Sus sobrinos miraban a Mikoto con curiosidad, interés y sin una pizca de vergüenza. Aries estaba tan concentrada como para que sus ojos parecieran querer salirse de sus cuencas, mientras que June tenía la boca abierta y se negaba a cerrarla. Mars comenzaba a creer que no había sido tan buena idea llamar a Mikoto a casa, esos niños actuaban como si estuvieran frente a un elefante en medio de una cristalería.
—Mucho gusto, me llamo Mikoto, soy amigo de su tío —aunque no tartamudeó al hablar, se notaba que estaba muy nervioso. Jugaba con sus manos y tenía una sonrisa un poco tensa.
—¿No eres su novio? —preguntó June—. ¿Puedes salir conmigo? —agregó, sonriendo mientras se señalaba con el dedo índice.
—Tranquilo Romeo, recuerda que eres menor de edad —Mars intervino de inmediato, mientras que Mikoto se quedó en silencio, completamente sorprendido por el comentario.
Ver a June y Aries estaba siendo una experiencia muy rara para él. Antes ya se había dado cuenta de que, a pesar de la cantidad enorme de tiempo que pasaban juntos, al final casi no sabía nada de la vida de Mars. Pero ahora que veía a los chicos y estaba por primera vez en aquella casa, notaba hasta que punto era ignorante de lo que pasaba en el día a día del hombre.
—Yo me llamo June y esta es mi hermana, Aries, somos gemelos —dijo el chico, ignorando las palabras de su tío mientras se asomaba para poder obsérvalo mejor.
—¿Eres japonés o eres inglés? —preguntó la chica, que tenía la misma expresión de incredulidad que su hermano. Mars no sabía por qué lo estaban mirando de esa manera, como si nunca hubiese visto a un asiático en su vida, sobre todo cuando el barrio en el que vivían tenía una gran variedad racial.
—Mucho gusto, soy japonés —un poco apurado, Mikoto no sabía en cuál de los dos centrarse. Por supuesto, también estaba sorprendido por el parecido entre los dos, sobre todo porque se notaba que eran familiares de Mars. Quizás lo que más le impresionaba era la mirada de los chicos, sus ojos eran claros, de color café y sus miradas intensas, como la de su tío, a pesar de que tenían expresiones amables, todavía había un poco de fiereza en su rostro.
—Entonces ¿Estás saliendo con mi tío? —insistió June, quien se acercó a Mikoto como quien quiere acariciar a un perro, pero tiene miedo de que salga huyendo.
—Deja de importunar —se apresuró a decir Mars al tiempo que Mikoto contestaba.
—Solo somos buenos amigos —Lo dijo tan quitado de la pena que Mars hizo una mueca. Aries también se le acercó.
—¿Que? ¿Es en serio? —luego miró a June—. Creo que el tío está en la friendzone —agregó, muy sorprendida. Por supuesto, ella fingió que le hablaba a su hermano en voz baja, pero todos en la habitación pudieron escucharla.
—También lo pienso, incluso el tío puede ser friendzoneado, que sorpresa —contestó en el mismo tono, inclinándose un poco hacia su hermana, quien hacía mucho mejor trabajo para mantenerse seria.
—¡Que adorables! —exclamó Mikoto, llevándose las manos a la boca mientras se reía en tono nervioso. La verdad era que los niños eran muy dulces, pero también le intimidaban un poco, así que no se le ocurrió nada más que decir.
Mars los mandó a callar.
—Parece que tweedle dee y tweedle dum quieren quedarse sin cena —espetó, cruzándose de brazos. "Se acabó el tío cool" pensó, mirando a sus sobrinos con cara de querer ahorcarlos. Siempre tuvo en mente que sus hermanas mayores eran unas pesadas cuando se lo proponían, pero nunca se imaginó que también terminaría recibiendo pullas de los más pequeños.
—Vamos tío, no seas aburrido, solo estamos jugando —espetó June, sus labios se curvaron en una sonrisa divertida.
—No tienes sentido del humor —agregó Aries, tirando de su hermano—. Venga, vamos a seguir viendo la tele —inquirió caminando hacia el sillón, June la siguió y ambos se acomodaron juntos en la sala.
Mars soltó un suspiro y se giró hacia Mikoto, quien estaba un poco abrumado con la situación, pero se notaba que tenía ganas de tomar a los chicos y jalarles las mejillas. Sus ojos miraban a June y Aries, quienes se habían sentado frente a la televisión para pelear entre ellos. Era sorprendente lo unidos que podían ser a veces y como en otras ocasiones parecía que querían matarse.
—Lamento el escandalo —se disculpó. Hacía tiempo que Mars no se sentía tan cercano a la humillación, sobre todo, nunca se imaginó que serían dos personas de 1.57 y 1.62 quienes terminarían haciéndole ver como un tonto.
—No, está bien, son adorables —espetó con una sonrisa en los labios—. Nunca había visto gemelos —agregó, sorprendido por el parecido entre los chicos.
A Mars le pareció raro que en una ciudad tan grande nunca hubiera visto hermanos gemelos, pero no hizo comentarios al respecto, después de todo, Mikoto era una persona bastante reservada que salía poco de casa y cuando esto pasaba, siempre tenía un objetivo concreto. A pesar del tiempo que llevaba viviendo solo, conocía poco del mundo.
—Son lindos, pero son un dolor en el culo —comentó encogiéndose de hombros—. ¿Qué quieres cocinar? Hoy podemos hacer realidad una gran colaboración entre dos quisquillosos de la comida —espetó, señalándose a sí mismo.
—Bueno —Mikoto parecía un poco ansioso por no estar en su zona de confort, pero también estaba emocionado—. Podemos comenzar revisando que hay disponible y después escoger algún platillo divertido para preparar —comentó, moviendo los dedos de manera ligera, demostrando su emoción.
Parecía que Mikoto solo podía calificar las cosas como simpáticas, dulces, divertidas o adorables y para Mars, Mikoto era cada uno de esos adjetivos.
—Está bien, vamos a escudriñar un poco en esta cocina abandonada.
Aries miró de reojo a su tío y se sorprendió ante la manera en que se movía alrededor de Mikoto. Mars era un hombre grande, rudo y fuerte, era el epítome de la masculinidad tradicional y la elegancia, le agradaba a todo el mundo. No parecía haber nacido en una casucha de una habitación que se estaba cayendo a pedazos, al menos no parecía que en él corriera la misma sangre que la suya. Aries a veces encontraba difícil encajar, pero su tío se movía como pez en el agua en cualquier sitió en el que lo pusieran.
Él era especial. Aries no iba a mentir, ella lo admiraba muchísimo y también le tenía un poco de envidia.
A June le pasaba lo mismo.
Sin embargo, ahora que estaba junto a Mikoto daba una imagen mucho más alcanzable, era solo un hombre que se preocupaba por ser torpe alrededor de una persona pequeña. Mars se movía con sumo cuidado para no chocar con el chico, aunque de vez en cuando era inevitable, en esos momentos los dos se reían, con torpeza y continuaban con su trabajo.
—Si está en la friendzone —June miraba con un poco menos de vergüenza. Se veía bastante sorprendido por la escena que se desarrollaba delante de él y no parecía dispuesto a perderse de nada.
—Es sorprendente —convino ella, pensando que, desde su punto de vista, alguien como su tío jamás tendría que pasar ese tipo de problemas románticos.
Aunque ellos realmente no sabían mucho del tema, Mars era un hombre difícil de ignorar. Cuando iba a dejarlos a la escuela las personas se giraban a verlo y podía distinguir fascinación, envidia, interés y desagrado en el mismo rostro. Pocas personas podían causar reacciones tan intensas en un único intercambio de miradas.
—¿Crees que lo esté haciendo a propósito? —inquirió June, recargándose un poco del sillón.
—¿Qué cosa? —La chica lo miró desconcertada, en esta ocasión si se estaban preocupando porque sus voces fueran engullidas por el ruido del televisor.
—Hacerse el tonto, mi tío se lo está comiendo con la mirada —comentó, observando la situación a detalle. Era obvio, por la manera en que Mars miraba a Mikoto, que las cosas estaban en un plano ambiguo entre los dos. Al menos su tío se notaba bastante interesado en profundizar la relación.
—Pues no lo sé, pero no parece que esté fingiendo, yo creo que no se ha dado cuenta —ahora ya no podían evitar estar ligeramente girados, asegurándose de que su conversación no llegara hasta Mars. No querían meterse en problemas tan pronto.
—Vaya, en serio es sorprendente —June se les quedó viendo. Si un chico atractivo estuviera siendo así de receptivo en su presencia, definitivamente se daría cuenta de ello.
—Dejen de murmurar y lávense las manos, la cena está casi lista —espetó el hombre, consiguiendo que los hermanos saltaran en su lugar.
—¡Ya vamos! —exclamaron al mismo tiempo, corriendo hacia el baño. No era que tuvieran muchas ganas de asearse, pero no querían estar frente al hombre si este se molestaba con ellos.
Cuando la cena se terminó y después de que los chicos se fueran voluntariamente a pasar el rato con su tía en la planta de abajo, ellos se quedaron solos, sentados en la barra de la cocina mientras se comían una bolsa de cacahuates que Mars encontró olvidada en la alacena.
Los condenados hermanos habían hecho una clara insinuación de porqué iban a dejarles privacidad y Mikoto se puso un poco nervioso, pero trató de fingir que no lo estaba. Era obvio que la insistencia en el tema comenzaba a ponerle muy incómodo.
A pesar de que se veía bastante liberado, después del viaje con Nara comenzaba a luchar por mantener esa positividad dentro de su cuerpo. Mars lo había descubierto desarrollando un nuevo gesto nervioso, ahora se pasaba la mano por el cuello, donde estaba el tatuaje, tratando de esconder lo vulnerable que se sentía teniéndolo a la vista.
—Tus sobrinos son muy tiernos —comentó, riéndose un poco, tratando de no mirarlo a la cara.
—También son muy molestos, no les hagas caso, estaban tratando de intimidarte —espetó, sabiendo lo que disfrutaban picando a los demás. En cualquier caso, a quien trataban de molestar era a Mars, pero el pobre Mikoto salió afectado.
—Oh, no, no me molesta es solo que... —el chico se quedó pensando y luego negó con la cabeza—. No importa ¿Porqué no me cuentas como te está yendo con ellos? Quiero escucharte —comentó, mirándolo con una sonrisa.
Mars tuvo que luchar para no lanzarse sobre él.
—Ha estado todo bien, es divertido, aunque estoy un poco ocupado acomodado todo por aquí, es muy difícil meter a dos adolescentes en un piso tan pequeño —explicó, encogiéndose de hombros. Por supuesto, el lugar no era exageradamente pequeño, pero a veces los chicos tenían una presencia abrumadora.
—A mi me parece que les gusta, parecen muy felices, como si estuviera en una pijamada —comentó, juntando los dedos en un gesto inconciente, probablemente imaginando alguna escena divertida en su cabeza.
Quería besarlo en ese instante.
—Espero que sí, me gusta pensar que este es un buen sitio para ellos —comentó encogiéndose de hombros y se pudo frenar los suficiente para no preguntarle si también parecía un buen sitio para él. No tenía idea de que cara pondría Mikoto después de eso, pero seguro salía corriendo.
—Estoy seguro de que es perfecto para ellos, no conozco a alguien más adecuado para cuidar de otra persona que tú —el entusiasmo se coló en su tono, pero finalmente su rostro se tiñó de rojo, avergonzado por lo que había dicho.
Mars sonrió y apretó los dientes, en serio quería besarlo.
¡Hola a todos! Ya estoy de vuelta y vengo con más capítulos de estos bebés preciosos xD.
Por ahora me estoy divirtiendo bastante escribiendo sobre Mars y su familia, así que díganme ¿Que les está pareciendo la historia? ¿Y los nuevos personajes? Aunque no lo crean, Mikoto no es el único que sabe meterse en quilombos. XD