Aiden.

By Poli_MDE

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Amy, una bruja, la más poderosa que podría existir, fuerte y valiente. Evan, un híbrido, el rey de los vampir... More

Aviso 1.
Prólogo.
Capítulo 01: Los novatos.
Capítulo 2: El destino que nos une.
Descripciones.
Capítulo 3: Aiden.
Capítulo 4: El desastre.
Capítulo 5: La bestia.
Capítulos 6: Caminos que se unen.
Capítulo 7: El ataque de los otros.
Capítulo 8: Atrapada.
Capítulo 9: De vuelta a casa.
Capítulo 10: Quien sea reina.
Capítulo 11: Lluvia en el cristal.
Capítulo 12: Sus recuerdos.
Aviso
Capítulo 13: A tu lado.
Capítulo 14: Olvídalo.
Capítulo 15: Acorralados.
Capítulo 16: Humana.
Capítulo 17: Jaque mate a la reina.
Capítulo 18: En una noche como esta.
Capítulo 19: Desconocido.
Capítulo 20: El demonio.
Capítulo 21: El lob... vampiro feroz.
Capítulo 22: Días de paz.
Capítulo 23: Donde el camino empieza.
Capítulo 24: Tu mirada.
Capítulo 25: Una nueva aventura comienza.
Capítulo 26: Hasta las lágrimas.
Capítulo 27: De vuelta en casa.
Capítulo 28: Un día especial.
⚠️Bueno, llego el gran aviso ⚠️
Capítulo 29: Feliz cumpleaños.
Capítulo 30: Peligro.
Capítulo 31: Finalmente lo que soy.
Capítulo 32: Diversión.
Capítulo 33: La decisión final.
Capítulo 34: Devuelta a casa.
Capítulo 35: La voz de su conciencia.
Capítulo 36: Liberame.
Capítulo 37: Aquél día
Capítulo 38: La extraño.
Capítulo 39: Tiempo de verano cálido.
Capítulo 40: La mujer de mis sueños.
Capítulo 41: A un paso.
Capítulo 42: Entre la niebla.
Mini trailer.
Capítulo 43: Te he esperado.
Capítulo 44: Un infierno brillante.
Hi babys. 💕
Capítulo 45: Una noche de recuerdo.
Capítulo 46: Armadura.
Capítulo 47: Sorpresa, el enemigo es fuerte.
Capítulo 48: Los visitantes.
Capítulo 49: La salvación.
Capítulo 51: Lado sádico.
Capítulo 52: En la noche...
Capítulo 53: Entre la noche.
Capítulo 54: Siempre tuya.
⚠️ Nuevo IG ⚠️
¿Por qué desaparecí?
Cap 55: Nuestro comienzo.
Capítulo 56: La pelea.
Capítulo 57: Amor de a tres.
Capítulo 58: Huésped.
Capítulo 59: Revelando al monstruo.
Encuesta para mis angelitos 💕
Capítulo 60: El despertar del ghoul.
Capítulo 61: Elijo a ambos.
Capítulo 62: Última decisión.
Aviso: Internado ⚠️
Peguenme un tiro, digo volví 😂
Capítulo 63: Aquel día.
Capítulo 64: La mejor decisión.
Capítulo 65: Una noche desafiante.
Capítulo 66: Organizados.
Capítulo 67: Salvados.
Capítulo 68: El deshielo.
Capítulo 69: El final de la batalla.
Capítulo 70: Ira.

Capítulo 50: A cargo.

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By Poli_MDE

Los escaparates de las tiendas exhibían sus mejores prendas con precios altos, pero se notaba que los clientes podían costear dichas sumas ya que aquella ciudad no lucía como cualquier otra, parecía estar hecha para el turismo. Las personas iban y venían de todos lados, a toda hora y los vehículos no dejaban de pasar.
Se notaba que el turismo era una gran fuente de dinero y por lo tanto aquella avenida por la cual cruzaban Evan y Elián estaba casi repleta de atracciones como payasos entregándoles globos a los niños, puestos de comida y músicos. Todo lucía como un día de feria y pronto se dieron cuenta de que se trataba de un día festivo.

-¿Dónde estamos? -preguntó Evan, distraído al ver una tienda de comida rápida.

Elián que iba al frente observó las banderas que ondeaban de algunas astas y sonrió. Ya había estado allí antes y por suerte tenía algunos contactos que podían ayudarlo a volver a casa.

-México -respondió entusiasmado -¿Cómo es posible que no lo hayas averiguado mientras estuve dormido?

–No me dejaban salir del hospital.

–¿Y su acento no te pareció peculiar? –lo molestó.

–Oye, tuve un mal día así que déjame en paz. –respondió Evan.

Elián ignoró aquello y continuó observando a su alrededor.

–Amo este lugar.

Un grupo de chicas paso junto a ellos riendo risueñas y no ocultaron sus miradas traviesas al cruzarse con los inmortales. Elián las siguió con la mirada sin poder evitar sonreírles de vuelta.

-No hagas eso -le reclamó Evan dándole un empujón -Son menores que tú, deben tener como dieciocho.

Elián se rió luego de guiñarles el ojo a aquellas muchachas que de inmediato se pusieron a hablar entre ellas emocionadas de lo lindos que eran.

-Técnicamente todas son menores que yo, incluso una de ochenta años -dijo Elián con un humor bastante divertido -Pero no te preocupes, solo es un simple coqueteo, no es como si fuese a ir tras ellas.

Y observó de soslayo a Evan con una sonrisa burlona.

–¿De todos modos eso no sería mejor para ti?

–¿A qué te refieres?

–A Amy.

Evan resopló por lo bajo y se masajeó el entrecejo con dos dedos.

–¿En serio quieres hablar de eso ahora? ¿Acaso no estabas apresurado por volver junto a ella?

Elián volteó los ojos.

–Obviamente sí, pero tú estás vivo, a salvo y por ello creo que ella está bien.

–Eso no lo sabremos hasta verla.

–¿Acaso disfrutas de verme nervioso? Porque sino no tiene sentido alterarme.

Evan observó aquella expresión molesta del vampiro y comenzó a reír.

–Bien, tienes razón. Ya que conoces éste lugar ¿A dónde iremos?

Elián que contemplaba su alrededor sin saber exactamente por donde comenzar señaló una calle.

–Busquemos a Ceo, nos ayudará a volver.

–¿Y quién rayos es Ceo?

****

Un día después...

Me encontraba acostada en el sofá dormitando un poco ya que en toda la noche no pude pegar un ojo, estaba tan preocupada por Elián y su paradero que no logré conciliar el sueño y cuando creí al fin lograrlo alguien llamó. Refunfuñé por lo bajo y me puse de pie, arrastré mis pasos hasta la puerta mientras bostezaba, tomé el picaporte y al abrir me encontré del otro lado a Aiden.

Lucía mucho más fresco que yo pero podía jurar por sus leves ojeras que tampoco tuvo una buena noche.

–¿Aiden?

–Disculpa ¿Te desperté?

Negué confundida.

–¿Qué, qué haces aquí? –me restregué los ojos y me hice a un lado para que ingresé –¿Por qué no llamaste por teléfono?

Aiden se rio una vez ingresado al departamento.

–¿Te habrías preparado para mí? –se burló y le di una mirada de poca gracia que inmediatamente redujo aquella sonrisa traviesa –Bien, lo siento, no quise decir eso.

Lo observé de pies a cabeza, traía un conjunto deportivo que consistía en pantalones grises, una camiseta azul marino y una sudadera gris de cierre abierto por debajo de los pectorales, más unos tenis deportivos.

–¿Vas a entrenar o planeas robarle a alguien?

–Vengo de correr –respondió acompañándome a la cocina, habiendo dejado su bolso negro en el living –Necesitaba entrenar un poco y quitarme algo de estrés.

Me reí justo cuando abrí el refrigerador y tome una bolsa de pan en rebanadas junto a unos tomates, algo de lechuga y mayonesa.

–¿Estás estresado por tu padre nuevamente desaparecido? –pregunté mientras me preparaba un sándwich, sin ningún tipo de carne, sobre la mesada.

Aiden se sentó al otro lado de dicha mesada, sobre un taburete alto y apoyó los codos encima de la superficie de piedra lisa.

–Por favor, no finjas que no estás preocupada por él, se te nota en la cara –me respondió con el mismo tono burlón.

Le di una mordida a mi sandwich y me encogí de hombros.

–Claro que no, solo pienso en cómo pagaré este lugar si él no está. Thomas nos había ofrecido quedarnos en su casa y solo estuvimos un día porque Elián tuvo la maravillosa idea de vivir juntos aquí, pero ahora quién sabe dónde estará y cuando volverá, así que solo pienso en cómo resolverlo.

–No creo que demore mucho, no si estás tú aquí.

Me atragante ante sus palabras y al volver a mirar su rostro note aquella mirada de complicidad en sus ojos azules; así que me hice la desentendida.

–Aún que sigo sin entender cómo es posible que mi amiga se haya cruzado con mi padre, se hayan vuelto amigos y ahora vivan juntos.

–Momentáneamente juntos, ni será así por siempre –lo corregí.

–Eso dices tú, no creo que mi padre se aleje de mí ahora que nos reencontramos y tampoco creo que permita que te alejes de él tan fácilmente.

–No hables como si yo fuera importante, si Elián vuelve y se queda no será por mí, sino por ti, porque eres su hijo.

Aiden soltó un suspiro y esbozó una maravilla sonrisa muy parecida a la de Elián cuando es sarcástico y burlón. Se cruzó de brazos y se recostó contra el respaldo del taburete alto.

–Estuvo dieciocho años de su vida lejos de mí, pero apareces tú y volvemos a vernos ¿Coincidencia?

–Lo dices en serio –gruñí con la boca llena de comida y él negó inmediatamente mientras sonreía.

–Solo bromeó, sé que él no es así.

A pesar de que mantuve el ceño fruncido no estaba realmente enojada con él, claro que seguía algo preocupada pero con la presencia de Aiden cerca me sentía extrañamente más aliviada.

Aiden se pasó una mano por su cabello negro, húmedo ya que aparentemente se baño en el gimnasio antes de venir, y se aclaró la voz antes de hablar.

–Si quieres puedes venir a mi departamento, a vivir conmigo.

"¡¿Qué?!"

–¿Qué? –por poco me ahogo con lo que me quedaba de sandwich –¿Bromeas, verdad?

–Nop, habló en serio.

Se puso de pie con saltito enérgico y caminó hasta mí, me volteé a verlo de frente sorprendiendome una vez más de lo alto y fuerte que se veía. Extendió una mano hacia mi rostro y sin ningún permiso limpió una mancha de mayonesa en la comisura de mis labios, e inmediatamente sentí como un rubor se apoderaba de mis mejillas.

–Tengo un departamento enorme, tú ya lo has visto –limpió la mancha de mayonesa, de sus dedos, sobre un trapo cercano –Y vivo aburridamente solo, así que puedes quedarte ahí, ya que como haz dicho no sabemos cuándo vuelva mi padre.

Retrocedí nerviosa porque de pronto sentía un calor grande en mi cuerpo y tan solo al mirar el rostro se Aiden oía una vocecita en mi cabeza que gritaba lo lindo que era.

–¿Pe, pero qué dices? ¿Qué sucederá si me voy y Elián vuelve? No puedo hacer eso.

Aiden ladeó la cabeza a un lado, algunos de sus cabellos cafés acariciaron sus pómulos dejando leves rastros húmedos sobre su piel.

–Mi padre sabrá que estás conmigo, se lo haré saber –se cruzó de brazos, noté que incluso bajo la sudadera gris se podía ver claramente el grosor de sus músculos y la tensión de ellos.

"De seguro si abraza un tronco lo rompe" exclamó la voz de mi conciencia "No seas exagerada" respondí mentalmente.

Al ver que no respondía Aiden puso una mirada de curiosidad y se inclinó hacia mí, volví a retroceder nerviosa pero no pude moverme nada ya que el refrigerador estaba detrás de mí y mi talón chocó con el. Podía jurar que en aquellos ojos azules había una mirada de provocación y diversión como si en verdad le gustará verme ruborizada.

–¿O es que acaso tienes miedo de mí?

–Claro que no –agradecí no haber tartamudeado.

–Entonces ven conmigo –se irguió con una sonrisa de triunfo como si el momento de tensión no hubiese ocurrido recién –No tendrás que preocuparte por pagar la mensualidad y yo me sentiré mucho más tranquilo sabiendo que estás a salvó.

Se volvió hacia la puerta como para irse al living pero aquello último que dijo me dejó confundida y no pude evitar tomarlo por la muñeca, eso lo detuvo y me observó por sobre su hombro derecho.

–¿Te... preocupas por mí?

Aiden sonreía pero era una sonrisa cálida no burlona. Se giró a verme y apoyó su mano izquierda sobre mi cabello.

–¿Por qué no lo haría? Tú eres importante para mí.

Badum! Es el sonido de mi corazón ¿Lo oyes?"

Deje ir a Aiden y lo seguí lentamente sin poder quitar esas palabras de mi mente.

Lo vi tomar su bolso deportivo color negro, colgarselo al hombro y observar la hora en su reloj de muñeca.

–Ya debo irme, solo quería pasar a ver si estabas bien.

Asentí acercándome a la puerta principal y abriéndola para que pueda irse, pero no lograba mirarlo a los ojos, me sentía extrañamente incómoda. No era una emoción desagradable sino que se sentía bien, pero me causaba algo de ansiedad y preferí apartar la mirada. No obstante Aiden notó mi nerviosismo y en vez de ignorarlo se detuvo ante la puerta, frente a frente conmigo e hizo lo que hubiese deseado que no haga.

Me tomó con una mano por la barbilla y elevó mi mandíbula para apreciar mejor mi rostro, y yo al contemplar el suyo un tanto cerca me sentí inmediatamente expuesta a un fuego interno que hizo arder mis mejillas nuevamente.

–¿Te encuentras bien? –preguntó inocente. Su mirada de preocupación con curiosidad se habían colocado en el puesto número tres de mis expresiones favoritas. –Parece que tienes fiebre.

–Y,yo estoy bien –murmuré –No pude dormir bien, es solo eso.

Aiden asintió dudoso y llevó su mano a mi frente sin saber que su tacto me estaba poniendo mucho más nerviosa.

¿Por qué me estaba pasando esto?

–Pareces tener fiebre, tu piel está caliente.

"¿Por qué será?"

–Estoy bien, en serio –insistí tomándolo de la muñeca y apartandolo suavemente –No te preocupes.

–Quizás debas darte un baño tibio, ayudará –me recomendó una vez fuera del departamento.

–Lo, lo tendré en cuenta –sonreí –Nos vemos.

Estuve por cerrar la puerta pero Aiden la detuvo.

–Hablo en serio con lo de vivir en mi departamento. Confía en mí, no te haré daño...

–Sé que no lo harías –lo interrumpí.

–Me sentiría más seguro sabiendo que estás en un lugar a salvo y... –apartó la mirada –Siendo sincero, el único lugar donde nadie, de ningún bando te haría daño es conmigo. Mis madres, ninguna se atrevería a lastimarte estando ahí.

–¿Por qué crees que lo harían? –estaba segura de que había entendido lo que realmente quise decir.

"¿Por qué crees que Amy lo haría?"

Aiden volvió a mirarme con esos bonitos ojos azules.

–¿Recuerdas lo que dijeron Diana y Cyrus aquel día? Bloquearon la magia de Amy pero para evitar que vuelva de la nada tuvieron que bloquear muchas de sus emociones, y sin embargo nada confirma que pueda funcionar por mucho tiempo, aún más sabiendo que Dominic está dentro de ella batallando cada día por liberarse. Es obvio que estamos en medio del ojo de la tormenta donde es todo calma y... temo que cuando su magia vuelva sea de tal impacto que todos corran riesgo, incluso tú.

«Eres una creación de Dominic, Miku, tú eres el enemigo para ella y si no te ha hecho nada antes es porque nos ayudaste con tu escudo aquella vez pero, si vuelve a perder el control como lo hizo frente a Evan y Elián ¿Qué me asegura que no tratará de hacerte daño?

Aiden suspiró, supuse que el estrés que tenía era en gran parte por lo incierto que es el futuro de toda su familia.

–Lo único que sé con certeza es que mi madre me ama más de lo que puedo ver y que haría lo que fuera por mí, es por eso que si estás a mi lado, en la seguridad de mi hogar ella no te hará daño porque no se atrevería a herirme, no si quiere superar a Clary en todo sentido.

–Oh, Aiden –murmuré cuando volvió a apartar la mirada algo decaído.

–Quiero que tú y mi padre estén a salvo, no quiero que vuelva a pasar algo así –me volvió a ver con determinación y supe que hablaba del día en que Amy casi mata a Elián –No quiero aprovecharme de ella, ni del aprecio que me tiene, pero si ese es el único modo de evitar posibles peligros entonces quiero que tú y mi padre vivan conmigo, por lo menos hasta que la tormenta pase.

Asentí, él tenía razón. No estaba segura de si a Elián le gustaría la idea, así que no pienso decirle que viviremos con Aiden para utilizarlo como escudo ante Amy, son embargo concuerdo con Aiden acerca de su plan. Sí queremos ayudar obviamente debemos sobrevivir y para ello estar en un lugar seguro, uno donde ni Amy, ni Clary se acercarían para atacar.

–Bien, iremos –exclamé esbozando una sonrisa y Aiden inmediatamente me abrazó.

–Genial, iré a mi departamento a ordenar unas cosas, puedes venir cuando quieras.

Asentí.

Aiden se apartó de mí y se alejó por el pasillo sin embargo se detuvo un momento para decir.

–Y si quieres puedes dormir en mi habitación, conmigo, obviamente para más seguridad.

Elevé el dedo medio y se lo enseñé, eso solo lo hizo reír y alejarse.

Era tan arrogante y molesto como su padre, a veces.

****

Naomi corrió hasta la cocina al oler el aroma de un buen desayuno mientras le enviaba un mensaje de texto a Tessa con la cual había organizado verse más tarde. Su madre, Amy, preparaba unos hotcakes y los apilaba en tres platos diferentes, de paso se aseguraba que los cafés que había preparado sigan calientes.

–Buen día –canturreó la chica de cabellos cafés y ojos verde musgo.

Amy se sorprendió un poco al oírla y se volvió a verla.

–Nao, buen día preciosa.

Naomi notó al instante que Amy lucía algo decaída, quizás preocupada y era obvio el porqué. Desde aquel día en que esos dos sujetos, Diana y Cyrus, aparecieron no dejo de tener esa mirada de preocupación. Claro era que se trataba de Evan y Elián pues por culpa de su pelea aquel sujeto extraño los envío lejos y ni siquiera sabían el lugar, solo esperaba que no se tratara de Egipto o la Antártida, aunque de ser así aquel sujeto se los hubiese dicho ¿Quién no reconocería la Antártida?

No obstante Naomi prefirió no involucrarse mucho en esos temas, confiaba en su papá más que en nadie en el mundo, ella sabía que Evan era fuerte, valiente y muy inteligente, era obvio para ella que él volvería pronto y como su madre estaba bien de salud estaba segura de que su papá también lo está. Después de todo es el primer híbrido, es fuerte y culto por su pasado, él es el rey vampiro y su hija jamás dudaría de sus habilidades.

Amy colocó los tres platos sobre la mesa, uno para Naomi y otro para ella mientras que el tercero era para Liam.

–Iré a buscarlo –exclamó la morena y se apresuró a la habitación de su mellizo.

Una vez delante de la puerta llamó dos veces pero nadie respondió, esperando que no sea lo que creía, abrió sin pedir permiso y encontró la cama vacía. Naomi soltó un suspiro de resignación y volvió a la cocina.

Era obvio que Liam se había ido con su grupo de amigos delincuentes de nuevo ¿Por qué había creído que porque su mamá se haya vuelto amable él también cambiaría? No es típico de Liam, él era un chico rebelde, alguien a quien no le importaba las normas y pocas veces le daba importancia a la familia, o eso demostraba.

–Más tarde iré a buscarlo –murmuró su mellizas –¿Quién sabe qué estará haciendo?

****

Las puertas del mini mercado se abrieron al ser empujadas por dos chicos y las campanillas de aviso tintinearon.
Un grupo de jóvenes ingresaron riendo, todos aparentaban una actitud altanera y burlona como si consigo trajeran problemas.

–¡Ey, viejo ¿Estás aquí?! –gritó Liam acercándose al mostrador y golpeando su superficie.

Los demás chicos se esparcieron por el lugar. Uno de ellos se puso a bromear con unos lentes de sol que se exhibían en una de las góndolas mientras que los otros dos tomaban varios productos entre sus brazos.

–No te olvides las papas fritas, Antony –exclamó Marco dejando los lentes de sol donde estaban y tomando otros.

–¡Iré por las bebidas! –gritó un chico de sudadera roja, Francis.

Un sujeto de más de cuarenta años se acercó al mostrador, era un tipo algo obeso con varios tatuajes en el cuerpo y su musculosa blanca no solo lucía vieja sino maltrecha por las distintas manchas, entre ellas las de sudor. Tenía una expresión de pocos amigos y su bigote espeso igual de canoso que su cabello largo.

–¿Qué quieren? –gruñó con voz de fumador.

–Dame unos cigarrillos –exigió el chico de cabellera café y ojos celestes grisáceos, parecidos a los de un lobo siberiano e igual de atrapantes.

–¿No eres muy joven para fumar? ¿Cuantos años tiene? ¿Diecisiete?

Liam se cruzó de brazos por sobre su camiseta negra.

–Ese no es tu problema.

El hombre vio de soslayo como Francis que había tomado varias latas de cerveza trataba de escabullirse hacia la salida lentamente.

–¡Oye, infeliz! –le gritó el vendedor –¡Debes pagar eso!

–Tranquilo viejo, lo pagaremos –exclamó Marco, él mayormente era el torpe del grupo pero también poseía un carácter rudo cuando de peleas se trataba.

–Dame los cigarrillos –Liam llamó la atención de aquel sujeto nuevamente y éste a regañadientes le dejo el paquete de cigarrillos sobre el mostrador.

Antony le entrego varios paquetes de papas a Marco y éste salió del local, siguiendo a Francis.

–Son ciento cincuenta lo que debes pagar –exclamó el vendedor de muy mal humor.

Liam asintió, había abierto el paquete de cigarrillos y se colocó uno entre los labios. Antony se acercó a él y le tendió un encendedor antes de que se lo pidiera.

–He dicho que son ciento cincuenta –insistió el hombre.

Liam asintió muy tranquilo, a punto de hacerlo solo por fastidiar, se guardó el encendedor y luego de darle una calada al cigarrillo le sopló el humo a la cara del vendedor.

–¡¿Qué diablos pasa contigo?! –gritó aquel sujeto dándole un golpe al mostrador.

–Señor tranquilícese –le pidió Antony, acomodándose su gorra de lana que a pesar de no ser invierno la usaba a la mitad de la cabeza como para que colgará un poco de su nuca –Dígame ¿Usted cree en Dios?

El hombre de bigote y expresión furiosa se volvió lentamente a verlo. Apretó los puños y se asomó un poco más por el mostrador, se veía realmente intimidante pero ninguno de los dos jóvenes se alteró, casi parecían burlarse con sus miradas y eso hervía aún más la sangre del vendedor.

–No. –gruñó furioso.

Liam rio disimuladamente y camino hacia la salida, eso fue el colmo para el vendedor que de inmediato rodeó el mostrador.

–Pues que lastima, porque sino le diría 'que Dios se lo pague' –se burló Antony  y corrió rápidamente a la salida.

–¡Oigan, alto ahí! –gritó el vendedor saliendo de la tienda tras ellos, no obstante Liam tan solo caminaba hacia el automóvil donde los demás estaban y el sujeto lo alcanzó rápidamente poniéndose en su camino –¡Te he dicho que me debes ciento cincuenta! ¡Págame!

Liam le dió una última calada al cigarrillo y lo dejo caer al suelo para aplastarlo con su zapato.

–¿Y si no quiero? ¿Qué harás? –su voz era tranquila y profunda.

El vendedor gruñó furioso y tomó a Liam por el cuello de la camiseta, era el doble de grande que él y fácilmente podía levantarlo del suelo si quisiera.

–Oh, oh –murmuró Francis mientras abría un paquete de papas y sacaba la cabeza por la ventanilla del automóvil –Lo van a golpear.

–Pobre sujeto, hubiese sido mejor que lo dejara ir, hoy Liam no parece tener un buen día –dijo Marco quien había sacado medio cuerpo por la ventanilla y apoyaba los brazos sobre el techo del automóvil.

–Quítame las manos de encima –exclamó Liam, se veía tan tranquilo que parecía una broma de mal gusto.

–¡NIÑO ¿ACASO TE BURLAS DE MÍ?! ¡PÁGAME O TE MATARÉ!

–¿Cómo a tu hijastro? –al momento en que Liam dijo aquellos el sujeto se descolocó, se vio aturdido.

–¿Co, como sabes?

–Te sorprendería las cosas que sé, Rupert. Pero me he enterado que hace dos años mataste a tu propio hijastro a golpes, solo porque no te agradaba y en vez de cumplir tu condena apelaste a una libertad condicional. –de repente Liam atinó un rápido y certero golpe en el cuello de Rupert y éste lo soltó mientras tosía compulsivamente –La justicia de este país es una mierda así que decidieron tomar por insignificante la vida de un niño de catorce años, solo porque su madre fue prostituta y de su padre no se sabe nada. Así que permitieron que tú, su padrastro salga de prisión luego de matarlo. Me enteré de ello y quise ver tu rostro.

–Maldita sanguijuela –gruñó Rupert con gran dificultad mientras retrocedía  encorvado –Yo ya pague mi deuda.

–Cumplir dos años y salir bajo extorsión no es pagar una deuda. –replicó el adolescente y sin más impactó su puño contra el estómago del vendedor.

Las calles de aquel vecindario estaban mayormente deshabitadas y casi no pasaban vehículos por lo tanto no debían preocuparse por los demás.

–¿Y sabes? Yo creo que la muerte, se paga con el mismo dolor o quizás lo más similar.

–¡¿De qué estás hablando?! –gritó Rupert e intentó golpear a Liam, pero éste era un chico muy ágil y fuerte gracias a sus muy buenos entrenamientos físicos, así que logró esquivarlo.

–De esto.

Liam tomó con una mano el cuello de Rupert e impactó su puño bien cerrado contra su ojo izquierdo arrojándolo automáticamente al suelo, cuando su enemigo dos veces más grande que él corporalmente tocó piso fue una victoria asegurada para el adolescente. Tan solo se acercó un poco y le proporcionó una fuerte patada a la cara que lo dejo atontado y luego se agachó a su lado para tomarlo de los tirantes de su musculosa.

–Lo que haz hecho no tiene perdón ¿Sabes? Yo conocía a ese chico, era un buen niño ¿Cómo te atreves a quitarle la vida? –siseó con odio –¿Acaso crees que eres mejor que los demás?

Rupert aún muy mareado no respondió a sus preguntas y con dedos torpes tomó una navaja que traía en el bolsillo.

–¡Liam cuidado! –gritó Francis cuando aquel vendedor trató de apuñalarlo.

Liam esquivó el arma y de un golpe se la quitó, gruñó furioso por tal osadía, mejor sería aceptar su castigo pero Rupert no parecía estar de acuerdo y eso lo irritaba mucho más. Odiaba a las personas como él.

Liam estampó su puño cerrado nuevamente contra la cara del vendedor, está vez más fuerte que antes y al ver la sangre deslizarse por su nariz algo en él se activó de pronto.
Comenzó a sentir como si un frenesí lo tomara por dentro y volvió a golpearlo una y otra vez; el sonido de la sangre salpicada y la sensación de la piel siendo golpeada lo satisfacía extrañamente.

Antony, Francis y Marco observaban la escena un tanto anonadados. Liam estaba golpeando a aquel sujeto sin parar incluso cuando Rupert yacía inconsciente.

–Li, Liam –lo llamó Antony y corrió hacia él –Oye Liam, ya es su, suficiente.

Liam no parecía prestar atención su mirada estaba cambiada lucía como loco, disfrutando del momento e incluso comenzó a reír.

–Te crees mejor que los demás ¿No es así? –murmuró volviendo a golpearlo –Imbécil, te mataré.

Al oír esto Antony tomó el brazo de Liam para detener el próximo puñetazo y su líder se volvió a verlo furioso. El chico delgado y de tez pálida tembló un instante pues los ojos de Liam no eran celestes grisáceos como siempre, está vez en ellos relucía un impresionante color dorado.

–Tu, tus ojos Liam.

Solo fue falta ello para que Liam saliera de su frenesí y volviera en sí, cerró los ojos rápidamente y se soltó del agarre de su amigo con fuerza. Retrocedió un par de pasos, sintiéndose confundido y mareado. Observó a su alrededor y se encontró con la imagen horrible de Rupert noqueado, cubierto de sangre, heridas como cortés por los golpes y el suelo salpicado.

¿Acaso él hizo eso?

–¿E, está...?

Francis los había alcanzado y se agachó ante el cuerpo para tomarle el pulso mientras que Marco, que esperaba en el automóvil, ya había llamado a una ambulancia.

–No, solo está inconsciente –comentó Francis –Ya tenemos que irnos, no hay cámaras de seguridad por aquí pero si los camilleros nos ven de seguro nos meteremos en problemas.

Antony volvió a mirar a Liam pero los ojos de éste habían vuelto a ser celestes grisáceos y negó lentamente, de seguro había sido una mala percepción suya porque era obvio que ningún humano podría modificar el color de sus ojos, no de esa manera.

Todos corrieron nuevamente al vehículo y Liam observó tan solo un momento aquella escena brutal de sangre sintiéndose extraño por dentro ya que a decir verdad sentía un poco de culpa, pero no era tan grande como aquella sensación de satisfacción. Él se había sentido muy bien viendo sangre y por poco matando a alguien.

****

Tres horas después...

Amy encabezaba una gran mesa ovalada, a cada lado estaban los miembros del consejo y trilogía de líderes, Thomas ocupaba un asiento a su izquierda, Megan esperaba junto a la puerta observandolos detenidamente y en silencio así como Austin que permanecía a un lado, cruzado de brazos y sin expresión alguna.

Una anciana bruja de cabello rojizo mezclado con canas grises observaba disimuladamente y casi con asco a la Ghoul que se había percatado de ello pero fingía que no.

–Perdimos a una gran líder –exclamó otra anciana bruja –Sus vampiros están sin riendas y pronto, si no hay quien los guíe, nos veremos en aprietos.

–¿Qué pasará si nuestra alianza es quebrantada? –preguntó la anciana pelirroja con un molesto tono arrogante  –¿Nos tendremos que volver a enfrentar a los vampiros?

–Señoras, eso no pasará...

–¿Y quién lo afirma? –la anciana interumpió a Amy –Victoria era una gran líder, mejor que muchos aquí... y esta muerta. Le dieron su lugar a su hermano, al híbrido, y él ni siquiera está presente.

Las palabras de aquellas ancianas salían con odio y gran superioridad como si fuesen mejores que todos los presentes.

–Y ahora tú, Amy, has perdido tu magia.

–Pero sigo viva –Amy exclamó entre dientes, estaba molestándole mucho la manera en como la miraban –No por no tener magia, momentáneamente, significa que haya dejado de ser una líder.

–Eso dices tú. –la anciana se reclinó sobre la mesa –Nuestras fuerzas han flaqueado y cuando el enemigo se de cuenta de ello estaremos en graves problemas.

–No hay modo de que se entere.

–¿Y tú cómo lo sabes? –preguntó la anciana rubia –Tenemos a un Ghoul presente, ella era aliada de Clary y luego está ese chico, tu hijo perdido, que según dicen por ahí aún le es fiel a ella.

Amy se puso de pie entrepitosamente haciendo que la silla se arrastrará hacia atrás por el impulso y todas las miradas se posaron en la líder.

–No metan a Aiden en esto, él no es capaz de traicionarnos, jamás haría lo incorrecto.

–¿Y qué te hace pensar que lo conoces realmente?

–¡Porque es mi hijo! –golpeó la mesa y los susurros entre las demás personas del consejo aumentaron.

Amy observó más allá de esas mujeres a su hermano mayor, Austin, él la contemplaba muy sereno y con sus labios formuló una palabra "cálmate". La bruja resopló por lo bajo e intentó mantenerse en control para volver su mirada una vez más a aquellas desagradables mujeres.

–Tú lo habrás engendrado, le haz dado vida, pero déjame decirte una cosa Amy –exclamó la anciana pelirroja –No eres su madre, porque no lo has criado y no sabes quién realmente puede ser en su interior.

Austin apretó los puños y cerró los ojos, al igual que Amy estaba furioso pero sabía muy bien que los líderes estaban pasando por un momento límite donde mantener la alianza era indispensable y no podían dejar que eso se rompa por simples comentarios.

–Conozco a mi hijo y puedo poner las manos en el fuego por él. Aiden jamás se atrevería a traicionarnos, él no hablará acerca de la desaparición de Evan, se los aseguro. Clary por su parte piensa que yo no tengo magia desde el día en que me arrebató parte de ella, pero mi magia siguió existiendo, sin embargo en este momento la traigo bloqueada pero no quiere decir que no podré usarla en algún momento crucial, se los aseguro.

Un cazador alzó la mano, estaba sentado a la izquierda de Amy y lucía bastante joven para estar ahí, pero quizás era mejor que muchos de sus compañeros y por ello había sido elegido para ocupar ese puesto.

–¿Y qué pasará si aún así Clary ataca uno de estos días? ¿Qué haremos?

–Lucharemos, sin importar qué pase –exclamó Thomas.

Una de las ancianas se rió de la convicción que tenía el alfa de los licántropos.

–Nos falta un líder y Amy sin magia, no hables como si fuese fácil. Cualquier ataque que Clary se proponga en estos momentos podrán ser realmente destructivos para nosotros.

–Y usted no hablé como si subestimara nuestro poder –gruñó el alfa poniéndose de pie –Los lobos también somos una gran fortaleza para esta alianza y le aseguro que si Clary atacará se tendrá que enfrentar a nosotros.

Megan contempló a Thomas con gran admiración, jamás hubiese pensado que aquel niño de su vecindario, el mismo que se enlistó en un campamento de buena conducta para estar a su lado, el chico dulce de la secundaria fuese a convertirse en el hombre que es ahora. Sigue siendo alguien amable, con honor y por sobre todo protector, todo ello era lo que más admiraba de él.

–Quizás peque de crédulo pero, les juro que Amy tiene razón, yo creo en ella. Amy ha hecho de todo por mantener esta alianza y cuando los humanos se vieron en peligro ella jamás dudó en ayudar; siempre ha encontrado una manera de solucionarlo todo y es por ello que le creo cuando dice que todo estará bien.

«Si no desean confiar en ella pues confíen en mí, no permitiré que Clary nos haga daño, protegeré a esta comunidad incluso a costas de mi propia vida.

Megan jamás hubiese creído que su mejor amigo de niños se volvería el líder de un clan y estaría hablando ante otros líderes con tal convicción, convenciendo a todos con sus palabras. De seguro sus padres estarían muy orgullosos de él. Sus padres que tanto lo amaron y protegieron habían criado a un líder y gracias a ellos él era esta persona ahora.

–Yo también tengo una familia a la que debo proteger –finalizó el alfa recordando en aquel instante a su pequeña pelinegra de ojos azules –Haré lo que sea para mantenerla a salvó.

"Mientras ella siga con vida ustedes tendrán esperanza" la voz de Diana resonó en su memoria.

Las ancianas no parecían muy de acuerdo con lo dicho pero fueron convencidas de todos modos.

–Aún así, todavía los vampiros no tienen líder y Evan no está aquí –exclamó la bruja pelirroja, observando con desagrado a Amy –Dime querida ¿Cómo lo resolveras?

Amy bajo la mirada pensando un momento en todas sus posibilidades y al volver sus ojos grises a aquella multitud sintió un nudo en el estómago hasta que observó de soslayo a su hermano mayor que parecía alentarla en silencio para que no flaqueara ante esas personas.

Las comisuras de sus labios se elevaron débilmente.

–Propongo un líder suplente. Hasta que Evan vuelva, quiero delegarle el puesto de líder vampírico a... –extendió su brazo y señaló con el índice a su hermano –Austin Oliver, vampiro y miembro de los cazadores en este momento.

El silencio inundó la habitación y Austin fue el primero en contener el aire por la gran sorpresa, una sorpresa que reflejó en su rostro también.

–¿Yo?

–¿Él? –preguntó una de las ancianas.

Amy asintió bien convencida.

–Austin es capaz de ser un buen líder, ha vivido casi toda su vida como cazador y más de la mitad de ella como vampiro, conoce ambos grupos y es un gran estratega.

–Como tercer líder apoyo la propuesta –exclamó Thomas, cruzándose de brazos y esbozando una gran sonrisa –Que Austin Oliver sea, por el momento, el nuevo rey vampiro.

Todos voltearon a ver al vampiro que vestía su típico traje de combate negro, el cual le daba una ligera apariencia a un ninja gracias a las espadas que cargaba cruzadas en su espalda.

Austin sonrió algo indeciso y entrelazó los dedos detrás de su nuca.

–Rey vampiro ¿Eh? No suena tan mal.

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