El viento que se lleva el recuerdo

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El funeral de Samantha fue dos días después. Tristan Baresford era un niño hermoso al cual todos le mimaban. Andrew y Sakura pospusieron los planes de la boda hasta nuevo aviso, tenían que estar para Sebastian. Nadie le había visto llorar por Samy. Aunque esta seguro que así lo había hecho ya.

Mientras su ataúd era sumergido en la tierra Sakura se encontraba al lado de Sebastian y esté sostenía en sus brazos a Tristan. Sebastian veía partir a su amor a un lugar al que tardaría mucho en llegar. Por el bien de su hijo, asi lo esperaba.

Sakura le miraba preocupada al no ver ninguna emoción, se encontraba ahí, estoico, con su hijo en brazos. Pero sintió su calida mano entrelazada con la suya apretando fuertemente. Y supo que estaba sufriendo y mucho.

Llegaron a la casa de Sebastian, se sentía fría y sola.

Entraron.

Sakura ayudaba en llevar el té o llevar lo que se necesitara a las personas que habían asistido al funeral.

Había escuchado algunos comentarios como que Sebastian no era un buen anfitrión o que era una persona fría y sin emociones que no lloraba por la perdida de su mujer. Escuchó a una señora de unos cincuenta años que decía jurar que no se habían amado y que el producto de su amor no era más que una blasfema. Había estado más de una vez tentada a golpear a aquellas mujeres que parloteaban acerca de alguien que acababa de perder a un ser querido.

–  No – le dijo Andrew tomándola del brazo cuando estaba a punto de voltear a abofetearla. Sakura lo miró furiosa – después de todo es una invitada. Será mejor que vayas a ver a Sebastian.

Subió las escaleras y él estaba en la recamara que cuando tenia diecisiete años le había pertenecido por un corto periodo de tiempo. Ahora estaba con colores azul pastel con blanco y peluches en los estantes en donde antes había libros. Un cofre lleno de juguetes donde antes se encontraba un escritorio. Una cuna donde antes había una cama.         

–  Todo esto es de Tristan.

–  Es hermoso – Sakura se acercó a Sebastian que estaba mirando dentro de la cuna donde estaba Tristan.

–  Fue idea de Samy. Ella quería estos colores.

–  Hizo algo estupendo. Ella era perfecta.

–  Lo sé. – se dio la vuelta y Sakura no dudó en abrazarlo. – la extraño Sakura – dijo rodeándola con sus fuertes brazos y dejándose caer - ¿Por qué no pude protegerla? Yo la maté.

–  No, claro que no lo hiciste.

–  Claro que sí. Si ella hubiese tenido más confianza en mí…

–  No podías hacer nada. Ella estaba mal. El embarazo siempre estuvo mal, Sebastian, siempre. Tú no hubieses podido hacer nada aunque ella te lo hubiera dicho. No quería hacerte sufrir.

–  La maté. Mi amor por ti la mató. Ella solo quería que la amara, pero no pude, Sakura. No puede solo amarla a ella. Te introdujiste debajo de mi piel, tan profundo que me duele cuando trató de sacarte. No pude solo amarla a ella. Aunque le amo con locura. La mató mi amor por ti, Sakura. Yo debería estar muerto, no ella.

–  ¡No digas eso! – le dio una bofetada - ¿Cómo es posible que pienses de esa forma? Te dio a Tristan. Algo por lo cual vivir. Entiéndelo.

Una semana había pasado, Sakura había regresado a la universidad y algunas veces cuando salía iba a ver a Tristan. Que reclamaba su atención y que le encantaba estar tanto en los brazos de Sebastian como en los de ella. Aunque con nadie lloraba. Se la pasaba durmiendo excepto cuando llegaba o se iba Sakura.

Amor odio o paranoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora