Capítulo 31: Finalmente lo que soy.

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Cuando las clases acabaron y la noche llegó yo estaba en mi casa, veía la televisión en el living mientras mis padres estaban en la cocina preparando la cena. Tomé el control remoto de la televisión y cambié de canal a uno de dibujos animados, de pronto mi teléfono celular vibró sobre la mesita de centro y me tuve que estirar para tomarlo, por ello casi caigo al suelo de cabeza.

Leí en la pantalla de mi móvil un mensaje de texto enviado por Aiden y me quedé perpleja, hacia tiempo que no hablaba con él y cuando intenté contactarlo simplemente no recibía mis llamadas.

-Hola –decía.

Sonreí y le respondí con un:

-Hola, pensé que olvidaste mi número de teléfono.

-Perdón, mi celular se había roto y tuve que cambiarlo.

Eso explicaba porqué no podía contactarlo.

-Esta bien, me alegra volver a hablar contigo ¿Cómo haz estado? ¿Sigues peleando?

Me sonreí mientras colocaba una mecha de cabello detrás de mi oreja. Me sentía algo tonta por estarle sonriendo a la pantalla pero no podía evitarlo al pensar que del otro lado estaba Aiden.

-El deporte nunca se abandona.

-Pero el peligro sí ¿Por qué no vas y haces algo menos riesgo? Cómo natación.

-No soy buen nadador.

Puse los ojos en blanco y después escribí:

-Mentiroso, cuando acudía a tu instituto vi como eras mucho más veloz que los demás, en el agua.

-No me digas que te gustaba verme nadar –y junto a ello envío un gif de alguien meneando las cejas eso de inmediato hizo que comenzará a reír.

-Oh por favor, no te hagas el coqueto conmigo.

Suficiente tenía con Elián para ahora tener que lidiar con el ego de Aiden.

-Y dime ¿Cómo estás?

-Bien, con algunos conflictos.

–¿Quisieras contarme?

Al cabo de un minuto respondió.

-No por teléfono, es complicado.

Me mordí la uña de mi dedo gordo algo preocupada, no sabía qué ocurría con Aiden pero estaba casi segura de que algo no iba bien.

-Ok, lo entiendo.

-Quisiera volver a verte. Pareces ser la única que trae normalidad a mi día.

Sonreí.

-Iré a verte entonces.

-No, no necesitas hacer eso.

-No te estoy preguntando, dije que lo haré y punto.

–Miku, la cena está lista –me llamó mi padre acercándose al sofá, tenía entre manos un trapo de cocina y su expresión era piadosa como si de algún modo pudiese darse cuenta de mi pena por Aiden.

Asentí en respuesta y me concentré un momento más en mi amigo.

-Debo ir a cenar pero si quieres te llamo en media hora.

-No, descuida, tengo que hacer unas cosas.

-Esta bien.

Después de eso guarde mi móvil y seguí a papá hacia el comedor, sobre la mesa estaban puestos los planos y cubiertos, en el centro una gran bandeja con carne asada y otros recipiente pequeños que contenían ensaladas.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora