Un inesperado reencuentro

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Narra Mica

Me desperté con el olor a tierra mojada que se colaba por la venta abierta. El clima era frío, pero tampoco algo demasiado exagerado. Me giré y vi a Rama durmiendo a mi lado. Acaricié su rostro y sonreí al ver como dormía plácidamente. Le di un beso en los labios y con cuidado me levanté.

Me dirigí hacia la cocina y me serví un jugo de naranja mientras observaba el paisaje por la ventana. El cielo estaba encapotado, y el asfalto completamente húmedo seguramente por la lluvia de la noche anterior. En la calle no había ni un alma, y el día te invitaba a sumirte en una profunda tristeza. Odiaba los días así.

Me recordaba a mi serie y película favorita, una serie de catastróficas desdichas en la cual el Sol no tenía lugar alguno, retratando la infelicidad, desgracia y tristeza que perseguía a los hermanos Baudelaire.

-Buenos días.-Rodeó mi cintura con sus brazos mientras depositaba un beso en mi cuello. Yo me giré para quedar frente a frente con él.

-No quería despertarte.-Lo besé.

-No lo hiciste. Simplemente fui a abrazarte y noté que no estabas, ahí me desperté.-Sonrió.

-Hoy no tengo ganas de nada. Y menos de ir allí, pero es la final...-Suspiré resignada.

-No tienes por que firmar para la próxima generación.-Acotó.

-Ya, pero es algo que quiero. No sé por qué siento que pronto va a cambiar Ramiro.-Acaricié su rostro al ver que no le agradaba la idea.

-Eres más verde que tu esperanza en ese programa.-Me abrazó fuertemente.

-Supongo, además se me hará mas fácil de llevar si estoy contigo.-Sonreí.

-Creo que deberíamos ducharnos...-Dejó caer.

-Bueno, hay que ponerle alegría al día de hoy ¿no?.-Arqueé una ceja. Ambos reímos y abrazados fuimos hasta el baño.

Nos desprendimos de la poca ropa que teníamos puesta y nos metimos juntos en la ducha. Mientras el agua caía sobre nosotros no dejábamos de besarnos. Quería ser la lava que derramara su volcán de amor y pasión. Quería besarlo y estar con él para siempre. Pero antes de entregarle mi corazón tenía que estar completamente segura.

Me acuerdo el primer día que conocí a los mellizos, y como Ramiro dijo que nunca se enamoraría, que él no estaba hecho para eso, acompañado del hermano quien pensaba lo mismo. Y ahora lo tengo tan cerca, diciéndome que me ama. ¿Debía confiar en él después de escuchar esas palabras salir de su boca? ¿Después de verlo siendo un gato? tenía que trata de entenderme él también.

No quería romperle el corazón, ni tampoco por supuesto que él me lo rompiera a mi. Por eso me tomaba tanto tiempo en pensar las cosas, en dar un paso a su lado. Lo que más me molestaba a veces era tener que fingir que no me importaba nada Rama para disimular, y ver como otras lo manoseaban, pero era lo que había decidido.

-¿Qué piensas tanto?.-Dijo mirándome a los ojos mientras se enjabonaba.

-Nada, en ti, en mi...-Respondí rascándome los ojos los cuales tenía rojos e irritados por el agua.

-En nosotros.-Arqueó una ceja.

-Sí.-Reí. A Rama le gustaba que hablara de nosotros como si estuviésemos juntos, pero a mi me costaba, por el mero echo además de que si en la intimidad lo llamaba de una manera, luego en público por inercia, me iría de boca.

Nos terminamos de duchar y nos fuimos juntos a entrenar. En el programa del domingo se había puesto un poco celoso, por un chico, Julián Serrano, un invitado. Pero le expliqué que era un show que tenía que hacer, que así lo precisaba la dirección. Él no se quedó más tranquilo. Intentó abrazarme en el juego de las estatuas, obviamente actué como lo haría normalmente: pegándole. Pero luego me arrepentí y lo dejé que me diera mimos abrazándome o dándome masajes en el corte. Para variar nos sacaron fotos de esos momentos y las fans se volvieron como locas.

Silencio ; RamaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora