Capítulo 48: Los visitantes.

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La fiesta acabó al pasar unas horas y cuando decidí volver al hotel Aiden se ofreció a llevarme, pero yo quería caminar aún así quiso acompañarme.

No era una mañana muy fría pero de todos modos él me entregó su chaqueta y cubrió mis hombros con ella. No estaba muy acostumbrada a que los chicos me den algo de atención, mayormente los rechazo y deseo estar alejado de todo el universo, pero últimamente he tenido tanta cercanía a Elián tanto como Aiden que ya no sé qué pensar.

–Es una madrugada maravillosa –comenté observando el cielo a lo lejos. Las estrellas ya se iba cubriendo por un gran manto celeste turbio.

Aiden que caminaba a mi lado, con las manos metidas en los bolsillos también contemplaba el cielo con una sonrisa en su bonito semblante.

Sus pestañas eran negras y protegían unos ojos de color azul que por las noches no se opacaba, más bien realzaban su belleza y durante el día parecían ser piedras preciosas.

–Demasiado tranquila.

Sonreí.

–¿Y eso no es bueno? –pregunté.

–En mis dieciocho años de vida aprendí que la calma trae tempestad.

–Eso es algo fatalista.

–Para mí es realidad –comentó casualmente.

–¿Lo dices por tu entrenamiento? –pregunté abrazándome a su brazo derecho –Aiden ¿Cómo fue crecer cerca de Clary?

Nuestros pasos se oían con eco sobre el pavimento de la acera, no pasaban los vehículos y cada cinco metros había una lámpara que iluminaba nuestro camino a pesar de los débiles rayos solares.

–Entretenido –respondió –Ella era algo estricta, siempre quería que sea el mejor de todos y lo soy.

Al momento en que Aiden hizo silencio lo observé, pero me sorprendí de encontrar una sutil sonrisa en sus labios.

–No obstante, fuera del entrenamiento y los deberes ella era... amable. No siempre lo fue pero, recuerdo que cuando estaba cerca de mí, a solas, solía contarme anécdotas, me enseñaba sobre geografía e historia.

Nos detuvimos por un momento y Aiden alzó su mirada al cielo nuevamente.

–Se preocupaba por mis heridas, aún que primero se concentraba en regañarme por haberme dejado herir –río –Pero luego era quien vendaba mis heridas y por las noches de tormentas, cuando el cielo se oscurecía completamente, ella venía a mi habitación, se sentaba a mi lado en la cama y acariciaba mi cabello mientras susurraba una canción. Era como si comprendiera mi temor y por alguna razón jamás me juzgó al verme asustado ante las tormentas.

Me pregunté si la infancia de Aiden junto a Clary había sido tan mala como todos pensaban. Las personas al nombrarla nunca dicen nada bueno de ella, todos me cuentan que es una villana, pero Aiden, él habla de ella y su mirada se ilumina de ilusión.

¿Tanto podría quererla?

Aiden resopló y volvió su mirada a mí, sentí que tomó mi mano entre la suya y volvió a sonreír de aquella manera dulce y amable de siempre.

–Vamos, seguro ya estás cansada y no quieres oírme decir tonterías.

Negué de inmediato.

–No me molesta, por mí puedes hablar todo el día –dije –Cada cosa que dices me parece extremadamente interesante.

Aiden río enternecido y se mordió el labio inferior.

Era sorprendente su personalidad y cómo la proyectaba ya que mayormente lo veo como alguien tranquilo y amable pero también sé que tiene un lado más rudo a la hora de pelear y que su actitud se vuelve arrogante e incluso intimidante. Podría decir que era una mezcla perfecta de sus padres y eso no descarta las enseñanzas de Clary, yo supongo que ella también influyó mucho en su personalidad.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora