Me muevo vagamente sobre la cama y aun entre dormida tanteo con la mano el otro lado de esta, el espacio esta vacío.
¡El espacio esta vacío!
Abro mis ojos de súbito y miro a mí alrededor. Estoy envuelta en las sabanas con las luces apagadas y el espacio hundido en mi cama está completamente frio. Soy consciente de que el sol aún no se ha puesto, por la ventana puedo ver como las cortinas están serenas y puede que sea alguna hora de la madrugada.
Cojo el nuevo teléfono que Harry me ha obsequiado de la mesa de noche para asegurarme de la hora y tengo un nuevo mensaje.
3:12
Mierda cariño, luces jodidamente hermosa cuando duermes...excepto por aquellos ronquidos que hacen temblar la tierra, Dios nena, pensé que eras cenicienta pero eres toda una Fiona. Tu padre casi me descubre saliendo por la puerta de tu casa, pero estoy vivo todavía no te preocupes, paso por ti a las 8, quiero llevarte a algún lugar, antes de irme a trabajar. Te vivo.
Sonrió como una idiota porque aunque su mensaje no haya sido el más romántico, amo esta fase de Harry, tan sincero, tan él.
Veo que son las 4:40 de la mañana y dejo el teléfono sobre mi pecho, mordiendo mi labio inferior y recordando las yemas de sus dedos sobre mi piel, sus besos por cada centímetro de mi cuerpo. Dejo salir una inspiración, esas que demuestran que estas perdidamente enamorada como una enferma y agradezco que no hay absolutamente nadie que pueda descifrar la expresión fantasiosa en mi rostro.
Cierro los ojos para intentar dormir una vez más y esperar que Harry venga por mí en unas horas. No sé cómo este chico desolado, apartado de la felicidad, que puede parecer a veces tan vulnerable haya entrado en mi vida tan drásticamente, que de ningún modo estoy dispuesta a que salga de ella.
...
Me he despertado con una sonrisa soñolienta y unas energías admirables, me incorporo y estiro los brazos levantándome de la cama, un olor exquisito entra por mis fosas nasales y caigo en cuenta que huele a tocino y a tostadas.
Ato mi cabello mientras arrastro los pies por mi habitación y me detengo en el espejo. Me detallo de pie a cabeza durante unos segundos y comienzo a dar brinquitos como chiquilla y un dolor que viene de mis piernas me hace soltar un quejido. Pero después recuerdo el motivo y deseo mucho este dolor, me gusta sentir este dolor.
Sonrío para mí misma en el reflejo del espejo y dejo salir una ráfaga de aire de mis pulmones y coloco música movible en mi reproductor y me ducho dos veces, me cambio de ropa un par de veces hasta estar satisfecha con mi atuendo, un vestido por encima de las rodillas floreado y bajo a la cocina dando saltitos y doy un beso en la mejilla de mi padre quien aún prepara el desayuno.
Y por un instante me he dado cuenta que la lujuria, el deseo, la pasión, te cambian por completo, un día eres una chica que todavía pinta su cuarto de rosa y otro día te siente diferente, te sientes más mujer... Su mujer
—Huele delicioso. —Aspiro el olor en el plato y me siento junto a la barra.
—Creo que hace mucho tiempo no tomábamos el desayuno juntos. —Me sonríe y se sienta en frente de mí con un plato para él.
Mientras comemos hablamos sobre nuestros planes para noche buena y me sorprende que haya aceptado la invitación de Hoper para reunirnos todos en su casa. Creo que se lleva mejor con el que con Harry, pero peor es nada.
— ¿Vas a salir? —Pregunta mirando mi ropa.
—Sí, Harry vendrá por mi dentro de —Miro el reloj y vuelvo a el—. Cinco minutos. ¿y tú?
—Yo saldré con... —El timbre suena y agradezco que no haya dicho su nombre.
Me despido con un beso y corro hacia la puerta, las ganas de ver a Harry exageradamente han aumentado, por lo que abro la puerta y lo veo allí de pie, más guapo que nunca, me pone tan feiz verlo que antes de que pueda decir algo corro a sus brazos y lo beso, lo beso con tanta dedicación, como si nunca nos hubiésemos besado.
—Bueno, hola para ti también. —Dice entre mis labios ampliando una sonrisa.
Me separo de él y doy un pequeño traspié, por suerte el me sostiene para no caer.
—Pero no he dicho que puedes separarte de mi boca.
Una sonrisa embobada se dibuja en mis labios y envuelvo mis brazos a su alrededor para unir nuevamente nuestros labios por unos segundos más.
— ¿Comiste? —Pregunta finalmente cuando comenzamos a caminar y asiento.
Lo que tengo en frente es el más brillante, maravilloso y hermoso auto que he visto jamás.
— ¿Compraste un auto nuevo? —Pregunto, y presiento que la mandíbula se me va a desprender.
—Llevaba meses esperando por este auto. ¿Te gusta?
—El mío debe estar pudriéndose de la envidia en el garaje. —Respondo acariciando el capo del auto y espero eso haya respondido tu pregunta.
Después de que Harry me haya presumido su auto, nos subimos en el y nos ponemos en marcha dejando atrás mi casa.
— ¿A dónde vamos? —Pregunto mirando por la ventana.
—Paciencia. —Dice, arrastrando la palabra.
Subimos la autopista en un cómodo silencio y en un instante puedo sentir el tacto de sus dedos en los míos, y acaricia mis nudillos coqueteando conmigo. Su mano se desliza por mi pierna y juega con el dobladillo de mi vestido.
— ¿Sabes? Puedo soportar que bailes semidesnuda para mí, puedo soportar que te muerdas el labio mientras me miras, puedo e incluso soportar que te metas desnuda bajo mis sabanas y no tocarte en lo absoluto. Pero ¿Sabes que no puedo soportar? —Aprieta con deleite y delicadeza mi muslo antes de seguir—: Que uses un vestido una noche después que hayamos hecho el amor por primera vez porque me darán ganas de hacértelo justo ahora sobre el asiento trasero del auto.
Pronuncia cada palabra con coquetería, con hombría, provocación y seducción que mis mejillas arden y puedo jurar que han tomado un color carmesí. Si ahora mismo estuviese de pie seguro que ya se me hubiesen caído las bragas.
—Yo no pondría resistencia en lo absoluto. —Digo y antes de que pueda enjuiciar lo que dije una carcajada brota de sus labios.
—Me encantaría, pero tengo planes más románticos hoy para nosotros. —Me da una mirada rápida y me guiña un ojo antes de volver a la carretera.
— ¿Hacer el amor no es algo romántico?
— ¿Fui romántico contigo anoche?
—Fuiste un salvaje. —Respondo rápidamente.
—Me pediste que lo fuera.
—Lo sé.
—Puntos a mi favor.
Entrelaza sus dedos con los míos y deja un beso en cada uno de mis nudillos antes de detener el auto.
—Hemos llegado.
Bajo y uso el Jersey he traído para el frio invernal y lo paso por mis hombros dándole una vista al lugar. Mi ceño se frunce por lo que tengo en frente y espero que saque lo que sea que este sacando del capo del auto para preguntar qué hacemos aquí
— ¿Vinimos al cementerio? —Pregunto al verle acercarse con claveles y lirios en las manos.
—Sí. —Asiente uniendo nuestros dedos una vez más y caminamos por el sendero.
— ¿Por qué? ¿Tienes familia aquí?
Asiente nuevamente pero no dice nada, sus manos están sudando junto a las mías y puedo notar como la expresión en su rostro ha sido remplazada por miedo o dolor tal vez.
— ¿Recuerdas que aquí nos conocimos? —Pregunto para tratar de aliviar la tensión en su cuerpo.
Deja salir una risita nasal y asiente con una sonrisa antes de responder:
—Nunca podría olvidarlo, de todas las personas que pudieron haberme dejado morir tú no lo hiciste, dos veces me salvaste la vida. ¿Cómo podría olvidarlo?
Me tiembla el cuerpo con sus palabras y me recuesto sobre su brazo mientras caminamos para relajarme y relajarlo a él.
Nos detenemos en la sección sur del cementerio y observo a todos lados hasta mirar su rostro, sus ojos solo se concentran en una cosa y yo quiero saber que es.
"Familia Styles"
Puedo ver tres tumbas seguidas una de la otra con sus respectivos nombres.
Edward Styles.
Sofie Cox.
Emma Styles.
Mi garganta se seca y trago con dificultad la sensación que me produce estar al frente de la familia muerta de Harry. Él sonríe en mi dirección y suspira pero sé que su sonrisa es forzada e incluso noto que tiene los ojos llenos de tristeza.
—Me hubiese gustado mucho conocerlos. —Digo apretando y acariciando su mano para que sepa que estoy con él.
—Emma te amaría, e incluso puedo jurar que hasta más que a mí. —Susurra tratando de parecer tranquilo pero su voz se ha vuelto un hilo delgado y se pone de cuclillas frente a ellos y yo lo sigo.
—Apuesto a que sí.
Acaricio su espalda mientras lo veo quitar las capas de nieve sobre las tumbas y las adornar con lirios comenzando por la de su madre. Yo le ayudo con la de Emma y puedo ver en un pequeño círculo como hay una foto de ella sonriendo y tenía un mechón rosa en el cabello, sonrío para mí misma porque su sonrisa es idéntica a la de Harry.
—Pensé que ellos estaba enterrados en Inglaterra. —Comento, para evitar el silencio.
—Lo estaban. —Contesta finalmente después de unos segundos—. Pero hice todo lo posible para que sus cuerpos fueran trasladados aquí y Jacob pudiese visitarlos con frecuencia.
Al mencionar su nombre hace que todo dentro de mí de un vuelco, porque no le he dicho la verdad acerca de Jacob, no le he dado la carta que me pidió cuando se fuera y justo ahora el debería estar instalándose en cualquier otra ciudad. Mucho menos que el me beso, o que nos besamos, soy consciente de que aquello podría enfadarle ¿Pero ahora que Jacob no está merecen permanecer enojados? Además, fue un beso de despedida, después de todo creo que él lo merecía, y es algo entre él y yo.
No sé si es el mejor momento para que el lea lo que tenía que decirle Jacob, pero de todos modos nunca será un buen momento para que él sepa que su hermano se ha ido sin despedirse.
Saco el trozo de papel de mi cartera y juego con el mientras Harry se concentra en pensar o lo que sea que esté haciendo callado.
— ¿Qué es eso? —Pregunta después de unos minutos.
—Es para ti. —Respondo entregándosela.
El frunce el ceño y agradezco que no pregunte nada, porque no estoy lo suficientemente estable para contestar a sus preguntas acerca de Jacob.
Los minutos pasan y tengo la mirada perdida en las facciones de Harry mientras lee las líneas en ese papel, así que estoy muy nerviosa porque no sé si eso va a dejarlo devastado y no puedo saber qué hacer. Me asusta ver que su expresión no ha cambiado en lo absoluto, no sé si va a estar triste, enojado o feliz.
Finalmente deja de leer y dobla el papel delicadamente tal como se lo entregue y sin mirarme, lo único que dice es:
—Se ha ido. —Susurra pero aun así muestra una sonrisa aunque no le llegue a los ojos—. Mi hermano menor se ha ido, y es la mejor decisión que pudo haber tomado jamás, se lo merece Anna, se merece comenzar una vida, se merece vivir, se merece ser feliz, sin tener que vivir con un arma bajo su almohada con el temor que lo vayan a matar.
Mi pecho se hunde con cada palabra que sale de sus labios y lo abrazo, porque esta se está obligando con todas sus fuerzas a no derrumbarse y llorar.
El peso que sentía sobre su pecho va disminuyendo y me alejo un poco solo para asegurarme que está bien.
— ¿Estas bien?
—Contigo siempre todo está bien. —Contesta con una sonrisa y da un corto beso en mis labios.
Nuestro momento es interrumpido por el sonido de su teléfono, se pone de pie y me da la mano para que yo también lo haga y se dispone a contestar.
— ¿Sera que puedo tener un momento en paz con mi novia? —Dice a quien quiera que sea el otro lado de la línea y no puedo evitar reír—. ¿Y tú no puedes hacerte cargo de eso? —Pone los ojos en blanco y entrelaza nuestros dedos mientras comenzamos a caminar—. Bien, estoy en quince minutos allá, voy a clavar una bala en su culo si no deja de meter sus narices en nuestro negocio.
Y finaliza la llamada, acelera su paso por lo que me obligo a caminar más de prisa.
— ¿Qué está mal? —Pregunto, porque puedo ver como la rabia se ha filtrado en su expresión.
—Finn no deja de meterse en nuestro negocio, estoy a nada de acabar con él, lo juro. —Su voz suena áspera pero aún sigue conmigo.
—Nunca pensé decir esto, pero acaba con el de una vez por todas.
Una sonrisa lo asalta y me alegra que aun mantenga su buen humor.
—Eso está en el menú, pero estamos planeando su muerte con todo y su gente de una forma segura y no lo quiero arruinar.
La palabra muerte me da una bofetada detengo mi paso, cuando dije que acabara con el me refería a cualquier cosa, a incluso que le diera una paliza que no le quedaran ganas de volver arruinar los planes de Hoper y Harry, pero jamás me paso por la cabeza... su muerte.
— ¿Van a matarlo? —Pregunto cuando consigo reunir las fuerzas para hablar.
—Esto es lo que somos Anna y deberías saberlo ya, le hemos advertido incontables veces que no se meta en nuestros negocios, pero su muerte será su última advertencia, y sobre todo jamás iba a librarse de que haya puesto sus manos sobre ti, cualquier cosa, menos eso, menos tú. Somos la mafia