CAPÍTULO 18.- primer fragmento

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Sintió que alguien tomaba sus manos con cuidado, pero de igual manera no pudo evitar provocarle dolor.

Jessy abrió los ojos con expresión de dolor en el rostro.

—¿Qué haces? —dijo apartando sus manos del toque de Bael.

Este le miraba desolado.

—Tomate esta pócima —este le acercó una pócima a sus labios—. Regenerara tus manos rápido, están demasiadas lastimadas.

—Yo puedo...

Jessy intentó tomar la pócima con sus manos, pero Bael se lo impidió. Tomó el rostro de Jessy y le hizo tomar la pócima a la fuerza. Jessy trago y después empezó a toser, pero la pócima fue más rápida de lo que pensó, al minuto ya empezaba a sentir el hormigueo en sus manos que le indicaban que ya estaban sanando.

Bael se sentó enfrente de ella. Jessy quería tomarse el rostro por donde la manos de él se habían posado, sentía que ardía de una forma reconfortante.

¿Qué estaba pasando?, pensó cerrando los ojos un instante, ¿Que hace Bael aquí y porque me siento así en su presencia?

Intento recordar todo. Se suponía que ese día se iría de la isla y había ido a destruir la lápida de ese ser innombrable.

—Te revise y tus brazos estaban como arañados —dijo él al fin hablando—. ¿Alguien te tocó y te hizo daño?

—¿Me revisaste los brazos?

—¿Alguien te tocó?

Jessy pareció percibir que Bael se estaba conteniendo, pero descarto la idea, lo único que podía contener Bael era una burla cruel hacia ella.

—Eso a ti no te interesa —dijo mirándolo como si estuviera loco—. ¿Qué haces en mi casa y qué haces tú revisándome pervertido?

Bael cerró los ojos controlando su respiración.

—¿Pensaste que te iba a dejar ahí tirada después de armar tremendo espectáculo en el cementerio? —gruño rezando no estallar en ese momento—. Ganas no me faltaron, pero parecías un peligro para cualquier transeúnte.

Jessy lo miró extrañada, después poco a poco los recuerdos de perder el control en el cementerio regresaron y fue como un balde de agua fría recorriendo su espalda al verlo a los ojos.

La había visto en su peor momento.

—No...no sé de qué hablas —no pudo evitar sentirse nerviosa—. Yo solo... me fui a despedir y se pase un poco de la raya.

—¿Ah despedirte? —Bael se levantó y caminó peligrosamente hacia ella—. Llorabas como loca mientras pulverizabas su lápida y le gritabas al imbécil de James que se pudriera en el infierno.

Jessy tembló involuntariamente al escuchar ese nombre. Bael noto su miedo y eso le enfureció más.

—¿Qué te hizo ese infeliz? —habló Bael con la voz muy gruesa.

—¿Y eso a ti que te importa idiota? —Jessy se levantó de la cama buscando su celular—. No te metas en mi vida como si te interesara Bael, estás demasiado raro hoy.

Bael luchaba con las ganas de ir a abrazarla y a la vez ahorcarla al mismo tiempo. Pero cómo iban las cosas, la segunda era lo más probable.

—¿Qué crees que estás haciendo? —gruño Bael—. Descansa en la maldita cama ahora.

Jessy levantó la vista de su celular y sonrió de manera burlesca.

—¿Me estás dando órdenes? —dijo escéptica.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora