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By Ignapotter

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โ”โ”๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
โ”โ”๐ฉ๐ซ๐จ๐ฅ๐จ๐ ๐ฎ๐ž
โ”โ”โ”๐•๐Ž๐‹. ๐Ÿ โ ๐œ๐š๐ฅ๐ข๐ณ ๐๐ž ๐Ÿ๐ฎ๐ž๐ ๐จ โž
i. cassiopeia black
ii. la invitaciรณn de draco malfoy
iii. el hurรณn saltarรญn
v. campeรณn de hogwarts
vi. beso inesperado
vii. la primera prueba
viii. baile de navidad
ix. el huevo y la segunda prueba
x. el regreso de canuto y magnus saucet
xi. sentimientos de la tercera prueba
xii. "estรกn vivos"
โ”โ”โ”๐•๐Ž๐‹. ๐Ÿ โ ๐จ๐ซ๐๐ž๐ง ๐๐ž๐ฅ ๐Ÿ๐žฬ๐ง๐ข๐ฑ โž
xiii. los potter
xiv. reencuentros familiares
xv. discusiones
xvi. r.a.b
xvii. aclaraciones
xviii. umbridge
xix. los celos de cassie
xx. castigo con umbridge
xxi. una noche juntos
xxii. el juramento de la garrita
xxiii. michelle, the beatles
xxiv. el libro de rose mansour
xxv. a weasley vamos a coronar
xxvi. sala de menesteres
xxvii. seรฑor weasley
xxviii. san mungo
xxix. navidad
xxx. fuga en masa en azkaban
xxxi. expecto patronum
xxxii. perfecta
xxxiii. gemelos weasley
xxxiv. timos
xxxv. canuto
xxxvi. departamento de misterios pt.I
xxxvii. departamento de misterios pt. II
xxxviii. pรฉrdida
๏ฟผ โ”โ”โ”๐•๐Ž๐‹. ๐Ÿ‘ โ๐„๐ฅ ๐ฆ๐ข๐ฌ๐ญ๐ž๐ซ๐ข๐จ ๐๐ž๐ฅ ๐ฉ๐ซ๐ขฬ๐ง๐œ๐ข๐ฉ๐žโž
xxxix. la madriguera
xl. (des)ilusiรณn
xli. sortilegios weasley
xlii. club de las eminencias
xliii. la victoria de snape
xliv. amortentia
xlv. quidditch
xlvi. katie bell
xlvii. felix felicis
xlviii. fiesta de slughorn
xlix. feliz navidad
l. despacho de slughorn
li. nosotros
lii. aragog
liii. sectumsempra
liv. torre de astronomรญa
lv. el sepulcro blanco
โ”โ”โ”๐•๐Ž๐‹. ๐Ÿ’ โ๐‹๐š๐ฌ ๐ซ๐ž๐ฅ๐ข๐ช๐ฎ๐ข๐š๐ฌ ๐๐ž ๐ฅ๐š ๐ฆ๐ฎ๐ž๐ซ๐ญ๐žโž
lvi. los nueve potters
lvii. los delacour
lviii. el legado de dumbledore
lix. la boda
lx. grimmauld place
lxi. regulus black
lxii. huida
lxiii. adiรณs
lxiv. peligro
lxv. los mansour
lxvi. almas gemelas
lxvii. tenemos a potter
lxviii. el refugio
lxix. gringotts
lxx. el รบltimo escondite
lxxi. aberforth dumbledore
lxxii. hogwarts
lxxiii. batalla de hogwarts pt.i
lxxiv. batalla de hogwarts pt.ii
lxxv. batalla de hogwarts pt.iii
lxxvi. batalla de hogwarts pt.iv
lxxvii. batalla de hogwarts pt.v
โ”โ”โ”๐•๐Ž๐‹. ๐Ÿ“ โ๐ƒ๐ž๐ฌ๐ฉ๐ฎ๐žฬ๐ฌ ๐๐ž ๐ฅ๐š ๐ ๐ฎ๐ž๐ซ๐ซ๐šโž
- snitch.
- eternos
- Potter Black
- reuniรณn familiar
๐„๐ฉ๐ข๐ฅ๐จ๐ ๐ฎ๐ž
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š ๐ข๐ข
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š ๐ข๐ข๐ข
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š ๐ข๐ฏ (๐๐ซ๐š๐œ๐จ'๐ฌ ๐ฏ๐ž๐ซ๐ฌ๐ข๐จ๐ง)
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š ๐ฏ
๐ž๐ฑ๐ญ๐ซ๐š ๐ฏ๐ข

iv. beauxbatons y durmstrang

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By Ignapotter

╔══════ ❀•°❀°•❀ ══════╗

«Beauxbatons y Durmstrang.»

╚══════ ❀•°❀°•❀ ══════╝

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

La lechuza de Harry apareció en la Sala Común de Gryffindor la mismo tiempo que entraba Cassiopeia. La castaña vio una lechuza blanca posada en el alféizar.

– ¡Hedwig! –gritó Harry, y se levantó de un salto para ir al otro lado de la sala común a abrir la ventana.

Hedwig entró, cruzó la sala volando y se posó en la mesa, sobre las predicciones de Harry.

– ¿Es de él? – Cassie se acercó a Harry y este no pudo apartarla de su lado. Era su padre y tenía todo el derecho a saber de él.

– ¡Trae la contestación! –dijo Ron nervioso, señalando el mugriento trozo de pergamino que Hedwig llevaba atado a la pata.

– ¿Le hablaron y no me dijeron? –Cassie negó con la cabeza, chasqueando la lengua– igual de traidores que Pettigrew...

Harry se dio prisa en desatarlo y se sentó para leerlo. Una vez desprendida de su carga, Hedwig aleteó hasta posarse en una de sus rodillas, ululando suavemente.

—¿Qué dice? —preguntó Hermione con impaciencia.

La carta era muy corta, y parecía escrita con mucha premura. Harry la leyó en voz alta:

Harry:

Salgo ahora mismo hacia el norte. Esta noticia de que tu cicatriz te ha
dolido se suma a una serie de extraños rumores que me han llegado hasta aquí. Si vuelve a dolerte, ve directamente a Dumbledore. Me han dicho que ha sacado a Ojoloco de su retiro, lo que significa que al menos él está al tanto de los indicios, aunque sea el único.

Estaremos pronto en contacto. Un fuerte abrazo a Ron, Hermione y Cassie. Abre los ojos, Harry.

Pd: Cassie, si lees esto. Te quiero mucho, hija. No veo la hora de volver contigo.

Sirius.

Así que te duele la cicatriz y lo primero que haces es decírselo a un prófugo de la justicia. ¡Muy bien, Potter! –Cassie aplaudía con sarcasmo.– ¿Al menos planeabas decirme que te dolía el rayito ese?

– Cassiopeia, ni siquiera somos amigos –espetó un enfadado Harry. Debía lidiar con el obstinado de su padrino y con la odiosa de su hija.

– Si te preocupas por mi padre, al menos ten el descaro de decirme las cosas antes de ponerlo en peligro. Idiota –Cassie se alejó de la carta y pasó al lado de Harry, pasando a llevar su hombro.







(...)

Finalmente llegó el día de la llegada de los representantes de Beauxbatons y Durmstrang. A Cassie no le hacía ninguna gracia el torneo, quizás en otras circunstancias de la vida, hasta participaría, pero cuando tienes a Harry Potter entre tus compañeros de curso, estos eventos no hacen nada de gracia. Lo único que podía rescatar de esto, fue que la clase de pociones duró menos de lo usual y eso la hacía feliz, odiaba con su vida aquella asignatura. El profesor Snape le tenía un odio irracional y Cassie sabía perfectamente que era por su padre ¡Pero qué hombre más inmaduro!

Sus pensamientos se esfumaron en el momento en que Cassie divisó una gigantesca forma negra, pasó por encima de las copas de los árboles del bosque prohibido casi rozándolas, y la luz que provenía del castillo la iluminó, vieron que se trataba de un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia ellos tirado por una docena de caballos alados de color tostado pero con la crin y la cola blancas, cada uno del tamaño de un elefante. Un muchacho vestido con túnica de color azul pálido saltó del carruaje al suelo, hizo una inclinación, buscó con las manos durante un momento algo en el suelo del carruaje y desplegó una escalerilla dorada. Respetuosamente, retrocedió un paso. Cassie reconoció de inmediato el colegio, eran los franceses.

Entonces se vio un zapato negro brillante, con tacón alto, que salía del interior del carruaje. Era un zapato del mismo tamaño que un trineo infantil. Al zapato le siguió, casi inmediatamente, una mujer gigantesca. Las dimensiones del carruaje y de los caballos quedaron inmediatamente explicadas. Algunos ahogaron un grito.

Al dar unos pasos entró de lleno en la zona iluminada por la luz del vestíbulo, y ésta reveló un hermoso rostro de piel morena, unos ojos cristalinos grandes y negros, y una nariz afilada. Llevaba el pelo recogido por detrás, en la base del cuello, en un moño reluciente. Sus ropas eran de satén negro, y una multitud de cuentas de ópalo brillaban alrededor de la garganta y en sus gruesos dedos. Dumbledore comenzó a aplaudir. Todos comenzaron a aplaudir, menos Cassie; la chica maldecía internamente su altura. No veía nada y eso la enojaba.

–Mi querida Madame Maxime —dijo – bienvenida a Hogwarts.

– «Dumbledog» –repuso Madame Maxime, con una voz profunda– «espego» que esté bien.

–En excelente forma, gracias –respondió Dumbledore.

Unos doce alumnos, chicos y chicas, tiritaban de frío y a Cassie no le pareció nada extraño, pues sus túnicas parecían de tela fina. Todos parecían rodear los 20 años. Ni siquiera prestaba atención a la conversación de los directores.

– ¿No oyes algo? –Evan Murphy se posicionó a su lado y pasó un brazo por sus hombros.

Evan Murphy era dos años mayor que Cassie y siempre se las ingeniaba para estar con ella. Eran muy buenos amigos.

– ¡El lago! –gritó Lee Jordan, señalando hacia él– ¡Miren el lago!

Desde su posición en lo alto de la ladera, desde la que se divisaban los terrenos del colegio, tenían una buena perspectiva de la lisa superficie negra del agua. Y en aquellos momentos esta superficie no era lisa en absoluto. Algo se agitaba bajo el centro del lago. Aparecieron grandes burbujas, y luego se formaron unas olas que iban a morir a las embarradas orillas.

– ¿Qué rayos con las entradas? ¿No crees que son algo exageradas? –le susurró Cassie al mayor.

Del barco descendieron los que se suponían eran los alumnos de Durmstrang. Tenían la contextura de Crabbe y Goyle.




(...)


–¡No me lo puedo creer! –exclamó Ron asombrado cuando los alumnos de Hogwarts, formados en fila, volvían a subir la escalinata tras la comitiva de Durmstran– ¡Krum, Harry! ¡Es Viktor Krum!

—¡Ron, por Dios, no es más que un jugador de quidditch! —dijo Hermione.

– ¿Nada más que un jugador de quidditch? –repitió Ron, mirándola como si no pudiera dar crédito a sus oídos–. ¡Es uno de los mejores buscadores del mundo, Hermione! ¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!

– Hermione, si fuera tú me pondría celosa de Krum...–le susurró a la chica de cabello arañado, quien intentaba disimular un sonrojo.

Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino al Gran Comedor, Harry vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para poder distinguir la nuca de Krum. Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?

– ¡Qué exageradas! –exclamaron las dos castañas al mismo tiempo.

– Voy a intentar conseguir su autógrafo —dijo Ron– No llevarás una pluma, ¿verdad, Harry?

—Las dejé todas en la mochila —contestó.

– ¿Y tú, Cassie? –la castaña asintió y la cara del pelirrojo se iluminó.– ¡Apresúrate!

– 5 galeones.

Ron soltó un gruñido.

– ¡Somos amigos!

– 6 galeones.

Se dirigieron a la mesa de Gryffindor. Ron puso mucho interés en sentarse orientado hacia la puerta de entrada, porque Krum y sus compañeros de Durmstrang seguían amontonados junto a ella sin saber dónde sentarse. Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica. Tres de ellos se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.

—¡Aquí! ¡Ven a sentarte aquí! —decía Ron entre dientes—. ¡Aquí! Hermione, hazte a un lado para hacerle sitio...

– ¿Qué?

–Demasiado tarde –se lamentó Ron.

Krum y sus compañeros se sentaron en la mesa de Slytherin. Draco se inclinó para dirigirse a Krum.

– Sí, muy bien, hazle la pelota, Malfoy –dijo Ron de forma mordaz–. Apuesto algo a que Krum no tarda en calarte... Seguro que tiene montones de gente lisonjeándolo todo el día... ¿Dónde creéis que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry... No me importaría dejarle mi cama: yo puedo dormir en una plegable.

Hermione exhaló un sonoro resoplido.

– ¡Ron, estás peor que Hermione en segundo año!

– Parece que están mucho más contentos que los de Beauxbatons –comentó Harry.

Los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos cogían los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados.

Cassie no pudo disimular un suspiro cuando se fijó mejor en los estudiantes de los colegios. Los chicos de Beauxbatons se veían bastante refinados y de aspecto alejante, mientras que los de Durmstrang parecían chicos rudos y algo bárbaros. La castaña ni siquiera notó que un chico de gafas rodaba los ojos a su lado.

–Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes –dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros–. Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.

– ¡Nadie te obliga a quedarte! –susurró Hermione, irritada con ella.

– Ya Hermione, te saldrán canas.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dumbledore—. ¡Ahora os invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!

Cassie conocía muy bien qué clase de persona era Karkarov y sabía que no debía fiarse de él.

Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros.

—¿Qué es esto? —dijo Ron, señalando una larga sopera llena de una especie de guiso de marisco que había al lado de un familiar pastel de carne y riñones.

– Bullabesa –repuso Cassie.

– La tuya, por si acaso. –replicó Ron.

–Es un plato francés –explicó Hermione–. Lo probé en vacaciones, este verano no, el anterior, y es muy rica.

–Te creo sin necesidad de probarla –dijo Ron sirviéndose pastel.

El Gran Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte estudiantes más que de costumbre. Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de colores diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts. Una vez desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo sangre.

– «Pegdonad», ¿no «queguéis» bouillabaisse?

Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de Dumbledore. Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo rubio plateado le caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los dientes muy blancos y regulares. Cassie creyó que era una de las chicas más lindas que había visto en su vida.

Ron se puso colorado. La miró, abrió la boca para contestar, pero de ella no salió nada más que un débil gorjeo.

– Puedes llevártela –le dijo Hermione, acercándole a la chica la sopera.

—¿Habéis «tegminado» con ella?

–Sí –repuso Ron sin aliento–. Sí, es deliciosa.

La chica cogió la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw. Ron
seguía mirándola con ojos desorbitados, como si nunca hubiera visto una chica.

–¡Es una veela! –le dijo a Harry con voz ronca.

Harry pareció no escucharlo, ya que estaba bastante preocupado de discutir con Cassie sobre géneros musicales muggles.

– ¡No puedo creer que no te guste take on me, Potter!

– Iugh, no. ¿Qué pensaría mi padre si supiera que me gusta ese tipo de música?

– Primero, James está muerto –Cassie alzó una ceja– y segundo, ¡A tu padre le gustaba ABBA!

– ¡Qué dices! ¿Quién te dijo esa mentira?

– Sirius.

Mientras, Hermione y Ron parecían tener una discusión parecida.

—¡Por supuesto que no lo es! —repuso Hermione ásperamente—. No veo que nadie más se haya quedado mirándola con la boca abierta como un idiota.

Pero no estaba totalmente en lo cierto. Cuando la chica cruzó el Gran Comedor muchos chicos volvieron la cabeza, y algunos se quedaban sin habla, igual que Ron.

– ¡Te digo que no es una chica normal! – exclamó Ron, haciéndose a un lado para verla mejor–, ¡Las de Hogwarts no están tan bien!

– ¿Acaso eres ciego como Harry o no te has dado cuenta que soy hermosa, Weasley? –Cassie negó con la cabeza, completamente ofendida por el comentario de su amigo.

– En Hogwarts las que hay están muy bien —contestó Harry, sin pensar. Daba la casualidad de que Cho Chang estaba sentada a unas pocas sillas de distancia de la chica del pelo plateado.
Cassie hizo una mueca de desagrado. No sabía si su gesto se debía por cómo se referían a las chicas de Hogwarts o por el comentario de Harry en particular.

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