CAPÍTULO 18.- segundo fragmento

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Bael gruño amargado mirando toda la ciudad.

¿Por qué tenía que ser todo tan complicado?

Ella se había ido y él no pudo detenerla.

Jessy no lo veía con los mismos ojos que Bael la veía. Ella solo veía al idiota que la había humillado incontable veces.

Bael prendió un cigarro y gruñó. Habría podido detenerla, una sola llamada y habría hecho que todos los aviones regresaran o se detuvieran, pero necesitaba tiempo para pensar. Pensar que haría con ella, no sabía nada y estaba demasiado confundido.

Aunque había algo que le molestaba demasiado.

¿Qué le había hecho el imbécil de James y como Jessy había conocido a ese malnacido?

El mundo era muy pequeño. Ese bastardo fue el causante de la muerte de Bonnie y también le había hecho algo a Jessy. Algo tan grave que su sola mención la hacía temblar de terror.

Buscaría la conexión.

¿La rechazaba o no?

El a esas alturas sabía que dependía totalmente de ella. Ella lo tenía a sus pies. Había descubierto por sí mismo el poder que tiene un mate con otro. Los malos tratos de ella hacia él habían hecho que su lobo se ocultara de tristeza.

*Yo creo que sería una buena pareja* escuchó en su interior *Tiene una oscuridad tentadora, me agrada*

Bael gruño de nuevo.

—Ahora no —dijo prendiendo otro cigarro.

*Ya te di mucho tiempo* su demonio parecía impaciente *No me gusta perder el tiempo, ¿Acaso tengo que luchar por tomar tu cuerpo como los demás?, me parece algo innecesario, pero lo haré si no me das algunos minutos*

—Está bien maldita sea —Bael termina su cigarro rápidamente—. ¿Qué quieres?

*Cierra los ojos*

—¿Qué?

*Tu cierra los ojos y déjate llevar*

—Eso no suena bien.

Bael cierra los ojos y algo sucede de inmediato. Sintió que era absorbido por algo y cuando abrió los ojos estaba en un lugar muy distinto que la azotea del edificio donde estaba posado.

Todo estaba tan oscuro que miro detenidamente la única fuente de luz, parecía que estuviera metido en un hoyo y que la luz que venía del distante techo era un orificio pequeño donde entraba algo de claridad.

Noto que el suelo estaba inundado de agua, un líquido tan turbio que pensó en desplegar sus alas. Cuando lo intentó se dio cuenta que no tenía alas, ni poderes.

El sonido de algo acercándose a velocidad lo alerto, vio acercándose a un caballo enorme y negro. Encima de él había alguien que descolocó a Bael.

El jinete detuvo al caballo cuando estaba cerca de Bael, bajó del caballo con teatralidad y se paró al frente de él.

—Es bueno vernos de frente —dijo aquel sujeto—. Eso de estar rogando por tu atención no fue para nada de mi agrado.

Bael lo observó, era como ver a su propio reflejo. Su demonio era físicamente igual a él, la diferencia era que las iris de sus ojos era totalmente rojo y sus alas de fuego estaban desplegadas.

—Me llamo Abigor —el demonio hizo una leve reverencia—. Soy el gran duque del infierno, el señor de la oscuridad y lo secreto, el señor de la guerra y comandante de 60 legiones.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now