¡Recien casados!

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Aquel viaje comenzaba en el aeropuerto. México lo esperaba, y tocar nuevamente a Samy después de muchos meses no podía esperar.

Subieron a su auto. Sebastian conduciría hacia el aeropuerto. Samantha estaba en el asiento del copiloto con su cabeza recargada en su hombro, estaba muy exhausta y necesitaba descansar, seguramente había estado, igual que él, muy presionado y emocionado por la boda.

Estaban casados.

Era más que estupendo, pensó que jamás podría llegar a tenerla como ahora la tenia.

Pero sin embargo ella siempre había sido su mejor amiga, eso hacia que al que hacer el amor fuera tan especial que no se podía comparar con nada en el mundo.

Y su boda había sido perfecta.

Tener a Sakura y poder abrazarla fue estupendo. No había alardeado con la advertencia que le había dado a Andrew.

Todo el amor que le había dado a Sakura no había sido jamás una mentira, la amaba como una preciosa hermana, si en algún momento la amó de forma distinta se había aclarado en el momento en el que había tomado el avión a Australia.

Habían llegado al aeropuerto.

- Samy, llegamos, despierta - ella se acomodó lentamente mientras se tallaba los ojos como niña pequeña.

- Siento haberme dormido - dijo ella un poco sonrojada.

- Te amo - le dijo en susurro Sebastian mientras subían al avión.

- Y yo a ti.

El viaje fue tranquilo, y ambos estaban exhaustos. Samantha se había quedado profundamente dormida nuevamente, y él la había dejado irse a su alcoba en el avión. Aunque era pequeño era realmente cómodo.

Él se había quedado escuchando música, necesitaba relajarse, de eso estaba seguro.

Y, entonces, le dio un repentino ataque de ansiedad, a su pequeña hermanita no le había dado tiempo de estar juntos, y ahora se sentía mal.

De repente se encontró con el teléfono en la mano marcando un número que no estaba seguro haber marcado.

- Bueno - contestaron del otro lado.

- Hola ¿Quién es?

- Sakura Devenport ¿Con quien querías hablar si marcas a mi número?

- ¿Sakura? ¡Ho Sakura!

- ¿Qué pasa Sebastian? ¿Ya no reconoces mi voz? ¿Cómo quieres que me quede tranquila si solo han pasado dos horas desde que nos despedimos y ya no reconoces mi voz?

- Estoy aun un poco aturdido - suspiro con cansancio - lo siento.

- ¿Te encuentras bien? - dijo preocupada - debes descansar Sebastian, será mejor que cuelgue el teléfono...

- ¡No! - dijo casi gritando, no necesitaba verla para saber que seguramente había dado un respingo.

- ¿Y Samy? - dijo suspirando, parecería que se rendía.

- Durmiendo, esta más cansada que yo.

- Tenlo por seguro.

- ¿Dónde está Andrew?

- Acaba de llegar, se quedó un poco más para... no sé para que, pero se quedó más tiempo. Me trajo a casa Criss.

- Claro - dijo nuevamente suspirando. Ni dos horas de haberse visto y Andrew ya la estaba dejando sola - dale gracias a Criss de mi parte.

Amor odio o paranoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora