El hechizo esta roto

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Mirar a Tristan era agradable. Observaba todo a su alrededor como si todo lo experimentara por primera vez, lo tenía tomado de la mano mientras platicaba un poco con ella y otro poco consigo mismo. Entonces lo soltó cuando vio que no había peligro alrededor.

Lo siguió mirando. Era un pequeño inteligente y audaz, siempre preguntaba acerca de las cosas, estaba interesado por la naturaleza, hablaba con fluidez y tenía una voz cantarina. Sakura podía ver mucho de Sebastian en él. Y por las fotos que había visto de Samantha, también había mucho de ella en el pequeño al que quería como un hijo.

Luego de unos segundos de correr tras una mariposa regresó agotado y le jaló la falda. Antes de mirar al pequeño, alzó la vista para ver desde lejos  que su marido, Sebastian, Criss y Andy, que se había reunido con ellos estaban en su campo de visibilidad. Andy agito su mano como energía y ella le devolvió el gesto.

–  Mamá ¿Dónde está mi mamá verdadera?

A Sakura se le partió el corazón. Ya habían tenido esa conversación, con Sebastian presente. Y aunque ella le aseguró que mientras ella viviera jamás le faltaría una madre, seguía sintiendo que nunca sería suficiente para Tristan y se lamentaba profundamente de ello. 

–  Mamá Samantha está en el cielo, junto con mis padres.

–  ¿Se fue porque no me quiere?

–  Por supuesto que no cariño – Sakura se agachó para mirarle a los ojos y que supiera que sus palabras eras completamente sinceras – ella y tu padre te aman. Tu madre te amaba tanto que prefirió darte vida y así pudieras cuidar a tu padre en su lugar. Pero ella siempre está contigo, cuidándote desde el cielo. Y amándote cuando haces cosas buenas.

–  Y cuando soy malo.

–  Tú nunca podrías ser malo.

–  Claro que sí. Cuando no levanto mis juguetes como tú, papá y tío Dan me dicen que lo haga.

–  Eso no es ser malo, cariño. Pero, si en algún momento te portaras mal, ella lo entendería y te seguiría amando. Como nosotros.

Él pareció meditarlo. Y sostuvo la mirada de Sakura, queriendo saber si lo que decía era completamente verdad. Cuando por fin estuvo complacido con lo que vio en los ojos de mamá le abrazó del cuello.

–  Tú siempre serás mi mamá.

A Sakura se le humedecieron los ojos y abrazó a Tristan con fuerza. Dios, como amaba a ese pequeño. No podría haberlo querido más aunque fuese carne de su carne y sangre de su sangre.

–  Y tú siempre serás mi pequeño – Su voz sonó rara, lo que hizo que Tristan aflojaras sus pequeños brazos y le viera a los ojos.

Los ojos color verde intenso de Tristan le miraban con una madurez que sorprendió a Sakura.  

–  Papá, tío Dan, tío Andy, tío Sebastian, tía Rebecca, tía Brenda, tío Carlo, tío Dimitri, tío Miguel y yo te queremos mucho mamá. Nunca te sientas sola. Porque yo siempre seré tu hijo. Y siempre te voy a proteger.

Le miró con asombro unos segundos, ese pequeño parecía tener años de sabiduría en sus ojos color verde, esos ojos tan parecidos a los de su madre. Le sonrió.

–  Gracias.

Ella se levantó y el siguió jugando a su alrededor, sin darse cuenta se habían apartado un poco y ya no podía ver a los chicos desde donde se encontraban.

–  Sakura

Ella volteo a ver quien había dicho su nombre. La voz le había sonado terriblemente familiar.

Volteo rápidamente, para ver a no menos de un metro de distancia a un hombre sumamente atractivo, de un metro noventa, hombros anchos, cabello corto, sus ojos de un azul intenso. Y una sonrisa de amor en su rostro.  

Tristan debió de percibir como de pronto se había puesto tensa su madre. Miró desde donde estaba al hombre que había llegado sin hacer ningún sonido y luego miró a su mamá, paralizada, asustada, y sin color.

El pequeño corrió de regreso cerca de Sakura, colocándose delante de ella, como si quisiera protegerla. Fulminó con la mirada al recién llegado y este pensó “Tiene la misma expresión de Sebastian”.

Tristan vio que aquel hombre se acercaba con paso decidido a ellos. Estaba asustado, casi podía sentir como sus pequeñas piernas temblaban. Sin embargo, cuando volteo a ver nuevamente a su madre le dio el valor suficiente para correr hacia aquel hombre y darle con todas sus fuerzas un punta pie en la espinilla.

Sakura regresó del momentáneo trance y fue corriendo hacia Tristan. Tomándolo rápidamente entre sus brazos. Él se apretó contra ella sollozando, con su pequeño y adorable rostro surcado en lagrimas que ni el mismo pequeño podía explicar el por qué.

–  Tranquilo mi amor – le dijo Sakura en su orejita. Tristan se calmó poco a poco, y miró a su madre a los ojos. Ella había vuelto a ver a aquel hombre, esta vez, aunque se notaba que aun estaba asustada, le mantuvo la mirada y se irguió lo más que le permitía su estatura. Tristan volteo a ver a aquel hombre que se seguía sobando su pierna.

–  El pequeño tiene fuerza ¿he?

–  Lo siento mucho. Se estreso un poco al verle de repente.

–  No te preocupes.

No le agradó a ninguno de los dos que se refiriera a ella de un modo tan familiar. Tristan seguía viéndole enfadado.

–  Tristan tiene el mismo rostro que Sebastian. Sakura… - dio un paso hacia adelante.

Sakura apretó contra su pecho a Tristan fuertemente y dio un paso hacia atrás. El pequeño estaba aterrorizado. Aquel hombre se detuvo de repente y frunció el ceño.

–  ¿Pero qué te pasa, Sakura? No es así el recibimiento que pensé que tendría sabes – dio otro paso más y en consecuencia Sakura dio dos hacia atrás.

Tristan y Sakura vieron como aquella sonrisa inicial se había convertido en cuestión de segundos en un fruncimiento de ceño.

–  Maldición Sakura. De verdad podrías desesperar a un santo. No sabes cómo te extrañe.

Esta vez no vaciló cuando Sakura comenzó a dar grandes pasos hacia atrás. Tristan vio como se acercaba aquel extraño, he hizo el hechizo que le había dicho su padre para alejar a todo lo terrorífico.

Gritó.

–  ¡Papá!

Sakura siguió dando pasos largos cuando sintió que una enorme mano de aquel atractivo hombre le tomaba del antebrazo e hizo que ella perdiera el equilibrio. Lo único que pudo hacer fue apretar a Tristan contra su pecho, tratando de protegerle con su cuerpo. Pero no cayó, sino que quedo medio suspendida en el aire. Aquel hombre le tenía sujeta fuerte y dolorosamente del antebrazo. Escuchó la voz de Criss como un susurro, pero el dolor de los dedos clavándose en su blanca piel era más bien doloroso.

En el instante en el que el hombre la soltó Dan arremetió contra él como un jugador americano.

–  ¿Pero como…? – escuchó a Andy mirando a aquellos dos hombres peleando.

Sebastian se acercó a ellos, Tristan no quiso soltar a Sakura, así que examinó rápidamente las marcas rojas en su brazo. Frunció el ceño y miró con ira en dirección a Dan.

Ver a Criss también atrapado entre los golpes cuando trataba de separarles hizo reaccionar a Andy y comenzó a ayudarle.

–  ¡Basta! ¡Dan, Andrew… BASTA!

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POR FIN REGRESO ANDREW!!!!

A algun@s no les habra gustado el suceso... pero tenia que regresar despues de todo!!! D: No podia dejarse en el olvido! :P

A la derecha esta Sakura :3 Un dia cualquiera y casual hehehehe

Espero sus votos y comentarios SALUDOS! Y BONITA TARDE!

Amor odio o paranoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora