Último sentimiento (4)

Oliverde_Liv

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Dos jóvenes que participaron en el servicio militar al tener la suficiente edad. Uno para no estorbar a su he... Еще

Antes de leer.
|Prólogo|
|Dos|
|Tres|
|Cuatro|
|Cinco|
|Seis|
|Siete|
|Ocho|
|Nueve|
|Diez|
|Once|
|Doce|
|Trece|
|Catorce|
|Quince|
|Dieciséis|
|Diecisiete|
|Dieciocho|
|Diecinueve|
|Veinte|
|Veintiuno|
|Veintidós|
|Veintitrés|
|Veinticuatro|
|Veinticinco|
|Veintiséis|
|Veintisiete|
|Veintiocho|
|Veintinueve|
|Treinta|
|Treinta y uno|
|Treinta y dos|
|treinta y tres|
|Treinta y cuatro|

|Uno|

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Oliverde_Liv

PARTE I
[5 años después]

Cole corrió desesperadamente a por los vendajes dentro de la tienda cuando vio que se habían agotado los de su puesto. Trató de no chocar con los ayudantes que iban trayendo más y más niños y soldados heridos gravemente en camillas. El pelinegro se mordió el dedo índice con nerviosismo mientras buscaba en los botiquines extras.

¡Bingo!

Apenas consiguió lo que necesitaba salió como una flecha a por el niño que estaba atendiendo.

—¡Doctor Myers, lo necesitamos aquí!

Una voz escuchó a lo lejos, ni siquiera miró.

—¡Ahora voy!—Dijo arrodillándose donde el niño que estaba retorciéndose de dolor.—Ya estoy aquí, tranquilo. Todo va a estar bien. No te preocupes. Saldrás de esta.

Cole sonrió alentándolo, los ojos oscuros del pequeño lo miró suplicantes mientras lloraban.

El corazón de Cole se hundió.

Miró la mitad de la cara del niño quemada mientras su brazo y parte del tronco sangraba por las quemaduras.

—Va a dolerte.—Dijo antes de inyectarle morfina y proceder a curarle. Por lo menos intentaría hacer todo lo que estaba en su mano.

Cole apretó los labios con fuerza mientras oía los gritos desgarrados del niño.

—Perdón...—Murmuró mientras limpiaba las heridas.

Otra explosión por granadas se escuchó fuera, el suelo tembló, la tienda se tambaleó y gritos y más balas retumbaron los oídos de Cole mientras terminaba de vendar al chico.

—Esto te hará dormir para que no sientas el dolor.—Le sonrió una última vez mientras le inyectaba un somnífero.

Cole realmente deseaba que aquel niño despertara. Sino lo hacía...Por lo menos se iría sin dolor.

Cole se levantó y se limpió el sudor de la frente. No tenía tiempo para suspirar. Habían más heridos que necesitaban ayuda.

Se dispuso a ir a otra camilla que requería atención médica pero un grupo de soldados entraron gritando.

—¡Ayuda! El comandante ha sido herido.—El soldado Evans llevaba a cuestas con ayuda de otro, a un hombre.

—¿"Comandante"?—Gritó preocupado. ¿Qué hacía un alto cargo aquí?—¡Me dijeron que solo vendrían suboficiales!—Cole corrió hasta ellos y sujetó al hombre de cabellera rubia que sangraba de la cabeza.

¿Este era...?

Maldición. Cole miró a su ayudante y señaló con la cabeza a otro herido para que se hiciera cargo de él mientras atendía al comandante.

—El comandante Scott no ha llegado hasta su rango jefe por obedecer, sino por su impulso de ayudar sin importarle las normas.

Cole miró de nuevo al hombre con una mueca. Terco suicida.

Parecía ser que River no entendía que no podía ir a una misión que no le habían asignado. Era condenadamente peligroso que un alto cargo, y sobre todo, alguien como River Scott, fuera sin avisar a un país en guerra.

Era un niño malcriado y desobediente. Argh. No era consciente del peligro que corría sin protección de más.

Si no fuera porque estaba sangrando, Cole le daría un golpe en la cabeza.

Cole resopló guiándoles a una camilla.

—Debió haber sido reprendido bastantes veces entonces. Pónganlo ahí.—Cole miró la cara del hombre. Cuánto había crecido.

Ignoró todo aquello cuando vio el gran charco y las gotas de sangre que manchaban el pantalón militar del rubio. Los ojos de Cole se ampliaron asustado.

—¿¡Tan herido está y han dejado que se duerma!? ¡Despiértenlo!—Les gritó a los soldados.

Ellos asintieron reprendidos y empezaron a darle golpes en la cara al chico.

Cole le bajó rápidamente el pantalón al rubio y miró el agujero de bala en su muslo, alzó la pierna de River, —Pesaba bastante, con sus músculos bien formados— y comprobó si la bala había salido.

Era un disparo limpio, parecía no haber perforado nada importante. Pero...

—Es en el borde del muslo,—Murmuró extrañado.— ¿por qué está desmayado? No es tan grave.—Dijo apresurándose a detener la hemorragia.

El soldado tomó un poco de agua antes de hablar.

—Creemos que le dispararon para inmovilizarlo y luego le golpearon en la cabeza para que se desmayara—Dijo uno.

Cole miró de mala manera al hombre.

—¿Por qué me dices eso ahora? Mierda. Debo verle la parte trasera. Espero que no sea nada grave. Primero logren que se despierte.

Cole frunció el ceño mientras limpiaba y cosía la herida de bala. El soldado Evans y Nurc echaron agua al rostro de River, y toda la tierra y polvo desapareció, dejando ver las pequeñas pecas que bañaban su nariz.

Cole se negó a estudiar completamente su rostro. Sí había crecido, sí. Y sin hablar de su parte de abajo.

—¿Con qué arma fue?—Carraspeó intentando no mirar los calzoncillos de River.

Ah...En su defensa, era inevitable no mirar. Sin embargo, esta no era la primera vez que Cole veía a River semidesnudo, y por supuesto que tampoco era la primera vez que Cole tenía que tratar a alguien con poca ropa.

Era su profesión y él era muy profesional.

—No sabemos con exactitud, pero fue una de corto alcance.—Evans le tapó la nariz a River para que sea incapaz de respirar y se despertara.—Posiblemente una M9.

—Ya veo...

A pesar de que era un arma de fuego de pequeño tamaño y de poca distancia...El disparo había sido demasiado torpe.

Cole miró a River. ¿Te resististe, verdad?

<Terco suicida. De verdad>

Pero lo más extraño era...¿Por qué no lo mataron y simplemente le habían querido inmovilizar...?

¿No será qué...?

—Urgh...

Cole levantó la vista al rostro confuso del rubio que parecía recobrar consciencia.

—Mierda.—Murmuró River. Sus ojos miraron desorientados el sitio y sus ojos azules se posaron en Cole, se quedó un rato mirándolo antes de levantar una mano y ponerla en la mejilla del pelinegro.—Un ángel.

Cole lo miró atónito y en silencio mientras los dos soldados se echaron a reír.

—Comandante, ni medio muerto deja de coquetear.—El soldado Evans le revolvió la cabellera rubia.

Cole apartó la mano de River, ignorando cómo le había llamado este.

River soltó un quejido.

—Cállese Evans sino quiere un castigo.—River miró a los dos hombres.—Además, ¿qué hacen aquí? ¡Vayan a seguir ayudando al capitán Miller!

Cole vio como los dos soldados daban su saludo y se marchaban corriendo, con sus dos armas en sus manos.

—No sabía que estarías aquí.—River miró a Cole.

Este terminó de coser, vendar y se encogió de hombros.

—Eso es porque principalmente, usted comandante, no debería estar en esta misión.

Cole cogió la venda y ayudó a River a sentarse. Empezó a limpiarle la sangre y a comprobar la herida de la cabeza.

Todo señalaba a que le habían golpeado con la misma pistola.

—¿Qué hace aquí, comandante Scott? Sabe que es peligroso. Como el Mariscal se entere, lo puede sancionar durante un tiempo.

River sonrió.

—No lo hará si ganamos. Y como estoy aquí, lo conseguiremos.

Cole rodó los ojos. Qué humilde. Era de esperarse de un niño como él.

Estás herido, no puedes hacer nada. Además, debes entender que no puedes hacer lo que quieras.—Apretó con fuerza la venda, haciendo que River se quejara.—No es tu jodida casa ni un juego de mesa, esto es el campo de batalla y es muy peligroso. Así que aprende a comportarte.

River resopló.

—Deberías hablarme y tratarme con más respeto. Soy el comandante, el rango más alto en estos momentos y doy órdenes. Soy la autoridad.

—Y yo soy el doctor superior de esta misión y tu vida depende de mí en estos momentos.—Escupió Cole.—Puedo ordenar que te dejen desangrando.—Cole le sonrió descaradamente.—Así que deberías ser tú quien hable con más respeto a este doctor. O mejor "ángel", como me dijiste al despertarte.

River apretó los labios avergonzado. Cole sonrió triunfante y siguió hablando.

—Y me importa una jodida mierda que tengas el rango de comandante, para mí siempre serás un terco suicida maleducado y mimado.

River lo miró con rabia, sus labios fruncidos.

—¿Qué? ¿Quieres imponerme un castigo por hablarte así? No puedes.—Cole lo miró desafiante.—No puedes hacerlo porque no soy un soldado de tus tropas. Soy quien se encarga de la salud. No somos iguales y no estamos en la misma línea, así que no tengo por qué tratarte con respeto.

Cole tiró de la venda y atrajo más a River.

—Tú deberías ser un chico bueno, calmado y agradecido mientras esperas ser tratado por tu ángel sanador.

River le sujetó la muñeca con fuerza y le mantuvo la dura y fría mirada.

—Retiro lo de ángel.—Soltó el rubio.—Pareces más un demonio sanador. Solo tu cara bonita me confundió cuando me desperté porque luces como un lindo ángel, solo que mentiroso. Te ves amable y cuidadoso, pero realmente eres una mala persona y muy bruto. Mira cómo me tratas.

Cole sonrió y se alejó terminando de vendarle la cabeza. Agarró la jeringuilla con la morfina y la miró sonriente.

—La verdad es que soy un amor de persona con quienes me caen bien.—Cole sonrió más amplio al ver el rostro atemorizado de River al mirar la aguja.—Y yo a ti no te soporto.

River se alejó de Cole.

El pelinegro sabía que el rubio temía a las agujas. Y esto, era divertido.

—¡Espera, espera!—River puso sus manos entre medias.

—¿Qué? ¿No que muy machito hasta hace poco con tu rango de comandante? ¿Y ahora estás al borde del llanto porque este demonio te va a inyectar algo para el dolor? Qué patético.

River iba a decir algo pero Cole le clavó rápidamente la aguja en la pierna.

—No tengo todo el día. No eres el único herido en estos momentos. Solo me haces perder el maldito tiempo.—Cole se lavó las manos.—Qué desperdicio.

River respiraba fuertemente al darse cuenta de que le habían pinchado. Oh, por dios...

—Espero que no vuelvas a hacer una tontería como esta de nuevo. No puedes venir sin supervisión a una misión, Scott. En estos momentos estás herido, no has ayudado en nada y vas a ser sancionado.  Sin añadir de que debes curarte de esa herida de bala, vas a estar días de baja. ¿Esto es lo que querías?

River miró su muslo, sus ojos se abrieron cómicamente al percatarse de que estaba con los pantalones abajo.

—Eres un pervertido.—River se tapó.

Cole lo miró aburrido.

—¿Qué parte de "médico" no entiendes? Es mi trabajo. No te pongas tímido, eres lo suficientemente mayorcito para esto.—Cole se metió las manos en su bata.—Se me olvidaba que sigues siendo un niño. Fallo mío.

Cole se miró la bata, esta estaba sucia, manchada de tierra y sangre. Hizo una mueca y se la sacó.

—Mira. Ten, cúbrete con esto, príncipe.—Se la tiró.

River volvió a matarlo con la mirada.

—Comandante. Comandante.—Se corrigió burlándose.—Espero que el capitán Miller tampoco salga mal herido. De por sí es malo tener bajas, y ahora que dos cargos como el de vosotros, sin permiso a venir, salgan mal...—Cole suspiró.—Deberías dormir, nos iremos pronto...No parece que avancemos mucho en esta lucha.

River miró el suelo deprimido.

—No es culpa tuya.—Cole se alejó dejando dicho eso.—No siempre podrás ocuparte de todo.

(...)

—Necesito que me dejes una beretta M9.—Cole se dobló las mangas y caminó hasta el brigadier Camons que miraba el entrenamiento de los reclutas que habían entrado ese año.

El hombre se quitó su gorra, se peinó su pelo castaño y le sonrió intrigado.

—¿Para qué necesitas esa arma?—Camons se aproximó y dejó su brazo encima de los hombros de Cole.—Caminemos un poco.

Cole suspiró y se cruzó de brazos.

—Tengo que confirmar algo. Debo investigar si esa arma es famosamente utilizada en algún grupo terrorista.

Camons lo miró divertido.

—Es un arma muy común de cercanía, Myers, no vas a encontrar nada.

—¿Verdad? Pero, ¿por qué los de Turquía usarían una arma de poco alcance?—Cole se mordió el dedo índice pensando.

Camons por fin se llenó de curiosidad.

—¿Qué quieres decir?—Preguntó el brigadier.

—En la misión de hace una semana, para terminar con el jefe del creador de aquella bomba tóxica, un comandante fue herido con esa arma...Posiblemente.

—¿Posiblemente?—Camons se detuvo y miró fijamente a Cole.

—La bala salió del cuerpo del comandante, así que no hay ninguna prueba para confirmarlo. Por lo que necesito un muñeco de prueba, la arma y la bala para afirmar si es la misma herida.

—Sigo sin entender a qué quieres llegar con esto. Ese comandante habrá tenido mala suerte, varios también.

Cole negó.

—Eso es lo extraño.—Dijo.—Nadie más fue herido por un arma de corto alcance, señor. Es más, todo señalaba que al comandante solo querían dejarlo incapaz de moverse, no matarlo. Sin contar que los turcos no llevarían un arma inútil en ese momento, todo era francotiradores o metralladoras...Nada de un arma corta. ¡Sería cómo llevar una navaja ante soldados bien preparados!

Camons asintió.

—Entonces los turcos querían llevarse a ese comandante, ¿para sobornarnos?

Cole negó.

—No creo que hayan sido los turcos. Como le digo, ellos no llevarían un arma tan inútil...Ellos tenían la intención de acabar con nosotros sin acercarse. Los que atacaron a este comandante querían hacerlo todo sigilosamente y a una distancia cercana.

—No creo que sea eso, Myers, es un comandante más, hay cargos más importantes que podrían utilizar para hacernos retroceder.

Cole lo miró unos Segundos antes de hablar.

—Cierto. No obstante, en esa misión sólo debían estar suboficiales.—Cole hizo una mueca.—Y no es cualquier comandante; es el comandante Scott.

Camons lo miró sin seguirle.

—Luego te lo explico.—Cole siguió.—El caso es que...Este comandante no debía estar en aquella misión, nadie debía saber que él iría a Turquía escondido...Sin embargo, lo sabían y fueron a por él...

Camons se apretó el puente de la nariz cayendo en cuenta.—Hay un intruso.—Siguió el hombre.—Y estos sujetos aprovecharon que la mayoría estaría demasiados ocupados con los turcos y fueron a por ese comandante.

Cole asintió.

—Creo que sí...Alguien debió informar que Scott iría a esa misión.

Camons se pasó la mano por el pelo.

—Debemos estar alertar. Tengo que hablar con ese comandante. ¿Sabes dónde está?

Cole asintió de mala gana.

—Desgraciadamente sí.

—Llévame con él.

—Te digo dónde está; no te acompaño.

Camons lo miró mal.

—Es una orden, llévame con él. Debes estar presente.

Cole asintió sin poder decirle que no a aquel hombre.

—Como diga, señor.

Camons rio.

—Venga, no te pongas así. Si quieres luego vamos a tomar algo. ¿Qué te apetece?

Cole se encogió de hombros.

No estaba de humor. No quería ver a River nuevamente.

Había logrado con éxito evitarlo durante cinco años, y por la estupidez y rebeldía del rubio, se lo había cruzado nuevamente hace una semana.

Maldición.

Su rostro tenso y molesto se relajó al ver la sonrisa alegre del brigadier Camons mientras este hablaba tan airadamente.

Ah...Bueno, por lo menos estaba con él. No se mortificaría pensando en River.

Solo tendría que aguantarlo un tiempo hasta que se terminaran las sospechas de un infiltrado en la base y la incógnita de quiénes parecían querer llevarse a River.

Cole no era la niñera de nadie y menos la de ese niño.

¿Por qué demonios ese niño debió meterse también al ejército? Argh...

——————

Awebo.

He de avisar, que el segundo capítulo no será pronto. Tengo que confesar que esta historia quería empezar a desarrollarla a partir de Junio, pero algún capítulo si subiré ^^

Me he divertido escribiendo este capítulo por las sospechas de Cole...Ah...Esto es nuevo para mí, sobre teorías y esas cosas...Jeje

A ver qué tal...

Bueno, nos leemos pronto❤️❤️❤️❤️❤️

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