Rosas azules

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Los últimos tres meses había estado viviendo con Andrew.

Y no podía creerlo.

Sakura había estado totalmente en desacuerdo, cuando regresaron de Australia las cosas habían cambiado mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir. Dan, la persona que más le había apoyado con la separación de Ian, era ahora un casi completo desconocido, ya casi no lo veía, y rara era la vez en las que hablaban por teléfono. Y a Sakura le molestaba que a Andrew le gustara ese alejamiento que se había producido.

–  Vamos a vivir juntos. – sentencio Andrew la ultima noche que había estado juntos en Australia. Habían acabado de hacer el amor y ella un estaba adormilada cuando lo escuchó, sus ojos se abrieron de par en par y vio que él la contemplaba recargado en una de sus manos.

–  No – dijo Sakura.

–  Claro que si.

–  No.

–  Sakura – dijo mientras se incorporaba y se acercaba amenazante. Para su sorpresa nuevamente estaba excitado. Se colocó encima de ella sin penetrarla, se sintió en las nubes – eso no esta en discusión.

–  Claro que lo está.

–  ¿Por qué no quieres vivir conmigo?

–  Estudio mucho por que estoy casi acabando Medicina, tengo exámenes sin parar y necesito un poco de espacio.

La mano de Andrew se deslizó por su muslo.

–  ¿Qué? – ella se estremeció.

–  Estudio mucho, tengo exámenes y necesito espacio.

–  Humm – la otra mano fue a su cintura y la acercó hace él, haciendo que sus sentidos se fueran - ¿Cómo?

–  Estudios, exámenes – pasó su nariz por su cuello – ah y espacio – pudo sentir la sonrisa de satisfacción en su cuello y tuvo ganas de golpearlo.

–  No escuché – fue marcando besos desde su mentón hasta al lado de su boca.

–  Está bien – se rindió. 

Cuando iban en el avión ella estaba muy enojada por la forma en que había ganado, eso no era ni por asomo justo. Pero después de unos besos para volverla a encontentar lo había dejado mejor como un caso cerrado.

Y lo peor de todo era que su padre no había visto nada de malo en que ambos vivirán juntos. Eso es lo que necesitaba. Ayuda, y más de su padre. ¿Por qué no se podía comportar como uno normal en esa situación? Claro, no era su culpa que también lo hubiera terminado convencido a él, aunque no era nada igual a como lo hacia con ella.

–  ¿Irte a vivir con Andrew? – dijo su padre después de que Andrew se lo soltara a la hora de la cena - ¿Estas loca?

Seguramente lo estaba.

–  Claro que no Bill – intervino Andrew despreocupadamente mientras le tomaba la mano por encima de la mesa. – planeamos casarnos ¿Qué más da que sea ahora? Eso no cambiará nada.

Su padre tenía cien cosas que cambiarían, pero ilógico o no, Andrew sacaba quinientas igual de buenas.

Suspiró.

Tres meses habían pasado rápido. Ahora Brenda salía con el hermano de Dimitri, Carlo. Y se llevaban mejor con Andrew. Dimitri seguía igual, cada vez que lo encontraba en alguna sección de revistas lo veía con una mujer extraordinariamente guapa y jamás la misma.

Rebeca y Andy, bueno, eran Rebeca y Andy, parecían una vieja pareja de casados. Ambos se habían acostumbrado al ritmo del otro, y llevaban una vida de lo mejor. A veces tenían sus problemas. Por lo poco que le decían, pero seguramente no era nada grave pues después estaban con el mismo humor que meses atrás le ponían de punta los cabellos a Dan.

Amor odio o paranoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora