27. Eliot vs un chihuahua.

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Si leer como le coqueteaba un señor a Eliot fue bueno, 

Leer como Eliot escapa de un chihuahua será mejor.

«... Cogió una sierra y empezó a desmembrar el cuerpo de Valentina. Primero le cortó la cabeza y las manos, los hirvió en una olla, y luego mutiló el resto del cadáver, envolviendolo en una cortina de ducha y separándolo en bolsas de plástico».

—¿Me puedes repetir porque accedí a ver esto?

Metí unas palomitas a mi boca —Porque son las cuatro de la tarde y entretenerme me quita los cólicos.

Eliot y yo estábamos acostados en la cama, viendo casos de crímenes reales en YouTube.

—¿Te quita los cólicos saber cómo una anciana asesinó a su vecina por no fregar unos trastes?

—Ya te dije que no era su vecina, era su amiga.

Me miró —¿Y eso lo hace menos perturbador de qué forma?

Suspiré y puse en pausa el video —De acuerdo, osito delicadito. ¿Qué quieres hacer?

—¿Acabas de decirme "osito delicadito"?

Sonreí —Lindo ¿no?

—Es el segundo apodo más horrible después de "osito"

—En el fondo te encanta. ¿Qué tal si salimos un rato?

—¿Te sientes bien para eso?

—Sí, tengo el periodo, no una pierna rota.

—De acuerdo —soltó una risa—. ¿A dónde la llevo, señorita Mintz?

—————

Eliot conducía por la carretera, llevaba una camiseta blanca y unos vaqueros oscuros. Yo llevaba una camiseta verde ajustada y corta al abdomen, de mangas largas y un pantalón negro holgado.

—No creo que sea buena idea, Madison.

—Confía en mí, las calles son tranquilas, no nos va a pasar nada.

Me miró —De acuerdo.

Estábamos en un mini parque, el parque de Roanoke Street. Las calles son tranquilas y cruzando la calle hay unas bancas debajo de un gran árbol de sauce que da vista hacia el lago.

Estacionamos el auto y Eliot bajó dos bicicletas, las acaba de comprar.

Fingí molestia cuando bajó su bici verde —Sigo enojada porque no compraste la de tirantes coloridos.

Se puso un casco verde que aseguró con una correita debajo de su mentón —Suficiente humillación con llevar ruedas de soporte.

Le di una ojeada, la bicicleta lleva ruedas de soporte y una canastilla blanca. Su casco y protectores también son verdes. Eliot se subió a ella y empezó a golpear suavemente la punta de su piecito contra el suelo mientras sujetaba los manubrios de la bici.

Fue imposible no reírme, me puse mi casco rojo y subí a mi bici del mismo color.

—¿Qué?

—Eres chistoso —sonreí.

Suspiró —Si así te hago gracia, en tu bici de la sirenita debí haberme visto totalmente ridículo.

Volví a carcajear y puse mi pie en el pedal —Te veías bien, te lo juro.

Me dio una mirada crítica —Mentirosa.

Reí —Anda vamos juntos —esperé a que pusiera sus pies en los pedales y juntos empezamos a andar.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora