El instante más hermoso de la...

By PalomaCaballero

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(LGBT+) Mikoto se encuentra sumido en una tristeza profunda después de que su novio, Harry, lo deja por otro... More

Notas Iniciales
Mikoto
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Notas de autor

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By PalomaCaballero


Después de despedirse las cosas se pusieron raras entre Mars y él, hasta el punto en que se evitaron durante un tiempo. Aquello tenía a Mikoto muy estresado, comenzaba a plantearse la idea de que las palabras de Chris sobre ser una carga fueran ciertas.

"Tu confianza es falsa" "Te estás aprovechando de Mars"

Después de aquella conversación se dio cuenta que se había borrado el tatuaje a base de frotarse el cuello por los nervios.

No sabía qué hacer, le estuvo dando vueltas al asunto durante semana y media. Su mente estaba tan inmersa en esa conversación que a veces se perdía de lo que estaba pasando a su alrededor y terminaba por meter la pata en algo. Por suerte aquello no había afectado a su trabajo, al menos no de manera tan grave como para que su jefe notara cuando corregía algunos archivos o se equivocaba con las copias. Los cambios en su vida eran demasiado rápidos y le costaba mucho mantenerse al día, pero tenía que hacerlo, por su hermana que se arriesgó contratándolo, por Nara que se preocupaba por él todos los días y por si mismo, que necesitaba salir adelante, aunque todos los días pareciese un poco más difícil

El jamás fue una persona que resaltara, fue un estudiante regular, un trabajador regular, un ciudadano promedio, pero justo en ese momento quería impresionar a su jefe y probar que servía para algo. Takahiro era una persona amable, simpática y relajada, pero eso solo conseguía que se sintiera aún más presionado, porque sabía que, si cometía errores, lo trataría con amabilidad y lo dejaría pasar. Mikoto no quería verse en la situación de conservar su trabajo solo por caerle bien a su jefe, pero su estado anímico estaba impidiéndole rendir tanto como le hubiera gustado.

—Pareces distraído —Demian se le quedó mirando. Había descubierto que la oficina donde trabajaba el muchacho estaba a solo dos cuadras de la suya y llevaban un par de días yendo a comer juntos. Pronto se habían vuelto muy familiares entre sí y cómo él no quería ser una molestia para Mars, terminó siendo una molestia para Demian.

—Estaba pensando en algo —él se le quedó mirando un momento con expresión dudosa. No estaba seguro de sí ya se encontraban en un punto en el que pudieran compartir experiencias más personales.

Demian le dedicó una mirada de cachorro, quería preguntar al respecto, pero no se atrevía. Mikoto conocía esa sensación, pero tampoco supo cómo iniciar aquella plática. Los dos eran personas introvertidas, por lo que les estaba costando trabajo profundizar su amistad.

—¿En qué piensas? —Demian tuvo problemas para mirarlo, pero su postura estaba más relajada de lo normal, la presencia de Mikoto ya no le suponía demasiado estrés.

Lo miró un momento antes de responder, le daba vergüenza hablar del tema, pero también le emocionaba la idea de tener más amigos con los que poder pasar el rato. Había tardado mucho tiempo en reconocerlo, pero él no era una persona que disfrutara de la soledad, cuando perdía el contacto con el mundo las cosas en su cabeza se complicaban bastante.

—El otro día me encontré con el nuevo novio de mi ex —comenzó y su cara se puso roja, dándose cuenta de lo dramático que sonaba, no podía evitar sentirse como una persona escandalosa. Demian abrió los ojos de par en par, sorprendido.

—Oh ¿El alto rubio? ¿Ese ex? —inquirió, tratando de no parecer demasiado entrometido, pero no pudo resistirse. Incluso colocó los cubiertos un poco más alejados de sus manos, como dando a entender que le daba toda su atención.

Mikoto tomó aire.

—¿Tienes tiempo para una historia larga? —dijo mirando su reloj, se negaba a contar todo aquello sin el debido contexto.

Demian imitó el gesto.

—Tengo veinte minutos —él se encogió de hombros—. Pero salgo del trabajo a las tres —parecía que no tenía ganas de perderse esa conversación.

Demian era un tipo extraño, extremadamente tímido de entrada, pero conforme lo conocías te dabas cuenta de que estaba lleno de sorpresas. A decir verdad, era valiente y desenvuelto cuando se lo proponía, a Mikoto le daba un poco de envidia aquella dualidad en su carácter.

—Yo salgo a la misma hora ¿Podemos ir a algún lugar después de eso? —inquirió, sin saber si estaba entendiendo bien la insinuación.

—Hoy es viernes —aseguró—. Los viernes como lo que quiera, casi siempre me compro una pizza —agregó, encogiéndose de hombros. Mikoto sonrió, sintiendo que estaban en la misma página.

—Entonces quedamos después del trabajo.

Mikoto pasó toda la tarde explicándole a Demian sus problemas amorosos. Mientras lo hacía comenzaba a darse cuenta de lo complicado que fue para él llegar a un punto en el que pudiera hablar del tema de esa manera tan abierta y sintió que estaba siendo injusto con Mars, porque él estuvo ahí todo el proceso y tuvo que adivinar lo que había en su cabeza para poder ayudarlo.

Que avergonzado estaba.

En cuanto a la pizza, sabía riquísima, Demian la compró en local que las preparaba desde cero y acompañó muy bien el relato. El olor inundó el departamento de su nuevo amigo dotando todo de un aura bastante acogedora. La sensación de estar acompañado lo hizo sentir más tranquilo y le gustó la forma en que lo escuchaba, atentamente, sin juzgarlo.

—Así que ustedes dos realmente no son una pareja —Demian lo miró pensativo, estaba hablando de Mars. Mikoto se sintió intranquilo cuando escuchó aquellas palabras. Su pulso se aceleró al ser tomado por sorpresa.

—Sólo somos amigos, ya te dije —su cara se puso roja. No le gustaba que lo vincularan de esa forma con Mars, pero recientemente no estaba seguro de sus razones.

Demian no dijo nada, se veía que seguía sin creerle. Mikoto estaba pensando en alguna manera de explicarle que estaba mal pensando todo, cuando su teléfono sonó. En la pantalla apareció en contacto de Mars y él sintió que se sonrojaba. Demian lo miró con interés, así que se levantó y salió al pasillo para contestar.

—¿Bueno? —inquirió, tratando de ignorar el latido de su corazón.

—Mikoto ¿Estás en casa? —la voz de Mars sonó como una copa del vino burbujeante. La sensación lo puso tan nervioso que le dejó sin habla—. Planeaba pasarme por allá al salir del trabajo, espero que no te moleste —desde la última vez que se vieron parecía que cierta incomodidad los rodeaba. Mikoto había querido alejarse un poco y darle algo de espacio, en verdad le gustaba el tiempo que pasaban juntos, pero no quería volverse una carga y que se aburriera de él.

Mars debió darse cuenta, por eso actuaba tan cauto.

—No, no, no, está bien —aseguró. A pesar de su convicción extrañaba mucho a Mars como para rechazarlo, ya llevaban demasiado tiempo sin verse—. ¿A qué hora estarás aquí? Justo ahora estoy en casa de Demian —explicó. Mars tenía un horario terriblemente abusivo, así que a veces salía muy tarde y en otras ocasiones temprano.

Hubo un silencio al otro lado de la línea. Por un momento pensó que la llamada se había cortado, pero después se dio cuenta que no era así.

—¿Bueno? —llamó, esperando una respuesta.

—Disculpa, me distraje con algo —La voz de Mars sonó un poco rara—. Estaré ahí en la noche, como a las diez —explicó, cuando dijo esto último no parecía haber nada raro en su tono.

Mikoto se despidió, con ciertas expectativas. Deseaba con todas sus fuerzas que cuando se vieran de frente aquella incomodidad se esfumara en el viento.




Él volvió al departamento y estuvo con Demian hasta que el sol cayó, e incluso entonces faltaba todavía un tiempo para que dieran las diez, pero eso no evitó que se sintiera estresado al llegar a casa y darse cuenta de que no había preparado la cena. Como un rayo se apresuró a dejar la cocina más o menos presentable, preparar algo rápido y correr al cuarto para arreglarse.

No era el tipo de persona que se preocupaba en exceso por su apariencia, pero de todas formas se dio una ducha y se puso algo que le sentara bien, aunque fuera una ridiculez, porque Mars lo había visto en su peor estado y no había razón para fingir que era un chico con la fuerza mental como para cortarse el cabello más de una vez cada dos meses. Sin embargo, todavía se miró al espejo después de peinarse con la secadora.

De repente estaba muy preocupado por dar la impresión de que estaba bien y eso le hizo preguntarse si en realidad se encontraba mal.

Mientras le daba vueltas a ese asunto Mars apareció en la casa. Mikoto le saludó, sorprendiéndose al ver que el rostro del hombre parecía tan cansado cómo si hubiese pasado muchas noches en vela. La culpa se volvió más tangible, porque había evitado estar cerca de él cuando estaba pasando por un mal momento y sintió que perdía el aliento.

—Cuanto tiempo —Mars le sonrió, sus ojos brillaron. Se veía feliz y eso consiguió que se relajara un poco.

—Muchísimo —aquella palabra se le escapó como un suspiro de añoranza. Luego se hizo a un lado para dejarle pasar. Cuando se encontraron sentados juntos en la mesa los invadió un silencio extraño. Mikoto no podía dejar de mirarlo, Mars era muy atractivo, eso ya lo sabía, pero ahora no conseguía apartar la vista de él. Había muchas cosas que no apreció hasta que comenzaron a pasar ciertos periodos de tiempo sin verse.

Su expresión era muy gentil y sus ojos le devolvían la mirada como si lo acariciaran. Mikoto jamás se había fijado en la forma de su mentón o sus hombros definidos y fuertes. De repente sintió ganas de tocarlos, tratar de averiguar si podía sostenerse en ellos o si era tan fuerte como para sostenerle. Conteniendo el aliento le echó un vistazo a sus manos, la derecha descansaba en la mesa y recargaba el rostro en la izquierda. Parpadeó, las venas se marcaban en su antebrazo, mientras sus dedos lucían largos y toscos.

Desvió la mirada.

—¿Pasa algo? —preguntó Mars con una risita.

—Hace mucho que no te veía —comentó, encogiéndose de hombros, tratando de comportarse con normalidad. De repente comenzaba a entender todo el atractivo sexual que el resto del mundo parecía ver en su amigo, pero de inmediato se recordó a sí mismo que Mars era solo eso, su amigo.

—Si —él se quedó en silencio, antes de decidirse a hablar—. Hasta estaba temiendo que me hubieras cambiado por cierto vecino del piso cuatro —lo dijo con ese matiz de indiferencia de quien no quiere que descubran sus verdaderos sentimientos, pero su actuación tenía grietas.

—No es así, no te cambiaría por nadie —explicó, apresurándose a decirlo. Mars perdió la sonrisa de su rostro, estaba contrariado, pero trató de no demostrarlo. Tratar de parecer estoico no era una buena estrategia porque había demasiadas cosas reflejandoe en su expresión.

—Oh —dijo, pero no agregó nada más. Tenía los labios apretados, autocensurándose.

Y que labios.

Mikoto sintió soltó un carraspeo, destinado a ser una reprimenda hacia su persona.

—¿A ti te pasa algo? —inquirió, inclinándose un poco hacia para poder mirarlo a la cara. Normalmente mantenía su distancia, por lo que se sorprendió a su mismo al darse cuenta de su gesto.

Ellos estaban en una habitación pequeña, sus rodillas chocaban porque estaban girados en sus sillas para poder hablar de frente. El contacto de repente se sentía demasiado íntimo, incluso aunque había tela impidiendo que su piel se tocara, la cercanía contacto lo estaba volviendo loco.

Mikoto observó la expresión de Mars y de golpe se dio cuenta de la tensión que los envolvía. No era algo nuevo, llevaba un tiempo ahí, pero se había negado a racionalizarla. Sin embargo, fue suficiente para que sus sentidos se pusieran alerta y descubriese el calor en la mirada de Mars.

Los ojos verdes del hombre estaban llenos de sentimientos contenidos y le recorrían como si quisieran devorarlo.

Ante aquella revelación no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo, pero no retrocedió. Su corazón comenzó a latir con fuerza, sentía que un leve impulso lo recorría de pies a cabeza. Se le puso la piel de gallina.

Apretó los labios. La cena estaba caliente y lista para servirse, pero no le importaba, si se enfriaba podía resolverlo en un par de minutos, lo que le importaba era saber por qué sentía que había un incendio debajo de su piel y por qué no podía dejar de mirar al hombre frente a él.

Mars hizo una mueca, dándose cuenta de que estaba siendo demasiado transparente. Incluso alguien cómo Mikoto podría notar lo que estaba pasando. Decidió que era momento de retroceder, así que soltó un suspiró y abrió la boca para decir cualquier cosa que pudiera cortar la tensión. Mikoto también se dio cuenta de ello, pero él no era el tipo de persona que se hacía a un lado cuando se trataba de cuestiones del corazón. Él necesitaba descubrir que estaba pasando entre los dos, después de todo, era el chico que había corrido tras su ex durante un año entero, era testarudo, aunque no lo pareciera y también era apasionado, así que se apresuró levantándose de su lugar, dejando que el instinto dominara sobre su cuerpo.

Sin que su cerebro se detuviera a analizar lo que estaba haciendo, tomó a Mars del rostro y lo besó.

Aquel movimiento fue sorpresivo. Mars abrió los ojos sin saber qué hacer, por instinto alejó las manos del cuerpo del muchacho, porque el contacto lo encendió de golpe. Mikoto no se dio cuenta de la reticencia del hombre, simplemente saboreó el beso y buscó prolongarlo el mayor tiempo posible, por mera comodidad se le sentó en el regazo, el contacto era tan placentero que lo confundió.

Algo se había liberado dentro de él.

De inmediato Mars le sostuvo de la cintura, preocupado porque Mikoto se fuera de espaldas, su cabeza estaba llena de pensamientos aterradores, sobre analizando las cosas que podrían salir mal cuando se terminara aquel beso, pero después de sentir el cuerpo del chico sobre el suyo decidió que ya era suficiente para él y se dejó llevar por completo, tocándolo de la manera en que había querido hacerlo desde hace tiempo y besando tan profundo como pudo.

Mikoto soltó un gemido cuando se separaron. Su cara estaba roja, los labios hinchados y la mirada vidriosa. Mars quería de quitarle la ropa en ese instante, pero de nuevo se contuvo porque las preocupaciones le asaltaron por segunda vez. Le daba la sensación de que Mikoto saldría corriendo en cualquier momento, pero este le sorprendió por segunda vez en la noche.

—¿Quieres ir a la habitación? —en cuanto pronunció aquellas palabras Mikoto se dio cuenta de la impresión que podría dar, pero no se echó para atrás. Desde que estaba con Harry se había dado cuenta, pero en ese momento lo confirmó: el no era la clase de chico que esperaba. Mientras el hombre le gustase, le daba igual si el sexo sucedía antes o después o muchas veces o pocas veces, porque cuando le atraía alguien se entregaba por completo y eso también trajo un nuevo conocimiento a su cabeza.

Le gustaba Mars.

—¿Estás seguro? —preguntó. Su expresión estaba tan llena de deseo que Mikoto se sintió intoxicado.

—Si —respondió, casi en un susurro. El hombre lo levantó de la cintura y le cargó en brazos.

Dentro de la habitación Mikoto se olvidó de todo. No le importaba que Harry hubiese estado ahí, haciendo las mismas cosas o que su relación con Mars se sumiera en una ambigüedad extraña. Lo único que quería y que hizo, fue disfrutar del calor que lo recorría, de sus manos y de sus besos. Tomó ese intercambio para satisfacer su cuerpo y su corazón, para llenar su alma de algo que creía perdido y saborear el dulce contacto.

No dejó que nada enturbiase el momento. 

:)

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