—¿Cuál te gusta más? —preguntó mostrándole el celular. Mars había estado un poco ausente esa tarde, al principio no se notaba, pero conforme pasaban los minutos era obvio que sus pensamientos se encontraban dispersos, aunque Mikoto no fuera del todo consciente de este hecho.
—¿Qué cosa? —Mars se asomó para ver la pantalla del aparato y se encontró con dos diseños florales, minimalistas, muy bonitos. La primera imagen tenía una peonia y la segunda una flor de loto—. Creo que me gusta este —dijo, señalando la peonia.
—También creo que es la más linda —de inmediato regresó su atención a la ventana del chat. Mars se asomó, descubriendo que el chico hablaba con Nara. Aquello no era una sorpresa, Mikoto solo hablaba con ella o con el mismo Mars, pero se sintió aliviado de saberlo.
—¿Por qué preguntas? —inquirió, ladeando el rostro y mirándolo de manera distraída. Mikoto ya prácticamente estaba de vuelta a su peso normal, o al menos sus mejillas de melocotón habían regresado.
—Nara quiere hacerse un tatuaje, ella hizo los diseños, pero no sabe cuál elegir —le explicó con una sonrisa en el rostro.
—¿Nara? Vaya, no parecía del tipo al que le gustan los tatuajes —comentó, aunque los diseños que le había enseñado eran justo del tipo que quedaban bien con la chica.
—A ella le encantan, pero nunca se atrevió a hacerse uno porque los tatuadores le dan desconfianza —explicó, últimamente Mikoto hablaba mucho más que antes, quizás porque ahora se sentía en confianza, desde el principio era obvio que era una persona habladora que se estaba reprimiendo. La idea de haberlo ayudado le subió un poco el ego—. A mí también me gustan —lo dijo con una sonrisa tímida asomándose en sus labios.
—¿Los tatuajes? —Aquello captó por completo su interés—. ¿Te harías uno? —preguntó, dirigiéndole una mirada de reojo, mientras pensaba en lo engañosas que podían ser las apariencias.
—Si —Mikoto parecía muy avergonzado. Probablemente aquello solo lo sabía Nara, porque no se veía como algo que le contaba a todo el mundo—. Siempre quise hacerme uno en el cuello.
—Vaya ¿En el cuello? —preguntó. Sus ojos se movieron de inmediato a la piel blanca de Mikoto, las clavículas todavía se le marcaban. También podía ver parte de sus hombros, siempre tuvieron una bonita forma.
—Sí, aquí —Mikoto se giró sobre el banco en que estaba sentado, señalando el inicio de su espalda y parte de la nuca. Ahora que su cabello estaba corto, la zona del trapecio se alcanzaba a apreciar en todo su esplendor—. Quería hacerme un cerezo rojo —explicó.
Mars apretó los labios. La vista desde donde estaba lo sorprendió. El calor recorría su cuerpo con la fuerza de un rayo, tomándolo desprevenido mientras contemplaba las formas expuestas de del chico, piel y cuello en conjunto.
Mikoto permanecía levemente inclinado hacia adelante, probablemente para evitar que su cabello ocultara el lugar que estaba señalando, sin embargo, a los ojos de alguien más era una postura bastante sugerente.
Casi lanza una maldición, se había puesto muy duro.
—¿Crees que sería un buen lugar para ponerlo? —la voz de Mikoto sonaba como la miel, era dulce, limpia y estaba poniéndolo en llamas.
—¿Cómo? —preguntó, después de un momento de silencio. Mikoto se dio la vuelta y le miró, completamente ignorante de lo que pasaba por la mente de Mars.
—El tatuaje, escuché que ahí duele mucho —él parecía preocupado, como si estuviera contemplando seriamente el tatuarse. Mars se acomodó en la silla, tratando de no delatarse.
—No lo sé, depende de la persona —explicó, tratando de hilar pensamientos coherentes después del embarazoso momento. Estaba rezando porque Mikoto no se diera cuenta de nada, sobre todo porque seguramente terminaría por echarlo de la casa si lo notaba—. Yo tengo uno en el ante brazo, me dolió hasta el alma, pero mi hermana se tatuó conmigo y estaba como si nada —explicó. El recuerdo de su hermana hizo que se le bajara de golpe. Estaba frío de nuevo.
—¿En serio? ¿Puedes enseñármelo? —Mikoto se le acercó un poco, por lo general era el tipo de persona que rehuía al contacto físico, pero Mars tenía la teoría de que la verdadera personalidad de Mikoto era extremadamente cariñosa.
—Por supuesto —Mars se jaló la manga de la camisa y le mostró un elaborado diseño con un pez koi. En ese momento el pez estaba un poco desteñido porque hacía tiempo que no lo retocaba, pero de todas formas Mikoto parecía fascinado.
—Qué bonito —dijo, tomándolo del brazo con un toque suave. El chico se inclinó hacia él para admirar con más detalles la imagen, sus ojos brillaban observando el dibujo y Mars hacía lo posible por no aspirar la loción cítrica que emanaba al moverse.
—Puedo llevarte con mi amigo si quieres que te haga uno, solo avísame —comentó mientras hacía una nota mental, recordándose que necesitaba tener sexo pronto.
—Oh, no, está bien, deben ser caros, además, no me atrevería a hacerme uno —comentó, pensando en lo tremendo que sería para su familia si se enteraban que estaba tatuado. Iban a gritarle hasta el próximo año.
—Avísame si cambias de opinión —dijo con una sonrisa divertida, mientras examinaba el rostro de Mikoto. Definitivamente era adorable, pero no era su tipo, estaba casi seguro de eso, sin embargo, entre más lo observaba los pensamientos sucios comenzaban a desbordarse dentro de él. Mikoto también era encantador y Mars se consideraba un hombre saludable y vigoroso que solía escuchar a su cuerpo cuando este tenía necesidades.
Haciendo cuentas notó que en serio hacía bastante tiempo desde que no había tenido sexo, al menos, bastante tiempo para alguien que solía tener aventuras frecuentes. Una de las cosas que le gustaba de la idea de tener una pareja fija era poder estar con alguien con quien fuese compatible en la cama, pero desde que las cosas salieron mal con Chris la suerte se le fue y las parejas eventuales solían implicarse rápidamente.
Mars disfrutaba de las relaciones libres mientras las dos personas estaban de acuerdo, él no era de los que prometían amor para obtener sexo, siempre fue claro con sus compañeros y en su mayoría, sabían atenerse a las consecuencias de la implicación emocional, pero mirando a Mikoto no se lo imaginaba manteniendo el corazón fuera de la cama.
Mikoto era una persona de pareja, por lo que Mars se dijo a si mismo que por muy caliente que le pusiera, sería mejor evitar aquella clase de conversación, porque, aunque tuviera necesidades carnales, se había dado cuenta que Mikoto mitigaba otro tipo de deseos: los de compañía y comodidad.
—Te quedaste pensativo —Mikoto lo observaba con la expresión en blanco, probablemente estaba tratando de encontrar una razón para el comportamiento de Mars.
—Es que acabo de recordar que tengo una cita —le explicó—. Me tengo que ir.
—¿Una cita? —los ojos del chico lo miraron interesado. Una sonrisa brillante apareció en su rostro—. ¿Es con el vecino? ¿El que te dio su número?
Mars lo observó, era obvio que, aunque él hubiese tenido una reacción física al cuerpo de Mikoto, el chico no estaba para nada interesado.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo, midiendo muy bien sus palabras.
—¿Eh? —El cambio de tema lo tomó por sorpresa—. Claro, pregunta.
—Me imagino la respuesta, pero de todas formas quiero saber ¿Alguna vez has tenido sexo casual? —habló con toda la naturalidad del mundo porque no quería que Mikoto se sintiera incómodo, aunque teniendo en cuenta el tema que estaba abordando, era casi seguro que pasaría—. No tienes que responder si no quieres —aclaró de inmediato.
Mikoto lo miró sorprendido, durante un momento no consiguió hilar sus pensamientos, pero después y para su sorpresa, el chico se quedó pareció considerar su respuesta.
—Pues no —dijo finalmente, soltando una risita nerviosa. Mars lo miró sorprendido y luego soltó una carcajada.
—¿Por qué lo has dudado? —preguntó, intrigado por este hecho.
—Perdón, es que me he dado cuenta que en realidad no he tenido sexo con nadie aparte de Harry —le explicó bajando la cabeza, un poco nervioso.
—Entonces supongo que no tienes con quien comparar —dijo en tono jocoso—. No me puedo imaginar a Harry haciéndolo, perdona, pero además de que no nos llevamos bien, él es tan serio que, si su corazón latiera un poco más lento, se transformaría en piedra —comentó y la verdad estaba siendo amable con su descripción.
Mikoto lo observó, sorprendido, a pesar de que sabía que a Harry no le agradaba del todo Mars, no se imaginaba que el asunto fuera recíproco. Este, al darse cuenta de su expresión, le dedicó una pequeña sonrisa resignada.
—No me pongas esa cara, dadas nuestras circunstancias, creo que deberías hacerte una idea de por qué no nos caemos bien —comentó, tratando de quitarle importancia al asunto.
De inmediato la mente de Mikoto lo llevó a Chris.
—Lo siento —dijo bajando la cabeza, apenado—. No me había puesto a pensar en el tema.
Mars le sonrió, negando con la cabeza.
—No te preocupes, yo no me la paso todo el día ideando planes para destruirlo —comentó encogiéndose de hombros—. Simplemente preferiría no cruzarme con él —por supuesto, procuraba alejarse de Harry por el bien de todos. Puede que muchos no lo supieran, pero el tipo era de temer y él no planeaba acarrearse problemas innecesarios.
—¿Querías mucho a Chris? —se atrevió a preguntar después de varios segundos.
—Bueno —Mars suspiró—. Más o menos.
La respuesta dejó a Mikoto un poco aturdido.
—¿Le guardas rencor? —de inmediato se sintió muy mal por preguntar. No le gustaba la idea de que Mars se agobiara por la ruptura con Chris, le ponía muy triste pensar que hayan tenido que pasar por una experiencia similar a la suya con Harry.
—No le guardo nada, por eso terminé con él —comentó, mirando hacia el vacío y después de pensárselo mejor, negó con la cabeza para corregirse—. En realidad, supongo que le guardo cariño, pero es porque nos conocimos hace mucho tiempo. Hay cosas que son difíciles de olvidar —explicó con simpleza.
Mikoto se sintió un poco mareado, estaba seguro de que Chris había dicho que terminó con Mars porque había sido engañado, pero no le parecía que Mars fuera capaz de algo así. Ahora que lo conocía mejor, su opinión del hombre no le dejaba concebir esa idea.
—¿Puedo saber por qué terminaron? —su mirada era cautelosa, al igual que su tono al hablar, no estaba seguro de querer escuchar esa historia, o de que Mars confiara tanto en él como para contársela, pero al mismo tiempo quería ayudarlo, de la manera que fuera. Quizá si conociese las circunstancias, podría consolarlo.
Mars suspiró enderezándose, su rostro se tornó pensativo.
—Bueno, imagina que llevas mucho tiempo queriendo un caramelo, lo deseas con todas tus fuerzas y no hay día en el que no pienses en ello —explicó, consiguiendo que Mikoto lo mirara, pasmado por la forma en que estaba abordando el tema.
—¿Un caramelo? —preguntó, parpadeando.
—Exacto, un caramelo que deseas con tu alma y cuando por fin consigues probarlo, te das cuenta que el caramelo estaba pasado —espetó, soltando un suspiro—. Eso fue lo que ocurrió con Chris, por eso terminamos.
—Suena mal —Mikoto lo miró con los ojos muy abiertos.
—Pero no fue tan terrible —explicó—. Sigo vivo ¿No es cierto? —una sonrisa apareció en sus labios y sus ojos brillaron juguetones.
Mikoto no conseguía entender del todo lo que había pasado. Tenía ganas de golpearse por ser tan tonto, pero aquella expresión sincera y el tono relajado de Mars lo hicieron sonreír, porque era verdad, seguían vivos y mientras lo estuvieran, lo demás daba igual.
Ya viene el poderosísimo encuentro de Mars y Chris xD
Por cierto, si les gusta la historia recuerden que me ayudan mucho recomendándola a sus amigos o dejando una estrellita y un comentario. <3