CAPÍTULO 30.- segundo fragmento

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Joon miró desde su posición como iban dejando la pequeña comunidad de pobladores para internarse más en aquel extraño bosque del cual varios les habían explicado que estaba maldito.

Al comienzo no noto nada raro, parecía uno de los comunes bosques de su país, característico por tener unos árboles altos y delgados o en algunas zonas llenas de bambú.

Después del esplendoroso cumpleaños de su tío Ian, donde Estefan y Joon se escaparon a sus habitaciones para evitar cualquier asesinato de parte del semidemonio. Habían emprendido el viaje a una provincia alejada de la capital, una zona menos habitada por su cercanía con la frontera con Corea del Norte, además que aquellas tierras servían más como zona de sembrío y gran territorio lo ocupaba un gran bosque que era protegido.

Llegar ahí les había costado algunos días, los cuales Estefan se la había pasado quejándose porque en el Reino simplemente habría llegado volando o en un helicóptero de su familia.

Recordando a Joon que su novio y su familia eran tan ricos y sobrenaturales, por lo cual estaban tan desconectados del mundo que usar algo como un bus les parecía algo inaudito.

Después de unas horas caminando e introduciéndose más al bosque, Joon pudo sentir una vibra diferente en el lugar y en el bosque, cada vez los árboles eran más grandes y torcidos, de una madera casi negra y con ramas que parecían serpientes entrelazadas entre sí.

Empezó a sentir más frío y los sonidos de las aves ya no se escuchaban, como si estas no les gustasen ir a esa zona.

—Mi demonio ha detectado una esencia mágica en el lugar y dice que parece recordar el camino —habló Estefan mirando a Joon—. Creo que hemos llegado al lugar, ¿No quieres volar para rastrearlo más rápido?

Joon negó con la cabeza.

—Quiero caminar —dijo sujetando la mano de su mate—. Quiero ver todo.

Joon notó un gesto doloroso en el rostro de Estefan y se preocupó.

—No te preocupes —dijo Estefan besando su mano—. Solo que los recuerdos de mi demonio están inundando mi mente y su dolor es el mío.

Los siguieron caminando sin soltarse esta vez. Joon no creía poder caminar sin que Estefan lo guiara, no sabía si era sus sentimientos o que el lugar le aturdía los sentidos. Estaba tan abrumado y angustiado que solo pensamientos negativos entraron a su mente.

Después de otra hora y algo más caminando en aquel escalofriante bosque, Estefan paró de repente apretando fuertemente su mano.

—¿Qué pasa? —preguntó Joon.

—Creo...creo que hemos llegado —dijo Estefan alterado.

Comenzó a caminar nuevamente arrastrando a Joon con prisa.

Los dos se encontraron con un claro en el bosque, toda una zona despejada de árboles, algo inclinada porque está ubicada al comienzo del monte.

Joon empezó a temblar sin razón, era como si el aire se pusiera pesado y le costara respirar.

Estefan miro todo sintiendo el odio surgiendo dentro de él, a pesar de solo haber un pasto un poco frondoso en el suelo, él podía visualizar el pasado y ver ante sus ojos a todos esos bastardos parados ahí esperando a su muerte.

Joon caminó tambaleándose de un lado a otro, acercándose a un conjunto de piedras. Cuando estuvo al frente se arrodilló al ver que eran los restos de lo que habría sido una casa hace muchos años atrás.

Un dolor punzante en la cabeza hizo que cerrara los ojos y gritara de dolor. Cuando el dolor cesó, Joon abrió lentamente los ojos, de repente era de noche y frente a los ojos tenía una casa quemándose. Se sujetó el pecho, el corazón jamás le había dolido tanto, quería gritar y evitar que las llamas lo consumieran todo, sin embargo, no podía moverse.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora