—¿Ya va a empezar la reunión de manadas? —preguntó Leia ingresando a la habitación de Liam por la puerta conjunta que compartía con su habitación propia.
—Dentro de un rato —respondió Liam acomodándose el uniforme de príncipe heredero enfrente de su espejo, se estaba colocando los gemelos en las muñecas de su saco.
—Déjame ayudarte —dijo Leia acercándose rápidamente a Liam.
Liam iba a protestar, pero Leia llegó rápidamente frente a él y empezó a colocarle los gemelos. Eran de color dorado con los grabados del escudo del Rey.
Él la miró con ternura y ella le devolvió una mirada anhelante.
Leyendo sus movimientos, ella empezó a acomodar el cuello de su saco antes de que Liam se apartara de ella.
—Por dios Liam, desde que te has transformado has crecido demasiado —dijo ella teniendo que ponerse de puntillas para poder acomodarle bien la ropa—. Ya quiero transformarme para crecer un poco más.
Liam sonrió.
—Sabes, para mi es aún raro escucharte decir "por dios" en vez de "por la diosa luna" —replicó Liam—, sé que te has criado con humanos, solo que pensé que te acostumbrarías rápido a nuestros dichos.
—Deberías escuchar a Taylor exclamar —hablo Leia—, pobre su madre, es insultada por su hija a diario.
Liam sonrió más y Leia sintió como se le aceleraba el corazón. No lo vio sonreír varios días, cosa realmente rara para alguien como su mate. Desde el día que se habían enterado sobre lo que había residido detrás de su supuesto accidente y que Liam desapareciera varias horas. Él estuvo muy sombrío y distante.
Leia tomó la decisión de darle su espacio, a ella también le dolía demasiado la situación. También se sentía traicionada y desolada, pero ella entendía que había sanado la herida mejor que su mate.
Ella al comienzo se permitió sentir dolor, se hizo pasar por un verdadero vía crucis. Cuando sufrió el accidente dejó a sus sentimientos salir y aunque había lidiado mal con ellos, al final pudo darse cuenta y pudo luchar contra sus malos pensamientos.
En cambio, Liam guardó su dolor para enfocarse en ayudar a Leia, en luchar por ella y reconfortarla.
Es por eso por lo que Leia creía que su novio sintió el golpe más fuerte, porque él no había resuelto realmente el problema y este le golpeó con más fuerza esta vez. Leia no pudo evitar tocar el rostro de Liam con añoranza, él estuvo tan ocupado ayudando a su padre esos días que apenas lo vio.
Vivían en cuartos continuos, pero esas semanas se sintieron como si cada uno estuviera en continentes diferentes, con miles de kilómetros separándolos.
Liam volvió a poner su gesto serio y antes de que pudiera apartarse. Leia lo sujeto de la ropa algo desesperada.
