Desanimado era poco para describir como se estaba sintiendo después de la charla con su madre en el teléfono.
Se sentía como un desecho humano, alguien que no había pasado la prueba de calidad y ahora existía solo para hacer el mundo un lugar incómodo y triste. Durante la noche pudo pasar el rato con Nara hablando y riendo, pero la sombra de la conversación lo persiguió incluso cuanto estaba divirtiéndose y se manifestó como una inquietud debajo de la piel.
Mikoto tomó su celular y le preguntó a Mars si iría de visita pronto, pero al parecer había bastante trabajo en la oficina, por lo que estaría muy ocupado en esos días. Aquello aumentó su preocupación, quería que Mars conociera a Nara, que se hicieran amigos, tenía mucho miedo de que no se llevaran bien.
Durmió pocas horas porque no dejaba de darle vueltas al asunto.
La mañana del sábado su amiga se paró muy temprano, le hizo de desayunar y lo sorprendió con planes para el resto del día que le devolvieron un poco el ánimo.
—Podemos ir a la pista de patinaje, será muy divertido. Daremos vueltas y fingiremos que somos profesionales —comentó emocionada. A Mikoto aquella le pareció una idea estupenda y antes de darse cuenta ya se había embarcado en una aventura de fin de semana con Nara.
Como era sábado había poca gente cuando llegaron. Ellos solían patinar bastante cuando estaban en la preparatoria y por regla los horarios de la tarde eran los más concurridos, por lo que no fue raro solo ver a un par de personas divirtiéndose en la pista.
Eso estaba bien, porque a ninguno le gustaban las grandes multitudes.
—Hace mucho frío —Mikoto se abrazó a si mismo mientras se estabilizaba sobre el hielo, hacía tanto tiempo que no iba que todo se le antojó muy extraño. Nara, sin embargo, parecía completamente en su área.
—Afuera está fresco, imagínate aquí —comentó, mientras comenzaba a andar y se preparaba para tomar velocidad. Ella rodeo a Mikoto con una sonrisa en los labios—. ¡Vamos! —espetó.
—¡Espérame! —él se deslizó detrás de su amiga lo más rápido que pudo hasta que la alcanzó. Ellos eran muy buenos sobre el hielo y era de las pocas actividades físicas que ambos disfrutaban. Había algo liberador en toda la adrenalina y el frío colándose debajo de su piel. De repente Mikoto pudo olvidarse de la pena que se había instalado en su pecho después del intercambio de palabras con su madre.
Por supuesto, todavía se sentía un poco oxidado por culpa de los días tan terribles que tuvo después de la ruptura, pero se notaba, por su agilidad, que todavía recordaba como patinar.
—¡Vamos Mikoto! —la música estaba alta, la gente de la pista se había esforzado por crear un ambiente y que las personas que estaban ahí se quedaran más tiempo. Aunque eran pocos todos se la estaban pasando bien y eso le gustó.
Eufórico corrió detrás de Nara tratando de alcanzarla, mientras los ecos de sus voces lo llevaban a tiempos más felices, cuando eran muy jóvenes y disfrutaban de las cosas pequeñas sin preocupación. Él consiguió alcanzarla antes de lo planeado y eso causó que perdieran el equilibrio y se cayeran al suelo, pero se estaban riendo tanto que no les importó demasiado que uno de los trabajadores les gritara que tuvieran cuidado.
Ellos se estaban levantando entre risas y tratando de superar la repentina torpeza que los había invadido, que no se dieron cuenta que se encontraban muy cerca de la entrada, donde dos personas estaban paradas, esperando su turno para entrar.
Mikoto fingió sacudirle un inexistente polvo a Nara, mientras que ella se río más alto por lo ridículo que era aquello, sin embargo, las risas se detuvieron de golpe cuando Mikoto se giró para disculparse con los patinadores que trataban de entrar en la pista, encontrándose con la mirada gélida que lo miraba de pies a cabeza.
Los malos tragos repentinos parecían seguirlo sin descanso esa semana.
Harry estaba ahí, observándolo sin decir una palabra, como si estuviera examinando un diseño particularmente estándar. No parecía la manera en que mirarías a un ex con el que estuviste alrededor de cinco años y con quien supuestamente tuviste una ruptura amistosa.
Mikoto se asustó un poco al verlo y retrocedió sin darse cuenta, pero después de varios segundos notó que aquella era la cara habitual de Harry: seria y pragmática.
De inmediato se sintió como un tonto.
—Hey, hola —dijo. Harry no mostró signos de perturbación al saludarlo, mientras que a él los nervios le formaban un nudo en el estómago.
El hombre no sonrió, pero eso también era normal, él no era una persona expresiva.
—Hola —la voz de Mikoto sonó un poco más aguda de lo normal. Sus ojos se movieron rápidamente hacia la persona que estaba al lado de Harry, Chris, quien no pudo mantener la mirada y bajó la cabeza en cuando hicieron contacto visual.
Aquel gesto le causó una profunda impresión, no tenía idea de por qué, pero Chris se veía un poco avergonzado.
—Hola Nara —Harry se dirigió directamente a su amiga, observándola con un gesto extraño. Ella le respondió con una especie de gruñido, a Nara no le caía bien Harry y era obvio que estaba más que dispuesta a demostrarlo.
—¿Viniste a patinar? —Mikoto sabía que era una pregunta extraña, pero pensó que era válido teniendo en cuenta que al hombre no le gustaban los lugares tan públicos. Harry disfrutaba muchísimo más de los sitios exclusivos y elegantes, donde no hubiera gente gritona y niños alrededor.
Sin poder evitarlo su pecho se oprimió. Había pasado el último año deseando con todas sus fuerzas volver a ver al hombre y ahora que lo tenía adelante no sabía qué hacer. Quizás unas semanas atrás se había desmoronado tratando de rogarle, se habría puesto de rodillas y besado sus pies, pero en ese momento solo podía contemplar el rostro de alguien que a todas luces ya no lo amaba y que además estaba sosteniendo la mano de alguien más.
Porque Mikoto no habría podido ignorar ese detalle ni, aunque quisiera.
—Vinimos a patinar, alguien estaba demasiado hiperactivo como para quedarse en casa —comentó y Chris frunció el ceño, mirando a Harry con cierta molestia, pero no dijo nada al respecto.
—Oh —había algo implícito en la manera en que lo dijo, parecía que estuviera recordándole el hecho de que había elegido a Chris por encima de él, pero Mikoto no quiso pensar mucho en eso, porque no creía que aquellas palabras hubiesen sido dichas con mala intención.
—Nosotros ya nos vamos, fue un gusto verlos —Nara tenía el ceño fruncido al tiempo que tiraba de Mikoto para que salieran de la pista sin importarle que ellos estuvieran parados ahí.
Harry se hizo a un lado para que pasaran, pero no parecía dispuesto a dejarlos ir tan fácilmente.
—Oh, pero parecía que se estaban divirtiendo —comentó de manera desenfadada. Nara resopló sin contestarle y sentó a Mikoto pidiéndole que se sacara los patines. Este obedeció sin poner demasiada resistencia, su mente estaba turbada y sus sentimientos hechos un lío. El nudo que tenía en el estómago era tan denso que sentía el cuerpo entumecido.
—Vamos a patinar Harry —espetó Chris, tirando de su novio hacia el hielo, dando por concluido el encuentro.
Una vez que estuvieron fuera de las instalaciones Mikoto sintió que se mareaba. Estaba tan enfermo de aquella situación que apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie.
El cielo estaba despejado ese día y también muy azul, como un paisaje de mentiras, pero ni siquiera aquella vista tan bonita pudo detener sus lágrimas cuando comenzaron a salir.
Nara lo observó, sintiendo que su corazón también se rompía y lo rodeo en un abrazo mientras trataba de darle ánimos.
—Está bien —le dijo una y otra vez—. Lo hiciste muy bien.
Pero Mikoto tenía la sensación de que no había hecho nada más que ponerse en ridículo.
Estaba usando un banner azul para las redes sociales, pero la neta me gusta más este que es como color melón.
Y nada, ojalá les esté gustando la historia. <3