Soltar

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Narra Rama

Profundicé el beso y tomé sus muslos, ella enrosco sus piernas en mi cintura. Me levanté del sofá con ella en mis brazos mientras seguía besándola. Dije ya no iba a hacerlo más, pero me volvía loco, ella sabía mis puntos débiles y como sacar ventaja de ellos.

La tumbé con cuidado en la cama y comencé a bajar mis besos hasta su cuello, cuando en ese momento alguien llamó a la puerta.

-¿Es enserio?.-Me separé de ella.

-No tardo.-Me dio un beso.

-Siempre hay alguien que interrumpe los momentos así.-Mascullé mientras veía a la rubia abrir la puerta.

Habían pasados unos minutos y no escuchaba ruido alguno y Micaela no volvía. Salí de la habitación y me asomé para ver qué pasaba. Estaba hablando con alguien. Me acerqué un poco más para podes distinguir bien quien era ya que al ser de noche no se veía bien. No me hizo falta fijarme demasiado porque pude escuchar la voz de él y la reconocí de inmediato.

Era Lucas Velasco. Su ex, ese de quien quería vengarse y no parecían estar discutiendo ¿acaso pensaba seguir con el estúpido juego?. Volví a la habitación y cerré de un portazo mientras me dejaba caer en la cama. Siempre igual, siempre tanta histeria...

Narra Mica

-Entiendo...-Contestó él.-Así que nada ¿no?.-Preguntó por enésima vez.

-No, no quiero tener nada contigo.-Corté con mi plan por lo sano, tal y como me aconsejó Rama. En ese momento se escuchó un portazo.

-Te dejo, parece que tienes compañía.-Sonrío falsamente.

-Sí, tengo compañía y es mucho mejor que las anteriores.-Sonreí, ese era el golpe que más le podía doler a todos los que intentaron hacerme daño.

-Está bien, me alegro por ti. Ojalá te vaya bien El Bailando y sigas cumpliendo tus metas. Suerte en la vida.-Se despidió.

-Igualmente.-Contesté feliz. Me había hecho bien soltar todo esto.

Suspiré y dibuje una sonrisa en mi rostro mientras cerraba la puerta. Atravesé corriendo el pasillo y fui hasta mi habitación donde parecía haberse encerrado el castaño minutos antes. Abrí la puerta y lo encontré sentado en la orilla de la cama y con cara seria.

-¿Qué pasa?.-Fruncí el ceño mientras me sentaba a su lado.

-Él imbécil ese pasa.-Me miró molesto.

-Ya he aclarado las cosas tal y como me explicaste. Tenías razón, no hay nada como dejar ir a las personas y que la vida se encargue de devolverles lo que se mereces.-Recargué mi cabeza en su hombro.

-Ya...-Bufó.

-Eres un poco celoso.-Reí divertida.

-Tú me das motivos.-Se ofendió.

-Ya, pero eso no va a volver a suceder. Está todo más que aclarado.-Deposité un beso en su mejilla.

-De todas formas si con él eras feliz no me hubiera opuesto. Obviamente me hubiese enfadado y ahora mismo no querría saber nada de ti, pero si es tu felicidad...-Me miró con sus grandes y claros ojos.

-Ahora mismo tú eres una de las personas que me da felicidad.-Lo abracé tirándome encima de él.

Ahora estábamos en la cama, y yo estaba encima y el abajo.

-Pasiva.-Subí y bajé las cejas.

-Eres una idiota, no puedes ser seria.-Rió divertido. Yo junté nuestros labios y lo besé.

Me encantaba su aroma, su perfume...su suave y liso cabello, el arito de su oreja que lo adornaba, sus ojos claros y las arruguitas que se le formaban alrededor de estos al sonreír. Sus perfectos dientes, sus labios, su sonrisa. Besé sus labios con todo mi amor, demostrándole lo importante y especial que era en mi vida.

Bajé hasta su cuello en el cual había algunos pequeños lunares que antes eran inexistentes para mi, y ahora me sabía de memoria donde se encontraba cada uno de ellos. Mientras besaba su cuello acariciaba su pelo, revolviéndolo y mezclándolo con mis dedos.

Después baje hasta su abdomen. Le saqué la camiseta y acaricié sus abdominales con mis manos. Luego de esto hice un camino de besos, pasando por cada centímetro de piel de su abdomen, hasta llegar a la parte más baja donde me limitaba el borde del pantalón. Ahí di el último beso, viendo como se estremecía.

Narra Rama

Cuando ella termino de jugar conmigo y hacerme perder casi el control por completo, fui yo el que ahora se situó encima, con cuidado de poner todo mi peso en ella para no hacerle daño, eso era lo último que quería.

Comencé a besar todo su cuerpo, su cuello, sus pechos, su abdomen, sus voluptuosas caderas, su suaves piernas...y cuando me encontraba satisfecho volví a sus labios. La besé y mordí su labio inferior mientras escuchaba con su respiración cada vez se agitaba más. Mientras la besaba bajé mis manos hacia su zona más sensible y receptiva, su feminidad. Comencé a jugar con ella con mis dedos, y más tarde con mi lengua, escuchando varios gemidos por su parte.

Cuando no pude aguantar más, subí nuevamente hasta su boca. Atrapé sus labios y la besé dulcemente, me separé de ella unos segundos para poder contemplar su rostro. Su tez blanca hacia contraste con el rojo que se apoderaba de sus mejillas. Sus labios estaban algo dañados de tanto morderlos entre beso y beso, al igual que los míos. Y ya nada quedaba de sus ojos verdes, ya que sus pupilas estaban totalmente dilatadas.

-Te amo.-Susurré a su oído. Deje un leve y cariñoso mordisco en el lóbulo de su oreja.

-Yo también.-Acarició con sus manos mi cara. Eso era lo que más loco me volvía. Sus caricias, su forma tan cariñosa y real de darme cariño, la manera en la que me hacía sentirme querido con unas simples palabras que a la vez eran tan sinceras, por que así ella era, sincera, para lo bueno y para lo malo.

Volvimos a juntas nuestros labios. Bajé mis manos hasta sus piernas, las cuales abrí con cuidado. En un rápido movimiento ya me encontraba dentro de ella, mientras que la rubia como de costumbre rasguñaba con ferocidad y placer mi espalda.

Estuvimos así durante horas, hasta que finalmente ambos llegamos al clímax. Acto seguido, nos tumbamos juntos en la cama. Ella se abrazó a mi y recargó su cabeza en mi pecho, quedándose dormida en cuestión de minutos. Besé su frente y sonreí al ver lo vulnerable y angelical que parecía Micaela, cuando nada más lejos de la realidad. Ella era una mujer independiente que no necesitaba de nadie, y que no se mordía la lengua a la hora de pelear en contra de las injusticias.

Las miradas siempre estaban sobre ella, ella decía lo que nadie se atrevía a oír. Lo que quería siempre lo conseguía, luchando y sin la ayuda de nadie. Parecía desafiar a la realidad, y a ella no le importaría hacerlo si en algún momento fuera necesario. Era eso lo que me cautivaba de ella era una mujer de armas tomar, y que debajo de todo eso, era la persona más buena y compañera del mundo.

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Hoy actualizaré la novela Nachoela: oopsnayarela

En todos los comentarios me pedían que fuese hot así que aquí esta jajajaja muchas gracias por leer, votar y comentar, gracias por todo el apoyo, no me puedo creer que una novela Ramaela y esté en el puesto #225 en FanFiction, y que esa novela sea mía ¡Gracias no hay palabras! Lxs amo! Xx.

En todos los comentarios me pedían que fuese hot así que aquí esta jajajaja muchas gracias por leer, votar y comentar, gracias por todo el apoyo, no me puedo creer que una novela Ramaela y esté en el puesto #225 en FanFiction, y que esa novela sea...

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Silencio ; RamaelaWhere stories live. Discover now