Verde esperanza

897 58 8
                                    

Narra Rama

-¿Qué pasa ahora Sol?.-Pregunté resignado. Había venido hasta el estudio, desde su puesto de trabajo sólo para decirme algo.

-Creo que sigo enamorada de ti.-Confesó algo nerviosa mientras jugaba con su pelo.

-Creo que no es el momento, y que no es justo para mi. Sabes que ya he pasado página, te lo estuve contando.-Le recordé.

-¿Con quién? ¿Con Micaela? ¿Esa que te niega y te utiliza por que juegas bien y soportas todos sus berrinches?. Pensaba que era bastante obvio que ella solo se movía por interés.-Dijo molesta.

-Hablas así de ella por que no la conoces. Basta. Tu eres mi ex, y yo tengo derecho a estar detrás o no de quien yo quiera y me apetezca. Asúmelo.-Estuve apunto de darme la vuelta, pero su voz amenazante me hizo retroceder.

-¿Acaso quieres que Micaela se entere que hace un par de días casi tenemos relaciones?.-Siseó como la serpiente que era.

-Eso no es verdad.-Contesté.

-Por supuesto que no.-Avaló.-¿Pero y ella? ¿Te creerá?.-Preguntó.

-Por supuesto que sí, por que he escuchado todo.-Salió Mica enfurecida desde atrás de una columna que estaba a unos metros de donde nos encontrábamos.

-Bueno, de todas formas ambas sabemos la respuesta. No serías capaz de confiar en un Nayar.-Sonrió malévolamente.

-Hablas de su apellido como si todo su linaje fuese como su hermano Nacho. Eres tan patética, creo que de hecho te equivocas de Nayar.-Dijo con sorna el apellido, riéndose de su forma de hablar.-El otro mellizo encajaría a la perfección contigo.-Le contestó Micaela.


Narra Mica

-No decías eso cuando nos besamos hace unas noches en el embarcadero que descubriste gracias a Rama.-Intervino de repente Nacho, genial, éramos pocos y parió la abuela.

-¿Te besaste con Nacho en nuestro lugar?.-Preguntó Ramiro sorprendido, tenía la cara desencajada.

-Te lo puedo explicar, eso fue al principio de todo.-Me acerqué corriendo a Rama, traté de acariciar su brazo pero me apartó molesto.

-No quiero volver a verlos nunca más. Ni a ti Sol, ni a ti Mica, y a ti Nacho no me queda otra, porque sino te juro que te perdería de vista.-Se dio media vuelta y se fue.

-¿Estás contento?.-Grité.

-Me ensucias cuando me partiste la boca.-Se quejó.

-Tu, tu me la partiste aprovechando que me había peleado con Ramiro después de verlo de la mano con Soso. Tu poco hombre me robaste el beso y confesaste que seguías sintiendo por algo. Y eso fue hace meses. Y lo nuestro hace años, supéralo Nacho.-Bufé molesta.

-Ahora eres Sor Micaela, ya...-Sonrió de medio lado amargamente.

-No te metas Nacho, tu sigues con Florencia cuando tiene más cuernos que el padre de Bambi. Arregla tu relación en vez de joder las ajenas.-Le reproché.

-Ni si quiera estáis en una relación. Y lo sabes de sobra, le vienes con reclamos y planteos que no tienen nada que ver con la relación que lleváis. O estás con Rama o lo dejas, pero no juegues.-Se fue de allí dejándome a solas con mis pensamientos.

Quizá era hora de organizar mis sentimiento. Puede que fuese la hora de perder el miedo. De reconocer que es lo que me pasa cuando lo veo. Pero no puedo. Jamás me enamoré profundamente, jamás le dije ''si'' al chico correcto. Nunca he tenido problemas para obtener lo que quería, pero cuando se trataba de Ramiro nunca era lo suficientemente buena.

Él me hacia actuar como una adolescente estúpida, ponerme tacones, pintarme las uñas, sobre perfumarme...Ramiro me hacia brillar, ser yo, pero yo trataba de ocultarlo, no se  lo quería demostrar ni a él ni a nadie. Trataba de activar todas mis defensas, activas y pasivas contra el amor. Pero había veces que era mejor no luchar contra lo inevitable.

Tenía que dejar de nadar a contra corriente, en el amor no hay reglas ni condiciones. Lo sabía, pero yo aún necesitaba tiempo, y eso era algo que Ramiro no entendía porque él no sufría mis heridas.

Salí a buscarlo pero no lo encontraba. Me rendí y me recargué en la fría pared del pasillo del estudio. Me escurrí contra ella hasta dejarme caer, terminando sentada en el suelo, con la espalda y la cabeza recargadas en la pared.


Narra Rama

Salí del baño. Me lavé la cara y me miré al espejo. No tendría que haberle dicho eso a Micaela yo no era así, y no podía dejar que los celos me manejasen a mi ni a mis emociones. Suspiré pesadamente y salí del baño. Iba a girar a la izquierda del pasillo pero al salir, pude distinguir a una persona echa una bolita en el ala derecha del pasillo. Tenía dos trenzas rubias y la casaca verde, verde esperanza, por que eso era lo que yo veía en sus ojos cuando la miraba, la esperanza de algo mejor.

Fui silenciosamente hasta donde ella estaba y me senté a su lado. Ella, con la cabeza escondida entre sus piernas, giró su cabeza hacia donde yo me encontraba sentado.

-¿Estás enfadada?.-Pregunté con miedo a la respuesta. Ella hizo un puchero de resignación y negó con la cabeza.

-¿Y tú?.-Preguntó con sus ojos atentos en mi como nunca antes, esperando, como una persona en el desierto una gota de agua, su respuesta.

-No.-Sonreí. Ella recargó su cabeza sobre mi hombro y estiró sus piernas en el suelo.

-Estoy cansada de este lugar. Necesito unas vacaciones después de la final.-Dijo la rubia de una manera seria, analizando la situación.

-Bueno ya haremos algo...-

-No somos novios.-Me cortó ella.

-Eres insoportable, ya lo sé. Pero aún así podemos pasar tiempo juntos ¿no?.-Pregunté bufando, me molestaba que pensara que la presionaba o acosaba para que emitiera una opinión al respecto de ser novios.

-Si es lo que más me gusta en el mundo. Pasar tiempo contigo y con Aloha.-Sonrió tiernamente. Yo la abracé y estuve apunto de darle un beso, pero recordé donde estábamos y que había cámara, ojos y oídos en todos lados, y si no había se los inventaban, así que mejor dejarlo para la intimidad.

-Á mi lo que más me gusta en este mundo er...es...-

-Chicos, en diez minutos estamos al aire. Corred.-No indicó una de las chicas de vestuario.

-¿Siempre tienen que interrumpirnos?.-Me quejé mientras me levantaba molesto.

-No seas idiota, vamos.-Me sonrió Mica, haciendo que todo se me pasara.

Silencio ; RamaelaWhere stories live. Discover now