón y bajé del auto, corriendo fui a la parte trasera de este y saqué las flores.

No es que fuera la gran cosa, pero para mi era especial. No sólo por el significado, sino por que las flores me hacían mucha ilusión como regalo. No era esa típica chica melosa que se moría por los ositos de peluche, las flores y la típica caja de bombones de marca cara en San Valentín, pero si que es cierto que las flores era algo que siempre me habían gustado. En mi casa del Mar del Plata incluso, tengo un estanque lleno de nenúfares que cultivo desde pequeña.

Saqué las llaves del bolsillo de mi chaqueta y abrí la puerta. Nada más entrar Aloha vino hacia nosotros, haciendo mimos y correteando a nuestro alrededor. Yo la abracé y la acaricié.

-¿Me echabas de menos?.-La miré mientras le rellenaba el cuenco del agua, lo tenía por la mitad.

Acto seguido saqué un jarrón grande que tenía, antes colocaba las flores que me regalaba mi ex, pero desde que lo dejamos lo tengo guardado en un cajón en la cocina. Eché bastante agua, 3/4 como indicaba un sobre que venía pegado a un costado del ramo. En este indicaba que una vez estuviese lleno de agua el recipiente, abriésemos el sobre, eran unos polvos que ayudaban a la conservación de las flores. Lo eché y lo mezclé con el agua para que se disolviera bien. Acto seguido saqué del envoltorio las rosas y las introduje en el jarrón.

Limpié la encimera y recogí todo lo que había usado. Me giré y vi como Rama estaba sentado en el sofá con Aloha, jugando con ella. La imagen me causaba demasiada ternura, él y mi perra se llevaban bastante bien, de hecho cuando me fui de vacaciones con Pitu, mi ex, Ramiro fue quien se encargó de venir a cuidar a Aloha todos los días, confiaba en él y se llevaba bien con ella.

Me acerqué sigilosa al sofá y rodeé su cuellos con mis manos mientras lo atraía hacia mi a modo de abrazo.

-Eres un amor.-Besé su mejilla.

-Estás sensible, deberías tener fiebre más a menudo.-Sonrió.

-Idiota.-Rodé mis ojos divertida. Me senté a su lado y lo miré.

-¿Qué?.-Comentó al ver que no aparta mi mirada de él.

-Nada, eres hermoso.-Me encogí de hombros.

-Basta, quieres que me ponga blando y acabe sucumbiendo a tus encantos.-Arqueó una ceja.

-No idiota.-Me abracé a él.

-Sí, seguro...-Rió divertido.

-¿Lo has dejado ya con Sofía?.-Cambié de tema.

-No.-Contestó. Yo me aparté de su lado.

-¿Y a qué esperas?.-Lo miré seria.

-A que te aclares. Primero me dices que la quieres como tapadera para que no descubran lo nuestro, y ahora te molesta cuando no paso ni una hora al día con ella.-Contestó.

-Bueno, pero es que tú ya no necesitas a ninguna otra. Nosotros podemos llevar lo nuestro en secreto.-Le susurré.-Te quiero sólo para mi, entero para mi.-Lo besé apasionadamente.

Narra Rama

Le seguí el beso, tenía ganas de estar nuevamente con ella pero no podía. No estaba en condiciones. Noté sus intenciones cuando comenzó a subir de intensidad el beso. Me separé un poco de ella y acaricié su mejilla.

-No podemos Mica, no estás bien.-Le di un beso corto.

-Aburrido.-Rodó sus ojos.-Voy al baño, ahora vuelvo.-Depositó un beso en mis labios y se fue, desapareciendo por el pasillo.

En ese momento su teléfono empezó a sonar repetidamente. Lo tomé y me acerqué a la puerta del aseo.

-Mica te está llenando alguien a mensajes.-La avisé por si era importante.

-Déjalo. No importa.-Contestó.

Yo volví sobre mis pasos y me senté en el sofá. Desbloqueé la pantalla, ella a veces usaba mi móvil y yo no le ponía obstáculos, no tenía nada que ocultar, ver quien podía ser tampoco era algo malo, y ni si quiera se enteraría. Baje la barra de notificaciones y vi quien era la persona que la llenaba de tantos mensajes.

Era Lucas su ex algo, ya que nunca se concretó o eso dijo ella al menos. Alcancé a leer algunos de los miles de mensajes.

''Te amo, cuando te puedo ver'' decía uno de ellos. Sin creerlo, y queriendo pensar que el tipo la acosaba, me metí en la conversación y subí hasta chats de hace una noche.

No me podía creer lo que estaba leyendo. Ellos tenían una relación. Claro por eso necesitaba pensar, tenía que elegir entre cual de los dos le convenía más. No me podía creer que realmente ella acabara siendo aquello de lo que todos me advirtieron. Pero no le iba a dar el gusto de seguir arrastrándome como un imbécil.

-Me he peinado un poco, tenía una mala cara...-Dijo entrando al salón.-¿Qué pasa?.-Preguntó al ver mi cara de enojo.

-¿Qué pasa, todo bien con Lucas? está desesperado por que corras a su cama.-Le enseñé el móvil.

-¿Por qué lees mis cosas?.-Gritó molesta.

-Si no escondieras nada, no importaría. No es controlar, era curiosidad, pensaba que quizá era cualquier estupidez y lo miré para encontrar mensajes babosos de ese idiota. Yo siempre te he dejado mi móvil cuando lo necesitabas para lo que sea, y jamás me puse nervioso por que no escondía nada. Yo lo  miro para hacerte una broma y me encuentro esto.-La miré sin poder creerlo.

-Ramiro yo te quiero...-Susurró cabizbaja.

-Ahora los vas engañando a todos con tu carita de muñeca. Mira que me lo avisaron, ''nunca te enamores de una mujer que se vende, siempre acaba mal'' efectivamente te has vendido a otro, y no me refiero a vender como objeto, ojo, sino a venderte sentimentalmente jugando con mis emociones que sí eran reales. ¿Qué tiene él? ¿Físico? ¿Guita? siempre el amor es para el mejor postor en todo, menos en lo sentimental por que dudo que él te ame como yo, y se arrastre como yo por ti. No puedo confiar en ti. Olvídalo todo.-Señalé.

-Rama por favor te lo puedo explicar, enserio.-Se acercó a mi pero yo me alejé.

-Nos vemos en el estudio. Capitana.-Dije con sorna. Acto seguido salí de allí, de aquella casa donde había pasado los mejores momentos de mi vida, que ahora se tornaban tan oscuros.

¿Cómo podía haberme hecho esto? me sentía totalmente engañado, decepcionado y como un inútil.

Silencio ; RamaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora