Classroom

By Andypgs

2.3K 674 2.5K

Un típico reencuentro de la preparatoria. Una clase de estudiantes lejos de ser inocentes. Cada uno oculta su... More

Sinopsis
Nota previa
Personajes
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capitulo Cinco
Capitulo Seis
Capitulo Siete
Capitulo Ocho
Capítulo Nueve
Capitulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capitulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capitulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho

Prologo

211 41 172
By Andypgs

Me toma unos minutos descubrir donde estoy, mis ojos se adaptaron a la oscuridad con dificultad, hasta que recordé los incidentes anteriores. No sé cuánto tiempo he estado aquí. ¿Horas? ¿días? Después de todo lo ha pasado, se sienten como si pasaran años. Todos los gritos, las plegarias... la sangre.

He llorado más estos últimos momentos que en toda mi vida, he visto morir más personas de las que me gustaría, he visto cosas que no debí ver nunca. En contra de todos mis deseos, me muevo a tientas por el lugar. Mi cuerpo se queja a causa del esfuerzo, estoy adolorida y cansada. No he comido ni bebido nada desde que todo esto comenzó.

Ruego para que esto sea solo una pesadilla y pueda despertarme en cualquier momento en mi enorme penthouse, mi cama lujosa me reconfortaría del susto, las sábanas de lino egipcio limpiarían el sudor con el que seguro despertaré y luego abrazaría mis almohadas de plumón hasta conciliar el sueño de nuevo. Me gustan los lujos, obviamente. Por esta razón he trabajado muy duro toda mi vida.

Bueno, quizás no tan duro como otros, me gusta el dinero y ser una mujer hermosa me lo ha facilitado enormemente. Tuve la suerte de tener un cuerpo desarrollado desde muy temprana edad, suerte que he sabido aprovechar.

¿Y qué? Aprendí desde muy temprano que nada es gratis en esta vida. La pobreza es para la gente fea o estúpida y yo no soy ninguna de ellas.

Pero al verme en esta situación, sola y a oscuras no puedo evitar preguntarme ¿realmente lo valió? En mi casa me esperan más lujos de los que podré disfrutar si no salgo viva de aquí. A los 28 años, si no lo logro, moriré a los 28 años.

Es solo una pesadilla —me recuerdo.

Estiro mis brazos tratando de reconocer algo en medio de la oscuridad. Oigo el ruido que mis zapatos hacen en el suelo mojado.

Despierta, Anya.

Mis manos solo sienten muros a mis lados, como si estuviera en un corredor.

Despierta, Anya.

Siento un líquido viscoso en una de las paredes.

Despierta, Anya.

Un olor a podrido entra por mis fosas nasales. Caigo de rodillas en un jadeo, resistiendo las ganas de llorar. No le daré ese gusto a este bastardo.

Despierta, Anya —esta vez pronuncio las palabras en voz alta.

Un sonido familiar hace retumbar mis oídos, los cubro con mis manos. Se lo que se avecina.

¿Crees que esto es un sueño, Anya? —me estremecí al escuchar la voz, intento buscar el origen pero solo veo oscuridad— No lo negaré, verte así me hace sentir un poco mal —luego se rió, el maldito se estaba riendo.

Púdrete –es todo lo que puedo responder, lo que lo hace reír aún más.

No sé porque estas de tan mal humor. Estoy dándoles una oportunidad única —niego enfáticamente. No quiero escucharlo, no otra vez— La oportunidad de confesar sus pecados antes de morir. Incluso puede que lleguen a arrepentirse. Eso es mejor que la clemencia.

Bufé ¿Entonces ahora eres nuestro salvador? —una nueva risa llenó el lugar— ¡¿Por qué no nos dices quién eres de una buena vez?!

Ya les he dicho quién soy... Soy su maestro. Lo que me recuerda —luces blancas iluminaron el pequeño espacio.

Al principio no pude ver nada, tuve que proteger mis ojos por el drástico cambio de luz. Parpadeé un par de veces hasta que pude distinguir lo que me rodeaba. No estaba tan equivocada, era un pasillo angosto con paredes blancas, junto con las luces daba la sensación de estar en un manicomio, excepto por las tuberías en el techo, de las cuales salían un material acuoso verde, goteando en ciertas áreas de las paredes y provocando algunos charcos en el piso. De ahí provenía el olor. De inmediato limpié mi mano.

Me quede quieta, no iba a caer en este juego diabólico de nuevo.

¿Hay alguien ahí? —escuché una voz conocida

¿Jessica? —caminé hasta donde provenía la voz— ¿Jess? ¿eres tú?

¿Anya? —seguí el corredor lo más rápido que pude. Si algo tenía seguro es que había más posibilidades de salir de esto con ayuda.

A medida que avanzaba, el pasillo se hacía mucho más ancho. Me detuve por un momento, a lo lejos observé un salón redondo que separaba a otro pasillo del mío.

¿Jessica? —Pensé que estaba alucinando, pero en el extremo del corredor opuesto estaba ella mirando confundida a su alrededor—Jessica. Por aquí

Jessica siguió el sonido de mi voz y me hizo una seña con su mano. Debido a la distancia no podía ver su rostro, pero sabía que estaba tan aliviada como yo. Ambas dimos un paso para acercarnos, en ese momento me di cuenta de mi error.

A mi espalda algo se cerró, impidiéndome volver al camino de antes. Golpeé con mis palmas, pero fue inútil. Ni siquiera parecía una puerta, era como si hubiesen sellado la entrada. Como si nunca hubiese estado un corredor, solo una pared de concreto. Giré evaluando el área. Algo me decía que no era seguro ese camino.

A lo lejos Jessica luchaba con el mismo obstáculo que yo. Iba a gritarle si no veía alguna herramienta que nos ayudara a salir cuando una música me interrumpió.

Esa música.

Si conseguía salir de este lugar ese sonido me perseguiría para toda mi vida. Pero si odiaba ese sonido, más odiaba lo que venía.

Chicas, que bueno que se encontraron —aquella voz repulsiva vino de nuevo— Creí que jamás lo harían.

Jessica retrocedió hasta la puerta que acaba de cerrarse y se deslizó lentamente hasta llegar al suelo, no distinguía su rostro, pero los espasmos que daban su cuerpo me hacían pensar que estaba llorando. No otra vez.

Tranquilas chicas. Esta vez la clase será sencilla –mi respiración se volvió agitada. De nuevo ese enfermo con sus lecciones de mierda. Apenas había sobrevivido de la última— La Lección Es: SOLO EL ESFUERZO HONRADO CUENTA —Cerré los ojos antes sus palabras. Esto era personal— ¿Pueden creer que existen personas que no les importa lo que hagan solo para conseguir sus deseos? Podrían ser personas honradas, aprender a desarrollar sus talentos y trabajar arduamente por sus sueños. En vez de eso eligen el camino más fácil y conveniente para ellos, sin importar el daño que causan a su alrededor. Inaceptable. ¿No te parece Anya? —dijo lo último para retarme, pero ya no tenía fuerzas para pelear, al parecer él lo percibió porque suspiró decepcionado

»En fin, para enseñarles a esforzarse en esta carrera de la vida -y no morir en el intento- deberán correr hasta el salón al otro extremo, pero cuidado como todo en la vida no será fácil. Enfrentarán obstáculos que no les importaran lo buenas o bonitas que sean. Buena suerte, chicas. Y como siempre, ¿listas para su siguiente clase?

Lo siguiente que oí fue un pitido y la luz del pasillo se tornó roja. Miré a mi alrededor, no iba a moverme sin pensar esta vez. Esperé que una idea al estilo sobreviviente me viniera a la mente. Pero nada llegaba. Solo Dios sabe que podría pasar si pisaba ese territorio desconocido. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para pensar. Las paredes empezaron a temblar de la nada. Mi miedo se disparó aún más que antes.

¿Qué demonios estaba pasando?

Parecía un terremoto, mis pies perdieron el equilibrio y me hubiese caído si mi mano no se hubiese apoyado a la pared. Un momento ¿a la pared? Pero si el pasillo era muy ancho. Entonces entendí lo que sucedía, las paredes se estaban cerrando conmigo adentro. Si no corría hasta al final moriría aplastada. No podía quedarme parada debía llegar a la salida. Correr por mi vida. Maldito.

Mi instinto me hizo correr lo más rápido que pude, gracias a Dios el pasillo era más angosto al inicio que al final, de lo contrario ya estaría muerta. También ayudaba haber practicado atletismo en la escuela, pero lo complicaba todo que el piso no dejaba de temblar. En un momento me caí, mi tobillo hizo un sonido extraño.

JODER.

El dolor se extendió por mi pierna, pero no paré. Tendría más que un tobillo roto sino salía de aquí.

Ya casi estaba a la mitad cuando la luz cambió azul. Sentí como si un millón de agujas se clavaran en mis pies, haciéndome caer otra vez. Mas de cerca comprendí lo que sucedía, vidrio roto. Todo el piso estaba lleno de él.

«Enfrentarán obstáculos que no les importaran lo buenas o bonitas que sean» Desgraciado.

Me levanté como pude, con la mayor rapidez que pueda tener un tobillo roto y unos pies sangrantes seguí mi camino a la salida.

No moriré aquí. No así.

La luz cambió de nuevo a verde. ¿Y AHORA QUÉ?

Las paredes cambiaron de velocidad, cerrándose más rápido. No iba a lograrlo. La detestable música volvió. ¿Enserio iba hablar conmigo mientras moría emparedada?

Vamos, Anya. Confiésate —en algún lugar sonó la voz— Sabes que no saldrás de aquí, al menos no viva. Aunque pensándolo bien, cuando esas paredes terminen de hacer su trabajo no quedará mucho de ti. Así que, creo que tampoco saldrás muerta —volvió a reír— Sabes las reglas. Si escucho algo interesante, tendré un poco piedad.

Seguí cojeando, tenía un vidrio incrustado en la frente, la sangre goteaba hasta mi ojo derecho, tiñendo mi vista. En un momento sentí los muros rozando mis brazos. Él tenía razón, no iba a lograrlo.

Soy prostituta —dije mientras seguía desesperadamente abrirme paso entre los muros

Creo que puedes hacerlo mejor, Anya —empezaba a sentir la presión en mi pecho, arañé los muros y mis uñas sangraron

Lo soy desde que estoy en la escuela. Era mucho más fácil. No tenía necesidad de dinero, mis padres me compraban todo lo que quería. Pero ellos deseaban a una niña perfecta que estudiara y luego se hiciera cargo del negocio familiar. Así que elegí un camino que fuera más fácil y lucrativo.

¿Así que por eso te auto explotaste? ¿por pereza?  —ya casi había llegado; mi mano salió, pero todo mi cuerpo seguía en el pequeño espacio. Estaba atorada, ya no podría salir.

Si joder, si —lloré al darme cuenta de mi final. Sino hubiese estado de puntillas ya tendría los pies en un ángulo doloroso

¿Algo más? – mierda ¿Qué más quería?

Aborté dos veces, por una estupidez de un cliente. La primera vez a los 16, la segunda fue hace 8 meses –me tragué el sabor salado de mis lágrimas. Sentía como me ahogaba– Incluso en la escuela alquilaba mi habitación cuando las estúpidas parejitas querían tener un poco de privacidad – fue lo último que dije.

La presión me saco el aire. Respiraba con dificultad. Sentí como una de mis costillas se rompió. Solté un grito de dolor.

Estaba a punto de desmayarme, pero la presión disminuyó. Lentamente las paredes se fueron alejando de mí. No esperé que los muros terminaran de separarse, con las pocas fuerzas que tenía saqué mi cuerpo; terminé cayendo sobre mi estómago, pero no importó. Me arrastré lo más lejos que fui capaz de las puertas. Me dolía hasta respirar.

Me moví para quedar boca arriba, comencé a toser. Cuando vi mi mano era sangre. Me quedé mirando el techo, en realidad no sabía si era el techo. Lo único que veía eran las luces blancas. De la nada escuché un sonido, como unas puertas abriéndose y cerrándose.

Oh Dios, no de nuevo.

Pero esta vez nada se movía, todo estaba en extremada calma. Giré mi cabeza para saber el origen y entonces lo vi.

¿Tú? —Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.

El enfermo que nos había metido aquí estaba de pie junto a la puerta del otro corredor. Donde estaba Jessica. Pero las puertas estaban cerradas y un charco de sangre salía del piso, ella no lo logró. Hice un esfuerzo por no vomitar.

Mi mirada se detuvo de nuevo en la figura frente a mí. Tenía los brazos cruzados y una sonrisa de victoria. Me dio la espalda y deslizó una tarjeta para abrir la puerta del corredor. ¿Él quería ver el cuerpo de Jessica?

Creí que habíamos pasado por demasiado en las última horas, pero lo que vi dentro de ese corredor fue a un peor.

No te hicimos nada ¿Por qué nos odias tanto? —ante mi pregunta él se acercó a mí. Yo seguía postrada en el suelo. Quise huir de él, pero mi cuerpo no me respondía —Les diré. Voy a decirle a los demás quién eres. Quien nos ha hecho esto

Entonces le escupí, solo que no pude enfocarme y terminé escupiendo en su hombro. Manchas rojas tiñeron su camisa en su lado izquierdo, desde su manga hasta el cuello.

Él solo me sonrió.

Lo sabrán, créeme. Pero no por ti

Ahora todo tenía sentido. Esto no era un castigo. Esto era venganza.

Continue Reading

You'll Also Like

566K 47.6K 100
Jungkook es fan número uno de Vante un famoso cantante, ¿que pasaría si Taehyung contesta el comentario más vergonzoso que Jungkook le ha dicho ? ☆No...
19.3K 1.1K 22
El tiempo pasa rápido cuando no esperas nada de nadie. "Mi padre me rompió el corazón, es por eso que me enamoro de todos los chicos que me demuestr...
2.4M 243K 37
«Al final del arcoíris es donde todos tus sueños se hacen realidad» Aquella historia infantil era la favorita de Aurora Garti, una adolescente con un...
84.4K 9.3K 87
Vanesa Ramírez Malasaña se enfrenta al peor caso de su corta carrera como inspectora de policía. Aparecerá el cuerpo de una joven que llevaba seis me...